Una mirada a “Las aventuras de Huckleberry Finn” 130 años después de su primera edición

Ilustración de E. W. Kemble, 1884.

En el 2014 se cumplieron 130 años de la aparición de un clásico de las letras de Estados Unidos: Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain (seudónimo del periodista y narrador Samuel L. Clemens). La primera edición fue realizada en Inglaterra, en 1884; un año más tarde, se publicó en Estados Unidos. Ambas ediciones incluyeron ilustraciones del dibujante E. W. Kemble.

A pesar del tiempo transcurrido, la novela de Twain conserva una asombrosa lozanía y una gran capacidad para generar disímiles lecturas y hasta encendidas polémicas (sobre todo entre los paladines de lo políticamente correcto). Los críticos continúan acercándose a este libro inagotable, que a lo largo del tiempo ha recibido elogios de creadores como Ernest Hemingway y Norman Mailer, y hallándole nuevas aristas e interpretaciones. Una muestra de ello es el estudio La voz del vagabundo: Huckleberry Finn o el viaje del héroe secundario, del escritor e investigador literario mexicano Adolfo Córdova.

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Para descargar en versión digital formato PDF: “De raíces y sueños. 50 libros para niños y jóvenes de autores latinos de Estados Unidos”

De raices y suenos Fundacion Cuatrogatos y CEPLI

Los invitamos a descargar gratuitamente la versión digital, en formato PDF, de la guía De raíces y sueños. 50 libros para niños y jóvenes de autores latinos de Estados Unidos, fruto de un proyecto de colaboración entre el Centro de Estudios de Promoción de Lectura y Literatura Infantil (CEPLI), de la Universidad Castilla-La Mancha, en España, y nuestra Fundación Cuatrogatos.

Esta obra, que tiene como objetivo difundir el trabajo de los escritores hispanounidenses que trabajan para los lectores infantiles y juveniles en Estados Unidos, fue coordinada por Sergio Andricaín, Pedro C. Cerrillo y Antonio Orlando Rodríguez. Su publicación estuvo a cargo de Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.

La Fundación Cuatrogatos agradece a 3MINDWARE Inc. su valiosa ayuda para poner este material al alcance de un mayor número de lectores. Se recomienda tener el programa Adobe Reader.

Pueden descargar el libro De raíces y sueños aquí.

Viernes 31 de octubre, en Miami: Homenaje al centenario de “Platero y yo”

mi platero para Play Time!

“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro”. Para varias generaciones de lectores hispanoamericanos, estas primeras líneas del libro Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, están grabadas profundamente en su memoria afectiva.

El viernes 31 de octubre, a las 8:00 p.m., la Fundación Cuatrogatos, Artefactus Cultural Project y el Centro Cultural Español de Miami presentarán la velada Homenaje al centenario de Platero y yo.

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Seminario de Literatura Infantil de Medellín: ¿quién dijo que 20 años es nada?


En Colombia, el Seminario de Literatura Infantil de Medellín celebró su vigésimo aniversario con la publicación de la antología Memorias Seminario de Literatura Infantil y Juvenil 1988-2011, en la que se reúnen algunas de las conferencias más significativas presentadas en sus sesiones.

En un recuento sobre la trayectoria del evento que precede a las ponencias, Luis Bernardo Yepes escribe: “Año tras año, el gran público que ha asistido al Seminario de Literatura Infantil ha demostrado la importancia y la necesidad de este espacio académico, convirtiéndolo en uno de los eventos de promoción de lectura más importantes del país y el evento con mayor trayectoria en este campo”. Actualmente el seminario, que se realiza en septiembre durante la Fiesta del Libro, forma parte de las acciones del Plan Municipal de Lectura Medellín, una ciudad para leer y escribir.

La selección fue realizada por la bibliotecóloga Gloria María Rodríguez y da cabida, entre otros, a trabajos como La otra lectura, de Fanuel Díaz (Venezuela), presentado en el seminario de 1992; Brrrr… ¡Quién dijo miedo!, de Yolanda Reyes (Colombia), presentado en 1994; La familia en la literatura infantil y juvenil contemporánea: una aproximación, de Antonio Orlando Rodríguez (Cuba), en 1995; En torno a la poesía, los niños y la escuela, de Sergio Andricaín (Cuba), en 1996; Quién es quién en la literatura infantil colombiana contemporánea, de Beatriz Helena Robledo (Colombia), en 1996; El lugar de la lectura o acerca de las ventajas de ser desobediente, de Graciela Montes (Argentina), en 1997; La lectura entre el humor y la censura, de Francisco Hinojosa (México), en 1997; Del rock a la novela de aventuras: la literatura juvenil y sus múltiples posibilidades, de María Elena Maggi (Venezuela), en 1998; Entre letras y mamarrachos: diario de trabajo, de Triunfo Arciniegas (Colombia), en 2002; Formar niños lectores, de Geneviève Patte (Francia), en 2004; Los cuentos que asustan, de Evelio José Rosero (Colombia), en 2005; Escribir para niños: un espejo interior, de Marina Colasanti (Brasil), en 2009, y La literatura infantil y juvenil en América Latina, de Manuel Peña Muñoz (Chile), en 2011.

Como señala Alonso Salazar Jaramillo, alcalde de Medellín, en la introducción de esta recopilación, el Seminario de Literatura Infantil de Medellín es “un proyecto cuyas calidades académicas y humanas ayudaron a marcar el derrotero para la construcción de una política pública de lectura y escritura, cuando otros solamente hablaban el mezquino lenguaje de las armas”.

Entrevista con el escritor mexicano Francisco Hinojosa

Por Diajanida Hernández G., tomado de El Nacional, Caracas, Venezuela

Francisco Hinojosa (Ciudad de México, 1954) es cuentista, poeta, dramaturgo, ensayista y editor. Su obra ha sido traducida al inglés, al portugués y al japonés. Es autor de los libros de cuentos Informe negro (1987), Memorias segadas de un hombre en el fondo bueno y otros cuentos (1995), Cuentos héticos (1996); de las crónicas de viaje Un taxi en L.A. (1995) y Mexican Chicago (1999); y de Tres poemas (1998). Además ha publicado alrededor de veinte libros infantiles.

Hinojosa tiene una trayectoria de más de treinta años como autor de obras dirigidas al público infantil y juvenil. Es el escritor infantil más leído de México; su libro La peor señora del mundo (1992) es un clásico de la literatura para niños y por muchos años ha sido uno de los títulos consentidos del Fondo de Cultura Económica. Las historias de Hinojosa son un juego de humor, fantasía, diversión y risa que han calado en varias generaciones de lectores.

Trabajas con unos lectores particulares: los niños y los jóvenes, ¿podrías describir cómo son esos lectores?

Yo los dividiría en realidad en tres. La edad preescolar, para quien se necesita un escritor muy específico, y quizás no sea yo a pesar de que tengo un par de libros dirigidos a ese lector; después el grueso que son los niños y el joven. En el primer caso te decía que tengo un par de libros, cuando me enfrento con ellos, voy a las escuelas con mucha frecuencia, siempre me cuesta más trabajo mantener la atención, encontrar los verdaderos motivos que disfrutan con un texto; después con los niños se me han dado muy bien; y los jóvenes a quienes no había atendido hasta que finalmente me encontré con dos cuentos que había escrito para adultos que funcionan muy bien con el público juvenil, uno se llama “Los pinches chamacos” y otro se llama “Informe negro”, ese informe negro lo escribí hace treinta y tantos años y la editorial Alfaguara le vio cara de cómic, lo transformó en un cómic.

Has dicho que los niños son lectores más exigentes que los adultos, que si no los atrapa la historia, si no les interesa, la dejan porque hay cosas más importantes que hacer. Entonces, ¿cómo atrapar a ese lector?
Creo que los recursos que tiene la literatura para conquistar, digamos, a un lector niño, que está entre los 6 y los 12 años, son varios: en primer lugar creo que el humor es un punto importante; el juego es otro punto muy importante; encontrar una entrada que atrape al lector, no empezar muy tarde, los niños de hoy necesitan empezar cuanto antes, la literatura del siglo pasado siempre comenzaba con descripciones del paisaje y de pronto empezaba el cuento, y ahora no, los niños necesitan que diga: “en cuanto abrió la puerta ahí estaba el cadáver”, entrar de lleno a la historia; la exageración creo que es otro punto que es importante; el no confundir el cuento, la literatura con otras cosas con las que normalmente se le quiere confundir: la promoción de los valores, la enseñanza, eso lo huelen y saben por donde va. Creo que estos son los principales puntos.

Ahora que hablabas del lector de hoy, podríamos decir que tú has formado generaciones, ¿sientes que tu lector ha cambiado? ¿Has tenido que modificar alguna cosa?

No, fíjate que no, al contrario, gracias a que no me he modificado es que he llegado a otros lectores. Como tú lo decías, ya han pasado algunas generaciones, y me he topado con adultos que escriben o que estudian una carrera afín a las Letras porque empezaron a leer con libros que yo escribí, me lo han dicho, y que han visto que no se quedaron ahí, sino que tienen de mi parte otro tipo de literatura que pueden consumir.

¿Crees que la tecnología le ha restado espacio a la literatura infantil?

Creo que a pesar de eso se sigue leyendo y se sigue escribiendo. La tecnología ha ayudado a que se escriba mucho, ahora todo el mundo está con celulares escribiendo mensajes, correos, el Twitter, todas las redes sociales que están muy en boga, y para escribir es necesario leer, creo que también se está leyendo bastante más, están los libros electrónicos. Ahora, junto a esto ¿qué ha sucedido en la literatura infantil? El libro que más ventas ha tenido, contra todo lo que se podía esperar en el mundo editorial, ha sido Harry Potter, sin duda, durante meses se publicaba, se contaba en los primeros lugares de ventas y es un libro en el que no existe la tecnología.

Hoy en día la tecnología ya no sorprende; yo saco un artefacto, un anillo, y digo: “voy a ver un juego de fútbol, permíteme un segundo”, lo único que vas a decir es: “dónde compro ese anillo”, no te vas a sorprender, eso ya no nos sorprende, y el éxito de Harry Potter nos está mostrando que hay una especie como de nostalgia, de admiración, de lo fantástico, de la magia.

Esta última generación que ha crecido con tantas posibilidades… Y de pronto quisieran como volver a eso, volver hacia esas épocas en las que existía el asombro, una nostalgia del asombro. Y esa nostalgia del asombro está conviviendo con la tecnología.

¿Crees que el cómic hoy juegue un papel importante en la promoción de la lectura, que debe ser incluido en los programas de educación?

Sí, yo creo que sí, y se está haciendo. Acabo de terminar una serie de antologías para primaria, y lo voy hacer también para secundaria, y en todas me encargué que estuvieran historias gráficas, el cómic, las historietas, como una manera distinta de leer, no sólo vamos a leer cuentos o poemas o leyendas, no, hay muchas maneras de leer y una de ellas puede ser la historia gráfica.

La ilustración es un aspecto fundamental dentro de la literatura infantil. Una mala ilustración puede estropear, digamos, una buena historia. Has hablado de la necesidad de que la literatura infantil se nutra de las artes plásticas. Sí se une mucho, los álbumes para niños son comunes, mientras más pequeño es el lector más cantidad de ilustración requiere y entre más vaya creciendo va desapareciendo, pero creo que es un muy buen complemento y que también nos puede ayudar a tener idea más completa, hay imágenes que están para ser leídas mucho más allá de lo que estamos viendo, está contando muchas otras cosas.

Tu relación con El Fisgón ya es una llave probada, ¿qué tiene El Fisgón que se convirtió en el complemento justo para tus historias?

Fue una coincidencia, nos unieron en el primer libro que publicamos y desde entonces se han sucedido unos trece, catorce o quince libros, no recuerdo cuántos, a tal grado que no necesito ver nunca las ilustraciones antes, siempre sé que van a ser la mejor traducción de lo que escribo. Y en otro sentido tenemos también como una competencia en lo que tiene que ver con el humor, con una idea de la política -El Fisgón es un caricaturista político importante en México-, a tal grado que cuando escribo mis cuentos ya los escribo imaginando que están dibujados por El Fisgón, ya les veo la cara como si ya estuvieran dibujados por él.

En tus historias hay un propósito de convertir sentimientos llamémoslos negativos (odio, miedo, rabia) en algo más bien constructivo (humor, risa fantasía).

Sale de una manera natural, creo que es el estilo porque eso se ve no sólo en lo que escribo para niños sino en lo que escribo para adultos, en donde la violencia y la muerte son los principales temas y el arma, la defensa, el escudo que detentan son el humor y el juego, el humor negro en el caso de los adultos.

La peor señora del mundo cambió el paradigma del tema y del tratamiento del personaje en la literatura infantil, ya es un clásico. ¿Sientes que hoy hay que seguir modificando los paradigmas y los temas?

La realidad en la que vivimos pone temas sobre la mesa: violencia, diversidad sexual, la xenofobia, el divorcio, el cambio del modelo de la familia, ¿la literatura infantil debe abordar esos temas? Claro, estoy convencidísimo de que sí. Antes se pensaba que había temas prohibidos para tratar con la literatura infantil. Hoy debemos tratar la diversidad sexual, el secuestro. Por qué no decirlo, el problema no es el tema es cómo decirlo.

Fui invitado por una editorial norteamericana para escribir un cuento para niños y había treinta y cuatro temas prohibidos: la xenofobia, las guerras, las drogas, al final, eran los temas conocidos, y las casas con piscinas, no sé por qué, un absurdo, y hoy creo que eso todavía sigue existiendo, esa prohibición para ciertos sistemas educativos, especialmente, por ejemplo, el norteamericano, que no permite que haya ciertos tópicos en la literatura si quieres que entre en el sistema educativo.

¿Cómo describirías la poética de tus libros infantiles y juveniles?

Creo que lo que más los podría unir es el juego. El juego como tema, por una parte, y el juego como interacción con el lector y eso a través del humor, el absurdo y otras cuestiones.

Siempre estoy tratando de proponer un juego, un juego de palabras, un juego de temas. Eso creo que los definiría más que nada.

Duendecito Tomás, canciones para niños desde Colombia

 Acaba de editarse en Medellín, Colombia, el cedé de canciones infantiles Duendecito Tomás, del compositor Juan Felipe Restrepo. Se trata de once canciones interpretadas por Luis Fernanda Cardona y acompañadas a la guitarra por Restrepo. “Estas son las canciones de Tomás, las que sus papás le hemos cantado en sus primeros años para acompañar sus juegos y arrullar sus sueños, canciones que le cantan a la ternura, a la esperanza (a pesar de todo), a los sueños (unos que se alcanzan, otros que se escapan) y a las preguntas que solo la vida puede contestar, canciones que ahora queremos compartir con otros duendecitos y con otras familias”, dice la nota que acompaña al álbum.

Incluye los temas “Ya escucho los pájaros cantar”, “Un duende está durmiendo”, “Cachito de luna”, “Currucutú”, “Duerme, niño duerme”, “Puesta de sol”, “La luna está en el cielo”, “Buenos días, día” y “Despierta, rayito de sol”, con letra y música de Juan Felipe Restrepo. También, dos poemas del autor Antonio Orlando Rodríguez –”Unos y otros” y “Cantar de caminantes”, del libro El rock de la momia y otros versos diversos– musicalizados por el compositor colombiano.

Un excelente disco, que les recomendamos por su calidad musical y poética, su sencillez y su buen gusto. Para obtener mayor información, escribir a juanfelipemesa@gmail.com.

El escolar perezoso, un poema de Jacques Prévert

El escolar perezoso

Dice no con la cabeza
pero dice sí con el corazón
dice sí a lo que quiere
dice no al profesor
está de pie
lo interrogan
le plantean todos los problemas
de pronto estalla en carcajadas
y borra todo
los números y las palabras
los datos y los nombres
las frases y las trampas
y sin cuidarse de la furia del maestro
ni de los gritos de los niños prodigios
con tizas de todos los colores
sobre el pizarrón del infortunio
dibuja el rostro de la felicidad.

De Paroles (1946)
Versión de Aldo Pellegrini

Marina Colasanti y sus historias para almas viajeras

Por Antonio Orlando Rodríguez
Tomado de Artes y letras, suplemento de El Nuevo Herald, Miami.

Lograr un estilo inconfundible es el deseo confeso o escondido de no pocos narradores. Desde su primera colección de cuentos, Una idea toda azul, publicada en 1979, la brasileña, Marina Colasanti, consiguió materializarlo. En títulos posteriores, como Entre la espada y la rosa o Lejos como mi querer, por apenas mencionar dos de los más relevantes, su manera de contar consolidó un sello propio, una certera suma de economía verbal, levedad, transparencia y riqueza de significados que conforman lo que podríamos llamar “el estilo Colasanti”.

Autora de una amplia bibliografía que abarca narrativa, poesía, ensayo y periodismo, Colasanti ha incursionado con particular acierto en el cuento de hadas o maravilloso, un antiguo género que ha logrado reinventar, rescatando sus esencias y fórmulas arquetípicas -con todo su caudal de connotaciones psicológicas y sociales- y enriqueciéndolo con sorprendentes paisajes, personajes y conflictos que apuntan a un ambicioso propósito de contemporaneidad.

Su más reciente obra publicada en español, Veintitrés historias de un viajero (Norma: Bogotá, 2010), testimonia la madurez creativa de la excepcional fabuladora que es Marina Colasanti. Insertada en el mercado editorial como una colección de cuentos para lectores juveniles, en realidad se trata de textos de los que ningún adulto amante de la gran literatura debería privarse. La estructura del libro utiliza un sugestivo cuento-marco para dar cabida a un conjunto de historias de muy variada naturaleza, dramáticas unas, humorísticas otras, poéticas y pródigas en símbolos y connotaciones todas. Un viajero –“un hombre para quien el mundo es un abanico abierto”, pero también una representación del destino- llega a las puertas del pequeño reino, rodeado de altas murallas, de un joven príncipe presa del miedo. A través de los relatos que le va entregando el forastero en el transcurso de un viaje iniciático, el gobernante recibe noticias de un mundo desconocido y la necesidad de recorrer otros caminos, más allá de las fronteras de su territorio, se va abriendo paso, de forma liberadora, en él. Como suele suceder en la mayoría de los cuentos de esta autora, tiempo y espacio resultan difíciles de precisar. Digamos que sus tramas se desarrollan en una edad mítica, en una suerte de “tiempo más allá del tiempo” enraizado en las honduras del inconsciente.

En un conjunto de relatos de tan sostenida calidad formal, destacar uno implica un ejercicio más cercano al gusto personal que a la estricta valoración crítica. Puesto a elegir, me inclino por el primero de los que refiere el viajero al príncipe: “La muerte y el rey”, sin duda un clásico dentro de la narrativa de Colasanti por su carga metafórica y su reflexión -sobrecogedora y sutilmente irónica- sobre la naturaleza ineludible de la muerte. Sin embargo, sería injusto no resaltar otras ficciones que perduran en el recuerdo una vez concluida su lectura, como “Quien me dio fue la mañana” y “Charco de sangre en campo de nieve”, ejemplos paradigmáticos de la habilidad de la escritora para rematar sus historias fantásticas con desenlaces tan líricos como inesperados; “Al abrigo de un turbante”, un cuento de ambiente oriental y refinado humorismo; “Con certeza tengo amor”, “De su corazón partido” y “De mucho buscar”, textos que, desde disímiles perspectivas, retoman uno de los temas favoritos de Colasanti: el triunfo del sentimiento amoroso pese a obstáculos de toda índole, o “En el camino inexistente”, una breve e inquietante fábula sobre dos peregrinos, un padre ciego y una hija muda, que confunden desierto y mar, olas y dunas.

La narración como viaje, las guerras entre reinos, el amor como fuente de vida, el elogio de la belleza y la sagacidad femeninas, las metamorfosis de seres humanos en animales, la crueldad vencida por la inocencia, las paradojas del destino y la necesidad de hallar respuestas para las preguntas fundamentales el hombre (“¿No será la vida de todos nosotros la búsqueda de un tesoro, el raro tesoro de la felicidad?”) son algunos de los eternos motivos de los cuentos populares que reaparecen, asombrosamente lozanos y universales, en estas páginas.

Nacida en 1937 en Asmara, Eritrea, de padres italianos, Colasanti vivió en Trípoli y deambuló con su familia por distintas ciudades de Italia antes de emigrar a Brasil a los 11 años de edad. Este admirable libro, deudor de las raíces y los paisajes de su infancia viajera, de una experiencia vital marcada por la pertenencia y el extrañamiento, nos conduce directamente al corazón del universo mágico de Marina Colasanti, una escritora fascinante, poderosa e insustituible.

Bertolt Brecht: una defensa del deleite

 “Desde siempre, la función esencial del teatro, como la del resto de las artes, ha sido entretener a la gente. Esto es lo que le confiere su particular dignidad: no necesita otra legitimación que el placer mismo, el simple placer incondicional. De ningún modo cabría elevarlo a un plano más alto, por ejemplo, convirtiéndolo en un mercado de moral; en tal caso, habría antes que atender a que no se lo rebajara, lo que ocurriría inmediatamente si no se lograra hacer deleitable lo moral y conceptual –con lo cual, por otra parte, lo moral no saldría sino ganando. Ni siquiera se le debe pedir que contribuya a la instrucción del espectador. Si alguna lección utilitaria tenemos que sacar es la que debe moverse placenteramente, ya sea en el sentido físico o espiritual. En realidad el teatro debe permanecer como algo superfluo, aunque esto, por supuesto, significa que está entre aquellas cosas superfluas que nos son imprescindibles para vivir. Nada necesita menos justificación que el placer. “.

Bertolt Brecht

Un libro es una ventana

Revisando papeles viejos, dimos con este coqueto volante color rosa impreso en Bogotá, Colombia, a principios de 1999, por la asociación Taller de Talleres. Fue un material de lectura que se repartió en las escuelas públicas y privadas de la ciudad con motivo de la jornada Anzuelos para pescar lectores, que esa organización llevó a cabo con el apoyo del Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá, la biblioteca Luis Ángel Arango, la Biblioteca Nacional de Colombia y la editorial Magisterio.

Aquí les transcribimos el texto:

Un libro es una ventana

Estar con un libro abierto en las manos es asomarse a una ventana que nos permite contemplar muchos paisajes. Pero lo mejor de todo es que a medida que recorremos las páginas del libro, lo que estamos leyendo se vuelve realidad: podemos caminar por las cumbres nevadas de una cordillera, adentrarnos en lo más profundo de la selva, pasear por una ciudad de edificios altísimos, navegar por un río al que no se le ve la otra orilla, paralizarnos de terror al borde de una cascada o visitar un lejano asteriode donde viven un niño y una flor.

Estar con un libro abierto en las manos es asomarse a una ventana que nos permite contemplar muchos paisajes. Pero lo mejor de todo es que podemos hacernos amigos de los personajes que habitan las historias. Podemos estar dentro del vientre de una ballena ayudando a Pinocho a buscar la salida, perseguir un conejo blanco en compañía de Alicia, comernos la casita de chocolate junto con Hansel y Gretel hasta quedar repletos, divertirnos con Matilda entre montañas de libros en la biblioteca de su pueblo o salir de paseo muy tiesos y muy majos con Rinrin Renacuajo.

Estar con un libro abierto en las manos es asomarse a una ventana que nos permite contemplar muchos paisajes. Pero lo mejor de todo es que podemos encontrar respuestas a las miles de cosas que queremos saber: por qué los murciélagos no chocan cuando vuelan en la oscuridad, de qué está hecho el Sol, cuál es el animal más grande del mundo y cuál el más pequeño, cómo se reproducen las hormigas, quién inventó los números, será que las plantas escuchan lo que hablamos o qué fue primero: el huevo o la gallina.

El universo es inmenso y los libros son ventanas que permiten conocerlo y habitarlo, poco a poco, libro tras libro.

Taller de Talleres
Bogotá, Colombia
1999