Trece lenguas afiladas

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“Su libro es bueno y original, pero la parte que es buena no es original y la parte que es original no es buena” –Samuel Johnson.

“Imagino que algunos periodistas son escritores fallidos; pero también lo son muchos escritores” –T.S. Eliot.

“Los libros largos, cuando se leen, son normalmente sobrevalorados, porque el lector quiere convencer a los demás y a sí mismo de que no ha perdido el tiempo” –E.M. Foster.

“Con buenos pensamientos puede hacerse pésima literatura” –André Gide.

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Diálogos con Emiliano

Stacey InnerstPor Irene Vasco

El escenario

El carro de la abuela. Ella maneja, Emiliano va de copiloto. Dice que ya va a cumplir diez años y que eso le da derecho a ir adelante. Los dedos de Emiliano gobiernan el equipo de sonido.

El preámbulo

Abuela: Emiliano, pon música, por favor.
Emiliano: Tú tienes unas canciones muy anticuadas.
Abuela: Seguro que algo de mi música vieja te debe gustar. Has ido a conciertos con tu mamá.
Emiliano: Ah, eso es distinto. Fui al concierto de Paul McCartney y sonaba muy moderno.
Abuela: Ves, McCartney es viejo y te gusta. En el equipo hay música de los Beatles. Búscala por favor.

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Traducir a Shel Silverstein. Entrevista con Georgina Lázaro

Con todo SilversteinTraducir las creaciones de un autor de un idioma a otro es siempre una labor compleja. Y con seguridad la complejidad crece cuando se trata de un escritor y dibujante tan popular como Shel Silverstein (Chicago, 1930- Key West, 1999), autor de clásicos de la literatura estadounidense como El árbol generoso, Lafcadio, el león que disparó al cazador, ¿Quién quiere un rinoceronte barato?, Cayendo hacia arriba y La parte que falta.

La reconocida escritora puertorriqueña de literatura para niños Georgina Lázaro aceptó el reto de traducir al español, para la editorial Lectorum Publications, el libro Every Thing On It, de Silverstein, publicado póstumamente en inglés en 2011. El título escogido para la edición en español, que vio la luz en junio de 2013, es Con todo.

Gracias a la autorización de los herederos de Shel Silverstein y de Lectorum Publications, pueden leer algunos poemas de esta obra en nuestro sitio web haciendo clic aquí.

Cuatrogatos entrevistó a Georgina Lázaro sobre su trabajo como traductora de Silverstein:

La traducción literaria siempre es un reto. ¿Traducir poesía es un reto mayor aún? 

Traducir poesía es un reto mayor porque además de tratar de comunicar en otro idioma lo que dijo un autor, respetando su estilo y conservando su tono e interpretando correctamente su punto de vista -que ya es bastante desafío-, hay que tomar en cuenta los sonidos del lenguaje: la musicalidad y el ritmo del texto original, acatando las reglas de la métrica y la rima, si se trata de un poema tradicional, y considerar el sentido de las imágenes poéticas que a veces no tienen traducción. Pero es un reto muchas veces entretenido y hasta divertido; una especie de juego. Siempre me trae a la mente los momentos en que, de niña, hacía con mi papá el crucigrama del periódico. Es como si necesitara para solucionarlo, por ejemplo, una palabra de cuatro sílabas (pensando en la métrica) que significa cólera, ataque, bronca, arranque de ira y termina en “eta” (para rimar con zeta). ¡Esa fue fácil: pataleta!

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El flautista de Hamelín según Domenico Mortellito

flautista HamelinEl flautista de Hamelín es uno de los cuentos más populares de la literatura infantil mundial. En su poema Der Rattenfänger (El cazador de ratas), Goethe recrea una antigua leyenda inspirada en la desaparición de más de un centenar de niños de la ciudad de Hamelín en el año 1284, hecho se produjo en la urbe alemana del mismo nombre.

Con el título Der Rattenfänger von Hamelin, los hermanos Grimm publicaron en el libro Deutsche Sagen (Leyendas germanas), publicado en 1816, su versión de la historia. Posteriormente, en 1882, el inglés Robert Browning dio a conocer su poema The Pied Pipe of Hamelin, como parte de su obra Dramatic Lyrics. Esa es la adaptación más conocida y recreada a lo largo de los años.

A lo largo de los años, numerosos ilustradores de diferentes estilos y épocas –desde los ingleses Kate Greenaway, en 1888, y Errol Le Cain, en 1988, hasta la argentina María Wernicke, en 2010– han interpretado gráficamente este misterioso relato.

Recientemente, durante una visita al Zoológico de Washington D.C., “descubrimos” en las paredes de uno de sus pabellones (la antigua Rodent House o Casa de los Roedores) dos hermosos bajorrelieves dedicados a El flautista de Hamelín.

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