Literatura, lectura, libros para niños y jóvenes. Blog de la Fundación Cuatrogatos.
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¿Cuántas veces, de niño, te perdiste en el asombroso bosque de un libro? ¿Cuántas veces creaste una realidad paralela tan solo de tinta y de papel? ¿Cuántas veces fuiste héroe, bombero, astronauta, policía tratando de imitar la línea narrativa de una historia? No existe nada que pueda compararse con el poder de la imaginación de un niño. Es imparable, desbordada, auténtica, riquísima. No posee riendas, cauce, conceptos que sirvan de restricción. Un niño, creciendo en un entorno amoroso y comprensivo, querrá por naturaleza, por curiosidad, por puro deseo de jugar, acercarse a los libros. En edades tempranas esta atracción ejerce todo su poder a través de los colores, el niño comienza a interactuar con la historia a través de las imágenes y una ilustración se convierte en el juego de descubrir personajes, situaciones, desenlaces. Poco a poco el mundo de las formas va conduciendo al mundo de las palabras, del lenguaje, construyendo y aportando a la identidad del niño.
Un libro es una puerta que se abre ante el pequeño lector, que no sabe qué le espera al otro lado de ella. Con el tiempo el niño iniciará sus lecturas en solitario, y en este punto la narrativa pasa a formar el centro de atención, complementada con ilustraciones sencillas que no resten protagonismo a la historia. Es fascinante acompañar al niño en esta etapa, visitar la librería juntos, permitirle la elección de los temas según su preferencia, participar en actividades de lectura, crearle en su habitación o cualquier otro sitio de la casa un espacio para sus libros que pueda sentir suyo. Esta segunda etapa resulta más divertida y atrayente porque el niño se siente independiente, y es la base sobre la que se debe formar el lector más maduro ya en la adolescencia y juventud. También resulta extraordinariamente importante porque de ella dependerá en gran medida la amplitud del lenguaje, la comprensión lectora futura, la capacidad de análisis y la creatividad del individuo, herramientas que le acompañarán por el resto de la vida.
Ese lector de hoy, ese pequeño que pasa con sus manitos las páginas de un libro y se asombra, es la semilla de una humanidad mejor, más racional y compasiva, distinta. Una persona que lee es capaz de analizar el entorno de forma crítica e interactuar con este a partir de su propia visión. Una persona que lee es capaz de desarrollar su experiencia de vida con mejores recursos. Una persona que lee es más libre.
Construyamos un mundo donde cada libro tenga un niño, pero también que cada niño tenga la posibilidad de tener un libro. Que la verdadera revolución no pase por crear un lenguaje inclusivo donde se despojen de género las palabras, sino por cerrar la inmensa brecha que existe entre aquellos que pueden pagar un libro para su hijo, y los que sienten que entrar a una librería es más que un lujo y no pueden permitírselo. Dejemos un mundo de historias para niños y que del cielo caigan flores, y no bombas. Dejemos un mar azul con ballenas, barcos y delfines. Dejemos duendes, princesas, dragones y castillos. Dejemos naves y galaxias, cometas, estrellas estallando ante los ojos de un pequeño lector que mira fascinado, que vuela en libertad por la trama tejida de un libro para niños.
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Janina Pérez de la Iglesia, escritora y médica nacida en Guantánamo, Cuba, en 1969. Entre sus libros de narrativa para niños y jóvenes están El disfraz, Oro salvaje, 15 tontos para Melissa, Seisdedos y El lobo de Alaska, con Editorial Norma; Gatos en el tejado, con Santillana, y Limón Azul, La rueda del hámster, Hormiga con corbata y Los delfines están llorando, con Loqueleo. Actualmente vive en Las Vegas, Estados Unidos.
Rosario Valderrama, ilustradora nacida en Ciudad de México, en 1958. Ha ilustrado libros para niños y jóvenes para editoriales de México, Estados Unidos, España, Alemania y Taiwán, entre otros países. Entre las distinciones que ha recibido están: Ilustradores del Año UNICEF-Bolonia (1992), Tercer lugar en el Catálogo de Publicaciones Infantiles y Juveniles de México (1996), mención honorífica en el concurso Utopía, Colombia (2000) y Encouragement Prize en el NOMA Concours, Japón (2001).
En la séptima entrega de esta serie, conversamos con la editora especialista en libros para niños y jóvenes Lola Rubio, del Fondo de Cultura Económica de Argentina, con sede en Buenos Aires, y con Manuela Rodríguez, directora editorial de Kalandraka, asentada en Pontevedra, Galicia, España.
Lola Rubio.
Lola Rubio, editora especialista en libros para niños y jóvenes del Fondo de Cultura Económica de Argentina, habla sobre La costura, libro álbum de Isol (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina, 2021):
La estética de La costura, de Isol, nos resultó fascinante cuando cayó en nuestras manos. En general, los textiles pueden ser subyugantes porque involucran lo visual, lo táctil, y en este libro, lo táctil se volvía metáfora: el juego del derecho y del revés, lo que se ve y lo que no, lo que sobresale y lo que queda en segundo plano. Aquí la idea de otro mundo se asimila con lo que está del otro lado, atrás, en el revés, oculto. Ese negro y esos rojos reverberando por las páginas nos resultaron cautivantes. Todo esto se capta a simple vista. Luego uno se deja llevar por la historia y necesita entrar y salir constantemente (como lo hace una aguja, como lo hace la lanzadera cuando teje entre la urdimbre). El lector sigue un relato e imagina otro que está por detrás. Luego leerá acerca de los personajes que se mueven en otro plano, en el reverso, para entender cómo inciden en lo que ocurre de este lado de la trama.
Isol tiene una capacidad única de volver cuerpo lo que piensa, de darle materialidad a los significados: en ella sentido y materia están unidos. No necesitamos coraje para decidirnos a publicar La costura. Nos encantamos instantáneamente.
Todo el catálogo para niños y jóvenes de Fondo de Cultura Económica se basa en la idea de la riqueza de estéticas y estilos, tanto en lo textual como en la ilustración. El catálogo busca ser un pequeño museo de arte portátil, para que las y los lectores se enriquezcan con estas propuestas variadas y también puedan construir su sentido del gusto. En cuanto a las temáticas y los usos del lenguaje, también se respeta mucho al autor, su voz propia. Es nuestra manera de respetar a las y los lectores niños o jóvenes. Saber que es en la lectura que se construye su mirada, crece su sentido crítico. Que es un lector curioso que sabrá valorar también ideas no estereotipadas y que no son concluyentes.
Este libro de Isol es bellísimo estéticamente y muy desafiante, aunque a simple lectura la historia narrada es muy transparente, es un libro-álbum que habilita numerosas lecturas metafóricas, oníricas y aún políticas.
Equipo de edición y diseño de Kalandraka Editora. (Manuela Rodríguez, en el extremo derecho).
Manuela Rodríguez, directora editorial de Kalandraka Editora, habla sobre La noche en el bolsillo, poemario de Pedro Mañas con ilustraciones de Mariana Ruiz Johnson (Pontevedra, Galicia: Kalandraka Editora, 2022):
Lo primero que recibimos fue el texto de La noche en el bolsillo, repleto de versos emocionantes, de ritmo y también humor; una obra en la línea del estilo al que nos tiene acostumbrados Pedro Mañas. Le propusimos al autor que las ilustraciones las debería hacer una artista plástica que pudiese captar la esencia de esos poemas y que, además, recrease la atmósfera de la noche. Mariana Ruiz Johnson nos pareció ideal a los dos. Anteriormente ya habíamos trabajado con ella y el tema nocturno lo había plasmado maravillosamente en el álbum Mientras duermes, con el que había ganado el Premio Silent Book 2015. A ella le pareció una coincidencia ideal y aceptó realizar las ilustraciones. El resultado ha sido un hermoso libro en el que ambos han volcado toda su sensibilidad.
Como todos los títulos de nuestro catálogo de Libros para soñar, La noche en el bolsillo es una obra que emociona, divierte y aporta una mirada nueva. Nos pareció ideal incorporarlo a la colección Orihuela, que reúne los poemarios distinguidos con el Premio Internacional Ciudad de Orihuela de Poesía para Niñas y Niños, y al que también se han sumado en los últimos años nuevos títulos y autorías poéticas. Además, se trata de una colección que Pedro Mañas ya conocía muy bien porque fue el ganador de la segunda edición del Premio Orihuela 2009 con Ciudad Laberinto.
La obra de un autor de la calidad de Pedro Mañas siempre es una aportación significativa. A lo largo de quince años —tantos como ediciones del Premio Orihuela— hemos ido construyendo una colección de poesía de autoras y autores actuales, con propuestas variadas en cuanto a sus temáticas y estilos: desde la tradición oral hasta el verso libre o las vanguardias literarias. Para Kalandraka, la poesía es la base sobre la que se articulan las demás colecciones del catálogo. Porque como dice el autor de las prelecturas De la cuna a la luna, Antonio Rubio, estos libros ayudan a “educar el ojo y endulzar el oído” de las niñas y los niños. A partir de ahí se inicia un camino de lecturas poéticas que nos llevan a Federico García Lorca, Antonio Machado, Rafael Alberti, Miguel Hernández… Con este enfoque pretendemos ayudar a las lectoras y los lectores a disfrutar y alimentarse con la poesía. Como diría Gabriel Celaya, “poesía necesaria / como el pan de cada día…”.
La noche en el bolsillo encaja en perfecta armonía con la filosofía de Kalandraka. Este es el cuarto libro de Pedro Mañas que se incorpora al catálogo; el quinto, en el caso de Mariana Ruiz Johnson. Entre ambos se ha establecido una especie de maridaje literario-artístico: se complementan la poesía de Pedro con las ilustraciones de Mariana para dar un resultado de calidad incuestionable; dos autores que, además, aportan la diversidad creativa que tanto nos interesa al colaborar conjuntamente un autor español y una ilustradora argentina que establecen entre sí un diálogo a través de las páginas del libro.
En la tercera entrega de esta serie dedicada a los editores de los libros ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2023, conversamos con Víctor Mascato, de la editorial Triqueta, con sede en Vigo, España, y con María Fernanda Maqueira, de Loqueleo Santillana, con sede en Buenos Aires, Argentina.
Víctor Mascato.
Víctor Mascato, editor de Triqueta, habla sobre Viajes en trenes de primera clase, cuento escrito e ilustrado por Dani Torrent (Vigo: Triqueta, 2022):
Que el libro Viajes en trenes de primera clase haya tenido una parada en nuestra editorial se debe única y exclusivamente a Dani Torrent. Nosotros ya veníamos de trabajar con él en otro proyecto, y la verdad es que la experiencia entre nosotros había sido muy buena y enriquecedora. Tuve la oportunidad (como seguidores de su trabajo que soy somos) de preguntarle por unas imágenes que había publicado en sus redes sociales en aquellos días y que me habían atraído bastante. Eran dos imágenes del libro. En seguida me contó que era un proyecto personal en el que llevaba involucrado hacía más de cinco años y que no había enseñado a nadie. Me preguntó si lo quería ver… y allí comenzó todo.
La primera sensación que tuvimos al ver el notable trabajo que había realizado nos dejó sin palabras. El halo cinematográfico de la obra, la composición de las imágenes, los detalles, la expresividad, esos universos creados alrededor de Clementina y ¡cómo no! la historia de empoderamiento que se escondía detrás del personaje principal. Todo ello hizo que no dudásemos en incorporarla a nuestro catálogo.
El reto de poder hacer realidad ese proyecto me animó a publicar el libro. Era un trabajo que en sí no encajaba muy bien en primera instancia en nuestra editorial, debido a su extensión y complejidad.
Teníamos claro que era un libro para verdaderos amantes del arte, pero su aire cinematográfico, la belleza de la propuesta y la historia de Clementina hizo que no dudásemos en hacernos cargo de ella. También le vimos muchas posibilidades comerciales y asumimos el reto de poder hacer realidad y de vestir adecuadamente el proyecto.
Como comentamos anteriormente, en el momento de la decisión de hacernos cargo del libro sabíamos que no podíamos incorporarlo al catálogo sin más. No queríamos que el proyecto funcionara como una “isla” dentro del fondo y fue así que decidimos abrir una nueva colección dentro de nuestra editorial llamada “+triqueta”, colección que se creó exclusivamente por Viajes en trenes de primera clase.
Para referirse a la aportación de esta obra a nuestro catálogo basta con explicar el sentido de la colección, y es que queríamos hacer una selección de libros especiales dentro de nuestro fondo. Una selección “más”, para lectores más exigentes, con ediciones más elaboradas, para asumir más retos…, por eso +triqueta. Esto es lo que nos ha dado y regalado la edición del libro de Dani: abrir ese nuevo sendero por el que caminamos y en el que hemos incorporado obras como las de Concha Pasamar y Pablo Echart (Volver) y de Idoia Iribertegui (Desdichas de una familia victoriana, seleccionada para la muestra de ilustradores en Bolonia 2023).
Uno de los objetivos desde que trabajamos en el sector editorial es el de poder encontrar un equilibrio entre lo que significa la comercialidad de una obra y la calidad de la misma. Ofrecer un producto a día de hoy que destaque mínimamente dentro del amplio y estupendo surtido editorial que tenemos cada año, ese es un reto, y hacerlo en paralelo a nuestros principios editoriales es todavía mayor.
Creo que Viajes en trenes de primera clase es un claro ejemplo de ese balance y para muestra, los buenos resultados que estamos obteniendo hasta la fecha: ganador del premio de ilustración Hiiibrand International Design Awards (China, 2021), ganador de la 56ª Muestra de Ilustradores de la Feria de Bolonia (2022), seleccionado para la exposición de ilustradores de las ferias del libro de Frankfurt y Londres (2022) y ganador del Premio Fundación Cuatrogatos 2023.
María Fernanda Maquieira. (Foto: Alejandra López).
María Fernanda Maqueira, editora de Loqueleo Argentina, habla sobre Adiós, Chester Binder, relato para niños en verso libre de Ángeles Durini con ilustraciones de Anabel Fernández Rey (Buenos Aires: Loqueleo, 2022):
El libro Adiós, Chester Binder, de Ángeles Durini, fue una hermosa sorpresa. No habíamos publicado antes a la autora, aunque sabíamos de su exquisita escritura. De modo que conocerla más de cerca, revisar juntas las sugerencias y decisiones editoriales desde que era un manuscrito hasta llegar al libro terminado, fue un camino muy rico e interesante. Además, en esta historia hay algo de autobiográfico, con lo cual para la autora había un componente emotivo adicional.
El libro es un desafío: se trata de una novela en el formato de un largo poema, algo bastante inusual en la literatura infantil y juvenil de hoy. Conversamos con la autora acerca de nuestras lecturas compartidas de otros libros en su género (Quiere a ese perro, de Sharon Creech, o algunos textos de Anne Carson). En lo personal, amo las novelas escritas por poetas, y me encantan los textos de género híbrido: me parece que son capaces de lograr una síntesis y un impacto fenomenal. Y consideramos que valía la pena poner a disposición de las niñas y niños actuales una obra que rompiera las formas más convencionales de leer los géneros literarios. Decidimos que el lenguaje gráfico tuviera una importante presencia y mucho para decir también. Las ilustraciones de Anabel Fernández Rey son soñadas.
Adiós, Chester Binder aporta riqueza y nuevas maneras de expresión a nuestro catálogo, pero también emoción y belleza. La historia gira en torno a lo que le pasa a una niña al entrar en un nuevo colegio, que curiosamente antes fue su casa familiar. Ese es el desafío para Ángeles, la protagonista, quien se reencontrará con espacios que todavía laten en su interior. La presencia de su amigo Chester Binder la acompañará en este viaje, que es a la vez una despedida y un nuevo comienzo, justamente en ese momento de la vida que marca el fin de la infancia.
En Loqueleo nos gusta encontrar textos desafiantes, que provoquen en niños y niñas búsquedas diferentes y enriquezcan su camino lector. Publicamos obras que empatizan con lo que les pasa a las infancias actuales, tanto en su realidad cotidiana como en sus mundos imaginarios, con una mirada que prioriza lo simbólico y lo estético.
En la segunda entrega de esta serie, conversamos con la editora Inês Castel-Branco, de AKIARA Books, en Barcelona, España, y con los editores Valia Libenson Svachka y Rodolfo Bolaños Sierra, de Amanuense Grupo Editor, con sede en Colonia de Sacramento, Uruguay.
Inês Castel-Branco.
Inês Castel-Branco, editora de AKIARA books, habla sobre Una masía, poemario de Alex Nogués con ilustraciones de Alba Azaola (Barcelona: AKIARA books, 2022)
En octubre de 2020, Alex Nogués, con quien ya había publicado tres libros y había hablado muchas veces sobre naturaleza e infancia, me envió un dosier con algunos proyectos de libros futuros. Entre todos ellos, hubo uno que me despertó una especial curiosidad. Alex lo resumía como “un libro de naturaleza/recuerdos/infancia que se titularía algo así como Una masía y que se construiría con flashes en forma de textos capaces de condensar una etapa de mi vida, un lugar, unos instantes que me abrieron los ojos a la naturaleza para siempre”.
No fue hasta un año más tarde cuando Alex Nogués me pasó los primeros poemas, que me fascinaron de entrada y despertaron también mis recuerdos de infancia en la quinta de mis abuelos, o la semana que cada año paso con mis tres hijos en una casa rural de los Pirineos. Pequeñas anécdotas que todos vivimos cuando, viniendo de la ciudad, entramos de lleno en contacto con los animales del campo y experimentamos días sin tiempo, aventuras que dejan rasguños en las piernas y una sonrisa en los labios.
Fuimos trabajando los poemas —algunos entraban en la selección final y otros salían—, al tiempo que pensábamos en el estilo de ilustración que requerían. No fue fácil decidir a quién contactar: barajábamos nombres, porque los textos de Alex siempre tienen mucha fantasía y, a la vez, rigor científico. Al final me acordé del porfolio que me había enviado una ilustradora, donde dibujos a grafito, muy detallistas o “científicos”, se mezclaban con manchas de color llenas de vida.
Alba Azaola no había publicado ningún libro. Venía del mundo de la biología y la oceanografía, pero se había formado en ilustración y, más específicamente, en ilustración científica. Pensamos que podría compartir este amor por la naturaleza y reproducir, con el máximo detalle, todos los animales y plantas que Alex citaba.
Su respuesta entusiasta fue la confirmación de que haríamos un gran libro. Alex iba pasando fotografías antiguas a Alba —de la casa de campo, la familia, los animales…—, para que ella tuviera una base sólida de donde agarrarse. A partir de ahí, Alba inventaba y descubría cómo reproducir el mundo de fantasía con los colores vivos de la imaginación. Todo, sobre el fondo blanco del papel, para que las palabras y las ilustraciones respiraran. Recuerdo una vez que Alex, mirando las ilustraciones, comentó que no podría haber una red en el poema de las pericas porque en su quinta los animales iban sueltos.
A mí, como editora, me tocó acompañar todo el proceso —que era, auténticamente, a tres manos—: pulir detalles, revisar las traducciones… e intentar, así, que saliera un libro inspirador, mágico, capaz de evocar en cada uno de nosotros experiencias reales vividas en la naturaleza.
Una masía es el cuarto título de la colección AKIPOETA, que tiene un formato muy especial: gran formato, sin lomo, cosido con hilo visto, con papel certificado de calidad y aspecto artesanal (según los criterios de la ecoedición). Se integra muy bien con otros títulos, como Bajo las piedras, Corazón de pájaro o Tiempo de haikus, porque de eso mismo trata la colección: de la belleza de los detalles, de la mirada poética hacia la naturaleza.
AKIARA intenta ofrecer “libros con luz propia”, que despierten el asombro ante el mundo y recuperen un poco la relación perdida u olvidada con la naturaleza. Por eso tratamos también temas indígenas, con el deseo de acercarnos a la naturaleza, o “Madre Tierra”, con respeto, admiración, curiosidad y gratitud.
Hacer un libro con Alex Nogués es siempre una alegría, porque coincidimos en esta misma manera de estar en el mundo, de indagar, de conocer. Alex nos regala sus vastísimos conocimientos del mundo natural, nos toma de la mano y nos descubre un mundo que desconocíamos. Alba, con la ilusión de los inicios, le ha puesto la magia, la belleza y los colores vivos de la fantasía, en diálogo con la fidelidad del grafito. Los recuerdos de Alex eran también los suyos, los míos, y confío que los de muchos lectores.
Valia Libenson Svachka y Rodolfo Bolaños Sierra.
Rodolfo Bolaños Sierra y Valia Libenson Svachka, editores de Amanuense Grupo Editor, hablan sobre Llévame, poemario de Mercedes Calvo con ilustraciones de Yolanda Mosquera (Colonia de Sacramento, Uruguay: Amanuense Grupo Editor, 2021)
Llévame llegó a nosotros sin advertencia. “Algo tengo para mandarles”, nos dijo Mercedes Calvo y nos envió un texto que, sin siquiera pasar del primer párrafo, te dabas cuenta de que debía ser leído en voz alta… Lo complicado era seguir así hasta el final sin que la emoción te quebrara la voz.
En Llévame, Mercedes hace gala de su prosa poética para contar y casi cantar la historia de una niña que, montada en un barquito de papel, navega al encuentro con su abuela, que la añora y espera para celebrar más allá del tiempo. Ese viaje por aguas poderosas, la emoción de ambas protagonistas, la sensibilidad y destreza de su autora: supimos desde el primer instante que tendríamos un libro realmente especial.
La selección de Yolanda Mosquera para el trabajo de ilustración fue inmediata. Veníamos de publicar con ella Balam, Lluvia y la casa (recomendación Fundación Cuatrogatos 2019).
Amanuense nació con el deseo de publicar grandes textos ilustrados para niños. Con esa filosofía, donde las Letras se encuentran con la Ilustración, ambas en mayúsculas, hemos construido un muy cuidado catálogo, hasta ahora dirigido a los lectores más jóvenes.
Sin embargo, Llévame, tal como lo identificó el jurado del Premio Fundación Cuatrogatos, es un libro para cautivar a lectores experimentados, un puente hacia la literatura para adultos. Y es que nuestros lectores han crecido, y en Amanuense queremos seguir acompañándolos.
Damos inicio en nuestro blog a una serie de publicaciones en las que los editores de los títulos ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2023 nos comentarán sobre las obras que recibieron este galardón. Para comenzar, damos la palabra a Reina Duarte, de Edebé, en España, y a Laura Leibiker, de Editorial Norma Argentina.
Reina Duarte.
Reina Duarte, editora y directora de publicaciones de Edebé, habla sobre Un ewok en el jardín, de Pedro Ramos (Barcelona: Edebé, 2022):
Reconozco que lo primero que me llamó la atención fue su título: me despertó la curiosidad averiguar a qué hacía referencia Un ewok en el jardín. Y aunque pueda parecer un detalle menor en la valoración de una obra literaria, un título que llama la atención es ya un acierto, especialmente cuando te diriges a un público joven acostumbrado a recibir un bombardeo de alicientes en las redes sociales, en las canciones, series, películas… En segundo lugar, me atrajo su técnica literaria, arriesgada y eficaz. La novela arranca con los mensajes que una chica lanza a su joven hermano adolescente, primero muy breves, y al no recibir respuesta, cada vez más extensos, más acuciantes… La tensión crece y el lector entra en sus vidas sin darse cuenta.
El retrato de lo que ocurre acaba de completarse con la voz en primera persona del joven al que se dirigen los mensajes, pero de nuevo la genialidad técnica del autor, rompe los esquemas de la novela tradicional, porque solo ofrece fragmentos en lugar de capítulos, como piezas de un puzzle que componen ya no solamente la trama argumental, sino también cómo funciona la mente de este joven. Y en tercer lugar, me atrajo el tema principal: qué mecanismos actúan en la cabeza de una persona joven que siente la tentación del suicidio. Por supuesto, acabó de seducirme la positividad con la que el autor, Pedro Ramos, conduce al lector, sin manipulaciones, sin rebajar importancia a las motivaciones, solo porque siempre hay cosas por las cuales merece la pena continuar vivo.
Hubiera publicado Un ewok en el jardín en cualquier circunstancia, pero además la novela se alzó como ganadora del Premio Edebé de Literatura Juvenil, según decisión de los miembros del jurado, y eso ya garantiza su publicación, además de darle un importante respaldo.
Esta obra le aporta al catálogo su atrevimiento por tratar un tema que suele ser incómodo: el suicidio juvenil y la salud mental. Y sin embargo, creo que es totalmente necesario hablar de ello, tender un puente de entendimiento en lugar de ocultarlo. En la editorial Edebé todo nuestro catálogo de literatura infantil y juvenil es un reflejo de nuestra voluntad de ofrecer las mejores obras para construir un modelo de sociedad más humana, abierta, libre, ética, feliz, solidaria, generosa… Si el lenguaje es el distintivo del ser humano, la literatura como manifestación artística es su máxima expresión. Las novelas son una estupenda herramienta lúdica capaz de desarrollar todas las dimensiones del ser humano.
Laura Leibiker.
Laura Leibiker, directora editorial de literatura infantil y juvenil de Norma Argentina, habla sobre Nave a Tierra, de Martín Blasco, con ilustraciones de Diego Tollo (Buenos Aires: Norma, 2022):
Cuando Martín Blasco me contó la idea de esta Nave (una IA encargada de trasladar pero también de contener, alimentar, educar y cuidar a la humanidad), me encantó. Martín nos envió un primer borrador al cual le hicimos varias observaciones; luego, con el correr de los meses, leímos cuatro borradores distintos porque el autor dudaba de cuánto había que contar. Entre esos cuatro armamos un quinto original que fuimos trabajando ida y vuelta con él hasta llegar a la síntesis que propone la novela.
Los textos poéticos (el pensamiento de la IA) estaban desde el inicio, y esa fue también una razón para elegir este texto que, como siempre sucede con los libros de Blasco, plantea preguntas filosóficas profundas bajo la forma de una historia muy ágil y con un final inesperado.
La ciencia ficción es un género demandado, y pensamos que teníamos ese espacio vacante en el fondo editorial. Además, Martín Blasco es un autor muy importante en nuestro catálogo y cada nuevo libro que publica genera interés y expectativas positivas. En Norma siempre intentamos seleccionar y publicar libros que entretengan, estimulen y aporten nuevas ideas a la conversación pública. En este caso, la discusión acerca del poder de las IA y su impacto en la humanidad es muy actual: nos interesa reflexionar sobre estas cuestiones junto con nuestros lectores.
El sábado 4 de febrero, a las 8:30 p.m., la Fundación Cuatrogatos y Artefactus Cultural Project presentarán en Miami la antología bilingüe Equívocos / Misconceptions. Poetas cubanos de inicios del siglo XXI / Early 21st Century Cuban Poets, preparada por Yoandy Cabrera y publicada por Ediciones kýrme.
Yoandy Cabrera es profesor de Estudios Clásicos e Hispánicos en Rockford University, Illinois. Es coautor de Ballet clásico y tradición grecolatina en Cuba (Aduana Vieja, 2019) y editor de Equívocos. Poetas cubanos de inicios del siglo XXI (kýrne, 2021).
El sello editorial kýrne está vinculado al Departamento de Lenguas, Filosofía, Religión y Culturas de la Universidad de Rockford. Se inició en noviembre de 2021 con la publicación de esta antología. Este proyecto tiene una expresa vocación pedagógica y forma también parte del programa de traducción del mismo departamento en la Universidad de Rockford. Muchas de las traducciones publicadas han surgido de ejercicios docentes en los que, además, han participado profesores y traductores profesionales como la Dra. Eliana Rivero, la Dra. Marilén Loyola, el Dr. John Burns, la Dra. Emily Maguire y la Dra. Kristin Dykstra, entre muchos otros. La información sobre los libros publicados aparece aquí.
La entrada a este evento para público adulto es gratuita.
Sábado 4 de febrero de 2022. Hora: 8:30 p.m. Lugar: Artefactus Black Box, 12302 SW 133rd Ct, Miami, FL 33186.
El viernes 27 de enero de 2023, la Fundación Cuatrogatos y Artefactus Cultural Project conmemorarán el 170 aniversario del natalicio de José Martí presentando el evento Martí en nosotros, que contará con la charla titulada La musa traviesa del Ismaelillo, a cargo de la profesora Annie Plasencia.
Graduada de la Licenciatura en Literatura General de la Escuela de Artes y Letras de la Universidad de La Habana, Annie Plasencia cursó posteriormente la Licenciatura en Educación en el Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río. Fue profesora de Literatura en esta última institución y también en la Universidad Hermanos Saíz. En Estados Unidos trabajó como profesora, hasta su retiro, en el Sistema de Escuelas Públicas del Condado Miami-Dade.
Como parte de la actividad, el dúo de las hermanas Ruesga interpretará varias canciones compuestas a partir de poemas de José Martí.
Las obra utilizada como imagen de este evento es el dibujo con lápices de colores sobre papel “Martí y el Ismaelillo” (su hijo Francisco José), creado en 2014 por el artista visual Sergio Chávez, a quien agradecemos la gentileza de permitir su reproducción.
Martí en nosotros: La musa traviesa del Ismaelillo Fecha: 27 de enero de 2023 Hora: 8 p.m. Lugar: Sala Artefactus Dirección: 12302 SW 133rd Ct, Miami, FL 33186 Teléfono: (786) 704-5715
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2022 se hizo entrega al escritor cubano Antonio Orlando Rodríguez del XVIII Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil. A continuación, reproducimos las palabras leídas durante ese acto, el 29 de noviembre de 2022, por el autor laureado, y por el escritor y crítico Fanuel Hanán Díaz, quien fue miembro del jurado.
Palabras de Antonio Orlando Rodríguez:
El hambre de cuentos es un hambre peculiar, a veces solo descubres que la tienes en el momento en que empiezas a saciarla.
Hace unas semanas fui a leer mis cuentos a niños de tres y cuatro años en un kínder de Homestead, una ciudad de Miami-Dade en la que viven muchos trabajadores agrícolas mexicanos y centroamericanos. La maestra que me invitó me había explicado que la mayoría de los padres de su jardín tienen un nivel escolar muy bajo o no saben leer ni escribir, así que en sus casas no suele haber libros. Cuando entré al salón de clases, los niños miraron –con extrañeza unos, con indiferencia otros– al señor que les habían anunciado como “el escritor que nos visita”. Pero a los pocos minutos de empezar a leerles, en sus rostros comenzaron a dibujarse expresiones que pusieron de manifiesto que muchos de ellos, tal vez sin saberlo, tenían esa urgente necesidad de saciar el hambre de cuentos con la que solemos llegar casi todos a este mundo.
En el hogar de mis tres y cuatro años tampoco había libros, yo no supe lo que eran ni cuánto podían cambiarte la vida hasta que, como un último recurso para mantenerme en la cama durante una enfermedad que exigía reposo, alguien le sugirió a mi madre que compara algunos libritos de cuentos y me los leyera. Por entonces —tuve una primera infancia trashumante— vivíamos en un central azucarero donde no había librerías, pero sí una quincalla en la que mi madre consiguió algunos cuentos. El primero que me leyó fue “El soldadito de plomo”. Ahora me pregunto si ella, en su infancia campesina, habría tenido la oportunidad de conocer a Andersen o si lo descubriría conmigo. Bueno, el caso es que “El soldadito de plomo” y Andersen marcaron el kilómetro cero de mi fascinación por la palabra escrita. Hasta ese día, mi pasatiempo preferido había sido buscar huevitos de lagartija y abrirlos para ver qué tenían dentro. Pero por suerte llegaron los libros y les salvaron la vida a unos cuantos bebés-lagartija.
El hambre de cuentos me convirtió, en cuanto aprendí a descifrar el lenguaje escrito, en un lector insaciable, y también me impulsó a crear mis propias historias. La primera que escribí, cuando estaba en segundo grado, fue sobre un oso que dejaba la selva y se iba a la ciudad para convertirse en policía de tránsito; probablemente entonces empecé a intuir que la ficción es otra forma de la realidad, intangible, pero tan poderosa y rica como la realidad “real”.
Me gustaría que esos escuincles y cipotes del sur de la Florida a los que fui a leerles hace poco se volvieran también, como yo, grandes lectores y, algunos de ellos, escritores. O al menos que pudieran seguir escuchando cuentos así, por puro gusto, sin que les pidan después nada a cambio, porque un cuento, un único cuento que te lean, puede hacer una diferencia en la vida y en el imaginario de un niño. Como ocurrió en mi caso.
A veces me preguntan cómo fue que gané un premio nacional de literatura infantil a los 19 años, una edad en la que los aspirantes a escritores sueñan con convertirse en otro Juan Rulfo pero jamás en otra Astrid Lindgren.
Fue por dos razones. La primera: porque, a medida que iba creciendo y enamorándome de Kafka y de Dostoievski, me negaba a renunciar a la literatura infantil, tan importante para mí, y procuraba prolongar su cercanía. Y la segunda razón: porque en los años 1970, lo que exigían las editoriales a un autor joven que aspirara a publicar era que cantara loas a las supuestas bondades de esa aberración social conocida como “la Revolución Cubana” en la que viví hasta los 34 años.
Así que la literatura infantil, con sus vastos espacios para la imaginación y las metáforas, el absurdo y las parábolas, se convirtió en una suerte de tierra de salvación para alguien como yo, a quien siempre le interesaron más los gnomos y los dragones que el materialismo dialéctico y la lucha de clases.
Después, cuando la censura tuvo algunas grietas y la dictadura permitió la publicación de literatura de ciencia ficción, de fantasía y de humor negro para adultos, me subí también a ese otro tren. Desde entonces he viajado en un tren y en el otro, según el destino al que quiera llegar y la compañía que esté buscando. Pero debo admitir que me siento particularmente a gusto en el tren de la literatura infantil.
Como autor de ficciones para niños, me anima el deseo de compartir sentimientos y experiencias, no mensajes ni consignas. Cuento historias que se me ocurren o que me salen al encuentro, que me gustan y que me parece que vale la pena escribir porque tal vez puedan gustarle a alguien más.
Creo en la utilidad de la poesía y de la belleza. He apostado con insistencia por la fantasía porque uno de los derechos inalienables de los niños debe ser el derecho a imaginar y los libros son un excelente terreno para cultivarlo. Creo en la literatura como arte, como espacio de libertad por excelencia, como medio de expresión personal y auténtica, y en mi relación con las palabras he tratado de evitar las concesiones oportunistas a los temas de moda o a los que las sociedades de hoy reclaman por considerarlos políticamente correctos.
Siento que todos mis libros, tanto los que publiqué en Cuba como los que vieron la luz en otros países, son piezas de ese gran rompecabezas que es la literatura cubana (aunque a menudo las autoridades culturales de mi país de origen prefieran ignorarlos).
Estoy muy ligado a la historia, la cultura y las tradiciones de Cuba, y he aprendido y sigo aprendiendo de sus grandes escritores.
Como José Martí, he tratado de escribir para los niños, como él lo hizo durante su exilio en la Nueva York del siglo XIX, “sin caer de la majestad a que ha de procurar alzarse todo hombre”.
Eliseo Diego me hizo entender que el mayor de los logros a los que puede aspirar un creador cuando se dirige a los lectores infantiles es que su literatura “para” niños llegue a convertirse en literatura “de” niños, es decir, que los niños tengan a bien aceptarla y hacerla suya.
Y cada vez que me siento a escribir cualquier cosa (por ejemplo, estas páginas), mientras cambio una cosa por otra, borro todo lo escrito y comienzo de nuevo, recuerdo, humildemente, unos versos de Félix Pita Rodríguez que dicen: “Estas no son las palabras, no es esto lo que yo quiero”.
Agradezco enormemente este Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil a la Fundación SM, a la UNESCO, al CERLALC, a IBBY México y, por supuesto, al Jurado que tomó la decisión de otorgármelo.
Agradezco también a todas las personas que saciaron mi hambre de cuentos cuando era niño, a las me apoyaron cuando iniciaba mi carrera, a las que me tendieron la mano cada vez que tuve que volver a empezar en otro país y a las que me alientan ahora a seguir escribiendo.
Fanuel Hanán Díaz.
Palabras de Fanuel Hanán Díaz:
Plan de trabajo
El lunes, cortarles las uñas a los duendes;
el martes, llevar al dinosaurio a su lección de música;
el miércoles, escribir tres cuentos alegres y uno muy triste;
jueves y viernes, dejar en todas las playas, los ríos y las lagunas del mundo, botellas con mensajes que digan: “te quiero”, “regálame una sorpresa”, “¡vivan las lagartijas!”;
el sábado, ir de paseo en alfombra mágica con los muchachos del barrio;
y el domingo echar alpiste, mucho alpiste, a los sueños.
No se me ocurre una mejor manera de comenzar estas palabras que gentilmente me ha pedido Cecilia Espinosa a nombre de la Fundación SM México, para reconocer la obra de uno de los escritores para la infancia más completos. También porque, haciendo un viaje en el tiempo, este fue el primer texto que leí de Antonio Orlando Rodríguez en una edición modesta de tapa naranja que aún conservo de Mi bicicleta es un hada y otros secretos por el estilo, un poemario que aún me sigue deleitando por su capacidad para insuflar humor y ternura a eventos cotidianos y seres sencillos. Sí, una bicicleta destartalada, desarrapada, desaceitada, desafinada, desajustada, desconchinflada, puede simplemente susurrarte al oído que es un hada y llevarte de paseo a un lugar poblado por abuelitas que guardan los campos, botijas que esconden peculiares tesoros, cactus malhumorados pero buenos en el fondo, gigantes, sirenas, castillos con goteras y hasta un cocodrilo violinista. Sin aspavientos, las palabras galopan montadas en dos ruedas y despliegan un universo donde quisiéramos vivir para siempre. Y es que la literatura infantil auténtica debe hacerte sentir ese deseo de consustanciarte con un universo tan creíble y seductor que quieras estar allí un largo rato. Como dice C. S. Lewis, el poder que tiene la literatura es “regar los desiertos en los que nuestras vidas se han convertido”. Traspasar ese umbral imperceptible, embarcarte en esos viajes quietos y extender infinitamente tu propia imaginación es un don que solo la buena literatura puede irradiar.
Antonio Orlando Rodríguez comenzó su carrera temprano, casi al borde de la generación de los pioneros. Su primer libro, Abuelita Milagro, publicado en 1975, reúne las surrealistas anécdotas de una abuela incansable, contadas por la voz de uno de sus nietos y que ya anuncian ese especial talento para desbaratar los bordes de la realidad, con pinceladas de surrealismo y humor.
Podría detenerme (¿o sumergirme?) un poco para dibujar las coordenadas de este universo literario abarcador, porque Antonio Orlando Rodríguez incursiona en géneros muy diversos, la ciencia ficción, el cuento, la novela corta, el teatro, la poesía, el ensayo… con voces muy distintas que nos llevan a tiempos muy lejanos, como en Cuentos de cuando La Habana era chiquita, o a un mundo extravagante, como en Yo, Mónica y el Monstruo, o puede hacerte poner los zapatos de un gato como en Las trenzas de Fiorella.
Los helados invisibles
En esa tienda venden helados invisibles. Algo raros, es cierto, mas muy apetecibles.
De distintos tamaños y a precios accesibles: bien temprano o de noche, los tienen disponibles.
Hay quien los califica, por su gusto, de horribles, y otros incluso afirman que son indigeribles.
Mas yo, que soy de mente más abierta y flexible, te puedo asegurar que no son tan terribles.
Eso sí: son salados y duros, y es posible que al principio te sepan un poco a combustible.
Mas cuando te acostumbres a su gusto increíble, renunciar a comerlos te será inconcebible.
Y desde ese momento –cosa muy comprensible–, dejarán de gustarte los helados visibles.
Este poema de su libro Los helados invisibles y otras rarezas, publicado en Ediciones SM, instala el regocijo que el juego de palabras puede lograr, y cómo el territorio de la literatura infantil puede ser subversivo y desternillante. Al fin de cuentas, el discurso para la infancia auténtico debe ofrecer experiencias significativas para los lectores.
Otro rasgo de la obra de Antonio Orlando es la humanidad de sus historias, atravesadas por el humor y recursos como la parodia o la exageración, pero profundamente humanas, como en su libro Farfán Rita Vs. el profesor Hueso. Creo que es un acierto lograr esa mezcla amarga y dulce que muchas veces tienen las experiencias vitales. En el terreno de lo fantástico, su obra Concierto para escalera y orquesta parte de la hipótesis de una escalera que desaparece por cuenta propia, creando un gran desajuste donde muchos objetos cobran vida. De cierta manera, esta aventura le abre a los lectores la posibilidad de incursionar por un mundo surreal.
Para los miembros del jurado fue claro llegar a un consenso para decidir el premio al conjunto de la obra de Antonio Orlando Rodríguez. No solo por su trayectoria, sino por su diversidad. En el terreno del teatro me gustaría mencionar El abrazo invisible, una obra que tiene como eje la lectura, y pone en distintos escenarios a dos personajes que se acercan y se alejan de los libros en situaciones que con genialidad marcan los matices de lo que están llenos el camino de la formación lectora.
No quisiera cerrar estas palabras sin mencionar el importante aporte que significó para el estudio de la literatura infantil latinoamericana su libro publicado en 1994 por el CERLALC Panorama histórico de la literatura infantil en América Latina y el Caribe, un estudio de vanguardia que tiene varios méritos, haber consolidado en una época en que no existía la internet una información detallada por décadas de autores y libros significativos, además de incluir áreas geográficas que no estaban para ese momento en el mapa de las investigaciones sobre nuestra literatura infantil latinoamericana.
Mi última reflexión tiene que ver con el valor de este maravilloso premio. Para muchos de los que somos nómadas, que hemos perdido en cierta forma nuestros países por razones políticas o sociales, la literatura sigue siendo una geografía infinita y acogedora, en los libros nos encontramos todos los seres que habitamos ese país inconmensurable y seductor que es la palabra. Gracias, Antonio Orlando, por habernos regalado una isla o una comarca de ese país que es la ficción, gracias a la Fundación SM por hacer crecer esta oportunidad para todos los escritores que están en esta parte del mundo. Y me quiero despedir a la manera de Juan Pueblo, el personaje cuentacuentos de esa Habana imprecisa que nos hace llegar ecos del Caribe:
Que sí, que no; que no, que sí: que el cuentero ya está aquí.
Que allá, que aquí; que aquí, que allá: que el cuentero ya se va.
La Fundación Cuatrogatos ha puesto en línea para descarga gratuita la publicación Versos para ti. Poesía iberoamericana para niños, que reúne versos de veintisiete autores iberoamericanos de once países.
Los escritores que aparecen en la selección son, mencionados en orden alfabético, Liliana Cinetto, Jorge Luján, María Luz Malamud, Cecilia Pisos, María Cristina Ramos e Iris Rivera, argentinos; Marina Colasanti y Roseana Murray, brasileñas; María José Ferrada, chilena; Gloria Cecilia Díaz y Yolanda Reyes, colombianas; Emilio de Armas, Cristina Obin, Aramís Quintero y Antonio Orlando Rodríguez, cubanos; Roxana Méndez, salvadoreña: Mar Benegas, Nieves García García, Antonio García Teijeiro, Beatriz Giménez de Ory y Juan Carlos Martín Ramos, españoles; María Baranda y María García Esperón, mexicanas; Micaela Chirif, peruana; Georgina Lázaro, puertorriqueña, y Mercedes Calvo y Germán Machado, uruguayos.
Versos para ti fue concebida como una muestra representativa de la producción poética de un conjunto de autores de distintas generaciones, que diera cabida a diferentes formas, estilos y temas. Con su difusión, la Fundación Cuatrogatos desea poner al alcance de padres, educadores y bibliotecarios, sin costi alguno, un material de lectura que puedan compartir con el público infantil.
Agradecemos la colaboración de todos los escritores incluidos, así como de las editoriales que autorizaron la reproducción de algunos de los textos que aparecen en la selección.
Las ilustraciones de la publicación fueron creadas por el artista visual cubano Valerio. La selección de los textos estuvo a cargo de Sergio Andricaín y la edición, de Antonio Orlando Rodríguez y Andricaín. El diseño lo firma Oscar Fernández-Chuyn.
Este proyecto, desarrollado desde Miami por la Fundación Cuatrogatos como parte de su programación 2022-2023, contó con el apoyo de las destacadas escritores y educadoras hispanounidenses F. Isabel Campoy y Alma Flor Ada, así como del Departamento de Asuntos Culturales del Miami-Dade County y del Departamento de Artes y Cultura del Estado de Florida.
Pueden descargar Versos para ti. Poesía infantil iberoamericanahaciendo clic aquí.
Palabras de Carlos Pintado en la presentación del evento Reina María Rodríguez lee sus poemas, presentado por la Fundación Cuatrogatos en el Koubek Center del Miami Dade College el pasado viernes 30 de septiembre de 2022, como parte de su programación para adultos.
Escuchar. Observar. Pensar. Reaccionar.
Cuando leo cualquier libro de Reina María Rodríguez, estas son las palabras en las que gravito.
Escuchar. Observar. Pensar. Reaccionar. Palabras o comandos, dudo a veces. Elegir una u otra, o todas, es una suerte de desafío.
La poética de Reina María Rodríguez, maestra de la écfrasis y de la imaginería, tiene el don de conjurar en un poema casi todo lo que la rodea (estoy tentado a decir “todo lo que la afecta”) y de ese conjuro o afección sale el texto sabiamente pensado, vitalmente concebido, texto-poema, verso libre o prosa, híbrido, un calidoscopio sintáctico, porque los poemas de Reina María no son solo prodigiosas contemplaciones literarias, sino también radiografías del alma humana: cada poema, es una isla que ella habitará con sus palabras, obsesionada con el significado del poema y con el impacto que este produce.
Pocos han cuestionado la inspiración como lo hace ella.
Pocos han logrado hacer de la literatura una cartografía de vida.
El valor y el peso de las palabras, el lugar en el que están puestas en el papel, sí, como hormigas, dice ella en un poema, pero ¿para qué?
La filosofía del texto la persigue, la misma filosofía del sobreviviente, de quien ha mirado al sol muy fijo en el centro por mucho tiempo, con los ojos abiertos y ha resistido un segundo más de lo soportable.
Construir y deconstruir al poema en su intertextualidad es su manera de jugar con el fuego, su manera de jugar con las palabras. He aquí una poeta enorme con una habilidad inusual y un ojo de lince para diseccionar cosas o eventos que más tarde serán parte de sus obsesiones y metáforas, un retablo que ella ha construido, sola, como una catedral.
Escuchar. Observar. Pensar. Reaccionar.
Los libros de Reina María Rodríguez examinan nuestras vidas como un espejo secreto: escuchamos, observamos, pensamos y reaccionamos mientras vamos armando el contorno, preciso o impreciso, de lo que somos. Cada poema es una casa ardiendo, y ella está en el centro, silenciosa, insomne, febril, esperando.