Hablan los grandes (Segunda entrega: Christine Nöstlinger, Alki Zei, Eric Carle, Mirjam Pressler y Philip Pullman)

Compartimos con ustedes la segunda entrega de la serie que hemos titulado Hablan los grandes. Esta vez reproducimos fragmentos de entrevistas con conocidos autores de Austria, Grecia, Estados Unidos, Alemania y Gran Bretaña. Ellos son Christine Nöstlinger (Konrad o El niño que salió de una lata de conserva, Por favor, vuelve a casa), Alki Zei (El tigre en la vitrina, Constandina y las telarañas); Eric Carle (La oruga muy hambrienta, El artista que pintó un caballo azul); Mirjam Pressler (Chocolate amargo, Si llega la suerte, ponle una silla) y Philip Pullman (trilogía La materia oscura, Yo era una rata).

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Christine Nöstlinger (Austria):

“La literatura infantil no es una pastilla pedagógica envuelta en papel de letras, sino literatura, es decir mundo transformado en lenguaje”.

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Hablan los grandes (Primera entrega: Astrid Lindgren, Maurice Sendak, Roald Dahl, Tove Jansson y Michael Ende)

Comenzamos el año publicando la primera entrega de un tríptico que hemos titulado Hablan los grandes. En esta oportunidad compartimos con ustedes algunas opiniones acerca de la literatura infantil y juvenil expresadas por escritores de Suecia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Finlandia y Alemania. Ellos son Astrid Lindgren (Pippa Mediaslargas, Los hermanos Corazón de León), Maurice Sendak (Donde viven los monstruos, La cocina de noche), Roald Dahl (Las brujas, Matilda), Tove Jansson (La familia Mumín, El libro del verano) y Michael Ende (La historia interminable, Momo).

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Astrid Lindgren (Suecia):

“A menudo la gente me pregunta si me inspiro en mis propios hijos y nietos. Solo puedo responder que ningún niño me inspira excepto la niña que una vez fui. No es en absoluto necesario tener hijos propios para ser capaz de escribir libros para niños. Todo lo que necesitas es haber sido niño alguna vez”.

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Confesiones de Maurice Sendak


Lo que sé
Por Maurice Sendak

Yo no escribo para chicos. Yo escribo. Y alguien más dice: “Esto es para chicos”.

Nunca me propuse hacer felices a los niños. O mejorarles la vida, o hacérselas más fácil. No me gustan mucho, así como no me gustan mucho los adultos. Bueno, para ser sincero debería decir que me gustan un poco más los chicos que los adultos, porque los adultos no me gustan para nada.

Firmar ejemplares es horrible, estúpido, no significa nada. Y a mí ni siquiera me sirve para seducir a las madres bonitas de los niños lectores, porque soy gay.

El estado de la literatura infantil actual es abismal. Catastrófico. Una de las razones para que así sea es que hay demasiados libros para chicos.

Somos animales, violentos, criminales. No somos tan diferentes de los simios, esas hermosas criaturas. Y se supone que debemos ser civilizados, ir a trabajar todos los días, ser amables con nuestros amigos, enviar tarjetas de Navidad, todas esas cosas que nos perturban profundamente porque están en contra de lo que haríamos naturalmente.

Elegí un género muy modesto, la literatura infantil, y me escondí en este género para poder expresarme plenamente en él. Lo elegí por timidez y estiré sus límites todo lo posible.

No escribí Donde viven los monstruos por dinero. En los años 1950, los libros para chicos eran el último peldaño del mundo literario. No creo que Madonna hubiese escrito un libro para chicos en los 1950. Sigue leyendo