El flautista de Hamelín es uno de los cuentos más populares de la literatura infantil mundial. En su poema Der Rattenfänger (El cazador de ratas), Goethe recrea una antigua leyenda inspirada en la desaparición de más de un centenar de niños de la ciudad de Hamelín en el año 1284, hecho se produjo en la urbe alemana del mismo nombre.
Con el título Der Rattenfänger von Hamelin, los hermanos Grimm publicaron en el libro Deutsche Sagen (Leyendas germanas), publicado en 1816, su versión de la historia. Posteriormente, en 1882, el inglés Robert Browning dio a conocer su poema The Pied Pipe of Hamelin, como parte de su obra Dramatic Lyrics. Esa es la adaptación más conocida y recreada a lo largo de los años.
A lo largo de los años, numerosos ilustradores de diferentes estilos y épocas –desde los ingleses Kate Greenaway, en 1888, y Errol Le Cain, en 1988, hasta la argentina María Wernicke, en 2010– han interpretado gráficamente este misterioso relato.
Recientemente, durante una visita al Zoológico de Washington D.C., “descubrimos” en las paredes de uno de sus pabellones (la antigua Rodent House o Casa de los Roedores) dos hermosos bajorrelieves dedicados a El flautista de Hamelín.
El autor de estas obras, realizadas en aluminio, en 1936, fue el artista estadounidense Domenico Mortellito (1906-1994). Hijo de inmigrantes italianos, desarrolló una larga carrera como dibujante, pintor y escultor y fue pionero del uso de materiales novedosos para las artes plásticas de su época, como el náilon, el teflón, el linóleo laqueado y el titanato de potasio, entre otros.
Mortellito egresó de la Newark School of Fine and Industrial Arts en 1922 y posteriormente prosiguió sus estudios en el Pratt Institute, donde se graduó con honores en 1926. Entre 1927 y 1942, realizó distintos murales y esculturas para espacios y edificios públicos, como parte del proyectos W.P.A. y T.ER.A.P, financiados por el gobierno de Estados Unidos para dar empleo en programas de obras públicas a millones de desempleados. Sus bajorrelieves sobre El flautista de Hamelín fueron resultado de esas subvenciones.
Estas dos obras se inspiran en diferentes momentos de El flautista de Hamelín. El primero muestra al forastero cautivando a las ratas con los sonidos de su flauta y alejándolas de Hamelín. En el segundo, son los niños quienes abandonan la ciudad, siguiendo al músico.
Creado hace ya 77 años, el díptico de Domenico Mortellito, tan encantador como las melodías del famoso flautista, continúa despertando, día tras día, el interés y la admiración de los numerosos visitantes del Zoológico de la capital estadounidense.
Yo publiqué un microrrelato que titulé “La Visita en el certamen de microrrelatos sobre abogados.
Ese cuento siempre me ha resultado muy atractivo y enigmatico. Graacias, Cuatrogatos, por difundir notas tan interesantes como esta.