Hay una historia en mi familia que mi madre siempre cuenta, y que asegura ocurrió cuando yo cumplí tres años. No sé si será verdad o formará parte de esos recuerdos que se confunden a veces con la memoria o la ficción. El hecho es que ella dice que antes de soplar las velas del pastel, me preguntó que cuál era mi deseo. Y afirma que yo respondí, sin dudar un solo segundo, con la voz más firme y categórica que un crío de tres años puede tener: “Ser escritor”. Muchos años después, tantos como los que tengo en la actualidad, mi deseo sigue siendo el mismo cuando me enfrento a las velas encendidas de mi pastel anual. Claro que ahora la petición es “seguir siendo un escritor”. Ya se ha convertido en una tradición verbalizar mi deseo de poder continuar escribiendo libros que me acerquen a nuevos lectores, que me lleven aún más lejos en mis viajes y que me permitan seguir soñando con aventuras, personajes e historias.
Mensaje de la Fundación Cuatrogatos por el 2 de abril, Día Internacional del Libro Infantil 2020: “¿Cómo se crea un lector?”, por José Ignacio Valenzuela
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