Por Paco Abril
Pongamos que me llamo Vanesa y que tengo veintiún meses.
Deseo compartir con vosotros un reciente y fabuloso descubrimiento. Ocurrió poco antes de que mi madre me acostara para dormir. Fue en uno de esos momentos en los que me encontraba intranquila, agitada y sin sueño. Estaba iniciando una protesta por mi incomodidad, cuando mi madre acercó su cara a la mía y me susurró cariñosa: “Lo que tú necesitas para ir al país de los sueños es un cuento”.