Una experiencia inolvidable

Iliana Prieto blog 2Por Iliana Prieto

Nunca había tenido la ocasión de conocer lo que un niño lector pensaba al leer un libro mío y hoy, gracias a la Fiesta de la lectura, organizada hoy por la Fundación Cuatrogatos en la escuela pública bilingüe Coral Way K-8, de Miami, tuve una experiencia inolvidable.

Lo primero, ver una escenificación de mi cuento Juicio a tres brujas. Luego, muchos niños, no sé exactamente cuántos, pero puedo asegurar que eran muchos, me preguntaron sobre el cuento, sobre mis libros. Algunas de las preguntas me sorprendieron, otras me hicieron reír.

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Trece lenguas afiladas

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“Su libro es bueno y original, pero la parte que es buena no es original y la parte que es original no es buena” –Samuel Johnson.

“Imagino que algunos periodistas son escritores fallidos; pero también lo son muchos escritores” –T.S. Eliot.

“Los libros largos, cuando se leen, son normalmente sobrevalorados, porque el lector quiere convencer a los demás y a sí mismo de que no ha perdido el tiempo” –E.M. Foster.

“Con buenos pensamientos puede hacerse pésima literatura” –André Gide.

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“Mambrú perdió la guerra”: el nuevo libro de Irene Vasco

Irene Vasco, la autora de Conjuro y sortilegios y Paso a paso, dos de las obras más populares y valoradas de la literatura infantil y juvenil de Colombia, estrena un nuevo libro. Su más reciente título, la novela para niños Mambrú perdió la guerra, acaba de ser publicada en México por la editorial Fondo de Cultura Económica.

Cuatrogatos saluda la aparición de este valioso título, que enriquece la vertiente de la narativa infantil latinoamericana que da testimonio de conflictos sociales y políticos que forman parte, dolorosamente, de la realidad de los niños de la región.

A continuación, las preguntas de Antonio Orlando Rodríguez y la respuestas de Irene Vasco:

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Confesiones de Maurice Sendak


Lo que sé
Por Maurice Sendak

Yo no escribo para chicos. Yo escribo. Y alguien más dice: “Esto es para chicos”.

Nunca me propuse hacer felices a los niños. O mejorarles la vida, o hacérselas más fácil. No me gustan mucho, así como no me gustan mucho los adultos. Bueno, para ser sincero debería decir que me gustan un poco más los chicos que los adultos, porque los adultos no me gustan para nada.

Firmar ejemplares es horrible, estúpido, no significa nada. Y a mí ni siquiera me sirve para seducir a las madres bonitas de los niños lectores, porque soy gay.

El estado de la literatura infantil actual es abismal. Catastrófico. Una de las razones para que así sea es que hay demasiados libros para chicos.

Somos animales, violentos, criminales. No somos tan diferentes de los simios, esas hermosas criaturas. Y se supone que debemos ser civilizados, ir a trabajar todos los días, ser amables con nuestros amigos, enviar tarjetas de Navidad, todas esas cosas que nos perturban profundamente porque están en contra de lo que haríamos naturalmente.

Elegí un género muy modesto, la literatura infantil, y me escondí en este género para poder expresarme plenamente en él. Lo elegí por timidez y estiré sus límites todo lo posible.

No escribí Donde viven los monstruos por dinero. En los años 1950, los libros para chicos eran el último peldaño del mundo literario. No creo que Madonna hubiese escrito un libro para chicos en los 1950. Sigue leyendo