Un “Encuentro al atardecer” entre amigos

El pasado 2 de junio de 2024 tuvo lugar en Miami el evento Encuentro entre amigos al atardecer para presentar el libro Encuentro al atardecer, del escritor cubanoamericano Sergio Andricaín y el ilustrador ecuatoriano Roger Ycaza. La obra fue publicada en México y España por Océano Travesía y su edición estuvo al cuidado de Maia Miret.

La actividad fue organizada por la Fundación Cuatrogatos, Artefactus Cultural Project y Cinco Books, y contó con la participación de la cantante Gema Corredera, el poeta Carlos Pintado, la especialista en literatura infantil Betty Quintero y Andricaín, creador, junto a Ycaza, del libro. Agradecemos mucho la presencia del público que llenó el Centro Cultural Artefactus ese domingo literario ―y de los fantasmas amantes de los libros que seguramente también estuvieron allí.

A continuación compartimos los textos que, para dar inicio a la velada, leyeron Betty Quintero y Carlos Pintado:

Encuentro al atardecer: una oda a la infancia

Encuentro al atardecer llegó a mis manos por casualidad y de manos de un muy querido amigo. Mi primera impresión fue que se trataba de un libro raro, con un aire de misterio indescifrable que me atrapó. Tuve que leerlo con más atención la segunda vez, y esta vez con ojos de niña. Fue necesario saltar a mi infancia para mirarlo desde unos ojos donde la maravilla se esconde en cada rincón; donde la curiosidad es la brújula que revela el mundo a nuestro paso, y el juego y la risa son el pan de cada día.

Manuel y Dum se reconocen diferentes, habitantes de mundos distintos, pero definitivamente niños. “El otro” es simplemente alguien fuera de mí, alguien con quien conversar, descubrir, compartir, divertirse, aprender y jugar. Descubrir que hay otras formas de existencia; que la vida y la muerte pueden ser caras de una misma moneda, y que las familias de los dos se parecen mucho; especialmente los adultos a la hora de imponer fronteras entre ambos mundos. Por fortuna, la infancia se orienta por otros puntos cardinales que son la curiosidad, la amistad, la exploración y el juego.

En este libro que firman Sergio Andricaín y Roger Ycaza, las palabras y los silencios sugieren muchas cosas. Las ilustraciones de Ycaza establecen un marco cálido, colorido, dinámico y lúdico, tan fresco como la infancia misma. El texto de Andricaín se esconde y juega con las imágenes que develan el ángulo infantil de lo que propone.

A medida que nos transformamos en adultos, la sencillez, los juegos, el candor de la mirada con que percibimos la vida, se va achicando como si de un traje se tratase, como ese capullo que la mariposa deja sin mirar atrás. Es por eso que este libro es una oda a la infancia, a los amigos y a los juegos que habitan el ahora, y ese lugar entrañable donde habitan los niños que solíamos ser.

Betty Quintero

Un raro y bello cuento de fantasmas

Me gustaría, para comenzar, que hiciéramos un ejercicio de memoria. Un flashback al niño o a la niña que fuimos, a ese momento en que quizás lejos de los amigos y los padres nos quedamos en esa inabarcable soledad que solo un niño puede experimentar (ya de adultos esa soledad, lo sabemos, se acompaña con otras soledades y es, por lo tanto, sino más pasajera, al menos explicable). Pero cuando no tenemos la estrategia de la adultez para paliar este “silencio blanco”, solo nos queda echar mano a la fantasía y coger al fantasma por los cuernos. Nadie mejor que un niño para enseñarnos que la imaginación es el mejor bálsamo frente a la soledad; la soledad, esa casa vacía que pide a gritos que la llenemos de juguetes, de amigos, de cosas, de palabras.

¿Quiénes, de los aquí presentes, no jugó o habló alguna vez con ese “amigo imaginario”? ¿Cuántos aullidos nos despertaron en las noches, cuántos portazos nos hicieron estremecer de miedo, cuánto ruido de jarrón despedazado escuchamos antes de darnos cuenta que nunca hubo un lobo o perro endemoniado corriendo hacia nosotros, que nadie ni nada entró por la puerta y que el jarrón, a la mañana siguiente, permanecía intacto y florecido?

Sergio Andricaín ha escrito Encuentro al atardecer, un cuento sobre la amistad entre un niño y un fantasma, pero que en realidad es un cuento sobre el inicio de la amistad entre un niño y un fantasma y nosotros, los lectores. Un raro y bello cuento de fantasmas, pensé escribir aquí para esta presentación (acaso en esa estirpe en que están situadas las historias de Henry James o Shirley Jackson o el relato Aura de Carlos Fuentes), pero creo que caigo en un error, porque también Encuentro al atardecer es un cuento realista, o mejor: hiperrealista. Y es aquí donde la historia de Sergio me hace preguntarme: ¿Cómo llamar a un cuento realista, si uno de sus coprotagonistas es un fantasma?

Carlos Pintado

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