Opinan los editores de los libros ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2022 (décima y última entrega: Nube de Tinta y Calibroscopio Ediciones)

Llegamos a la décima y última entrega de la serie Opinan los editores de los libros ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2022. En esta oportunidad compartimos las respuestas que dieron a nuestras preguntas, desde Buenos Aires, las editoras María Amelia Macedo, de Nube de Tinta, y Judith Wilhelm, de Calibroscopio Ediciones. Muchas gracias a ambas, así como a todos los editores que contestaron también nuestro cuestionario y nos dieron la oportunidad de conocer sus valiosos comentarios sobre 20 libros para niños y jóvenes altamente significativos.

María Amelia Macedo habla sobre Siempre nos estamos leyendo, novela para jóvenes de Verónica Sukaczer (Buenos Aires: Nube de Tinta, 2021).

¿Cómo llegó Siempre nos estamos yendo a Nube de Tinta? ¿Qué te atrajo de él, qué te decidió a publicarlo?

Fue Verónica Sukaczer quien nos acercó la novela para que la evaluáramos. Contenta con la publicación de su novela anterior Los nombres prestados en este sello, pensó que ambas podían convivir muy bien. ¡Y así fue! Porque no solo dialogan entre ellas y con el resto de los libros de Nube de Tinta, sino que Siempre nos estamos yendo enriquece las temáticas planteadas. Propone un tratamiento original desde lo literario para un tema poco abordado en los libros para jóvenes. De todos modos, cabe aclarar que es un título crossover, de esos que realmente interpelan a lectores de distintas edades.

La novela la evaluamos varios editores del equipo y todos disfrutamos muchísimo de su lectura. Acordamos que era un material de alta calidad literaria, muy logrado desde los recursos desplegados, con una profunda construcción de los personajes y los escenarios. De esos libros que, cada tanto, a los editores se nos tornan necesarios.

¿Qué puedes contarnos sobre el proceso de edición?

Siempre nos estamos yendo se editó en plena pandemia. Llegó postergado del año anterior porque en estos tiempos complejos para la industria, los planes editoriales son flexibles. En medio de esa situación mundial tan adversa fue una buena compensación porque lo disfruté como editora y como lectora.

El texto original que entregó Verónica estaba muy trabajado y prolijo. Solo quedaban pocas dudas para resolver y algunos puntos a solucionar que estuvieron claros desde el inicio. Recuerdo unos ejemplos: ¿Sucedería en algún lugar geográficamente localizable o evitaríamos dar referencias? ¿Qué aportaba más? Resolvimos un par de consultas en la primera edición y hubo pequeños ajustes de tiempos o de situaciones según la edad de la protagonista. Acordamos cómo marcar los distintos tiempos del relato. El título original era otro, pero ambas queríamos seguir pensándolo. Entonces, decidimos dejarlo en suspenso, darle aire al asunto. De los tres que terminamos manejando, Siempre nos estamos yendo nos pareció tan potente como atractivo.

El diseño de tapa tiene su capítulo propio: la tipografía la realizó la misma autora. Partimos de las propuestas de diseño del equipo de arte, pero también quise acompañar el ofrecimiento y la ilusión de Verónica por participar con su creación. Una vez definidos la imagen de fondo, las texturas, la paleta de colores y los otros elementos necesarios para aludir al relato, nos sumergimos con la autora en el mundo de las tipografías, otra de sus pasiones. Iniciamos la búsqueda inspiradas en grafitis, en estilos algo orgánicos.

A tu juicio, ¿qué podrán encontrar los lectores al abrir este libro?

En Siempre nos estamos yendo disfrutarán de una lectura sensible, original e inteligente sobre un tema actual: los que migran por obligación, los muros que brotan dividiendo tierras, los refugiados y los refugios que los cobijan. Es también una historia que, a la manera de cajas chinas, teje tramas en torno a las pérdidas, la identidad, los vínculos, la circulación de la palabra, la resistencia, la necesidad imperiosa de recordar y construir un relato, la valentía y el amor. Como en secuencias fílmicas, el lector podrá recrear los escenarios (casi distópicos) que atraviesan Zinnia y Jaz. No adelanto sobre otros personajes, pero es imposible no conmoverse al conocerlos.

Los capítulos son cortos, con climas profundos e íntimos. La lectura adquiere un ritmo que incita a continuar hasta el final con entusiasmo. Los distintos tiempos del relato arman un rompecabezas perfecto.

¿Qué aporta Siempre nos estamos yendo al catálogo de Nube de Tinta?

El sello Nube de Tinta es variado en sus temáticas. Muchos títulos son de corte realista, pero Siempre nos estamos yendo aporta una historia profunda contada con maestría, originalidad y riqueza literaria. Es una ficción que tiene, lamentablemente, mucho de realidad. En las últimas páginas, un listado de muros históricos y actuales resignifica el relato y subraya cuán necesaria es la literatura para recordar y evitar que ciertos hechos vuelvan a pasar.

Judith Wilhelm habla sobre El alumno nuevo, cuento de Pablo De Santis con ilustraciones de Cristian Turdera (Calibroscopio, 2021).

¿Cómo llegó El alumno nuevo a Calibroscopio? ¿Qué te atrajo de esta obra, qué te decidió, a publicarla?

Leí el cuento de Pablo De Santis hace muchos años, de casualidad, en una publicación periódica, como un cuento inédito. Recuerdo que en el momento me impactó como lectora, pero no pensé en ningún momento en la posibilidad de publicarlo, no parecía un texto que se adaptara a nuestro catálogo. Fue una lectura absolutamente libre de condicionamientos.

Muchos años después lo recordé (lo volví a recordar) y lo busqué, ahí sí pensando en la posibilidad de releerlo desde otro lugar. Encontré que había sido publicado por la editorial Loqueleo en un volumen de varios cuentos del autor. Afortunadamente, gracias a la buena disposición de Pablo, agentes y editores pudimos gestionar los permisos para una edición ilustrada, sabíamos que era un cuento muy especial y que una versión ilustrada potenciaría la fuerza de relato.

¿Qué puedes contarnos sobre el proceso de edición?

El proceso de edición fue muy placentero. Una vez vencidas las gestiones burocráticas en relación a los permisos de publicación, convocamos a Cristian Turdera, a quien conocíamos y admirábamos desde hacía mucho tiempo. Desde el principio se mostró muy entusiasmado con el texto, pero a medida que avanzaba se iba involucrando en la trama de una manera absolutamente visceral. Cristian es admirador de los relatos y películas de ciencia ficción, especialmente de inteligencia artificial ¡y este proyecto parecía escrito para él!

Dedicamos un año entero a trabajar en el libro, el año en que comenzó la pandemia; teníamos tiempo, no había urgencias ni fechas de entrega ni vencimiento… Trabajamos juntos en el formato, la división del texto (la paginación es una de las cosas que primero hago, apenas empiezo a pensar en la conversión de un archivo de texto en un libro) y la tónica general. Y charlamos mucho sobre nuestras lecturas.

Luego Cristian trabajó con total libertad, y a medida que desarrollaba el proyecto gráfico, desde una concepción integral de ilustración y diseño, íbamos compartiendo los avances y descubriendo, alucinados, pequeños guiños y detalles escondidos en cada imagen: los elementos relativos a la tecnología, a las máquinas; a los juegos, juguetes y estéticas de los años 70 en los que Cristian decidió situar el relato; la iconografía de la época, las revistas escolares de nuestra infancia, los discos, los símbolos de la Bauhaus cristalizando la referencia a “la perfección”, concepto que subyace y es cuestionado a través de las páginas. Y, entre los libros que apenas asoman de los muebles y estantes, Pinocchio, el gran homenajeado, y los libros de ciencia ficción favoritos de los dos autores.

Un verdadero placer, no puedo decir más.

A tu juicio, ¿qué podrán encontrar los lectores al abrir El alumno nuevo?

Los lectores de El alumno nuevo se van a sorprender, eso seguro.

Es que el libro tiene dos momentos intensos de gran sorpresa, fue algo que charlamos bastante. Hay un momento, hacia la mitad del libro, donde el lector (junto a la narradora) realiza un descubrimiento impactante, que marca un antes y un después en el relato. Pero la verdadera sorpresa viene al final, en la resolución, una especie de moraleja libre que contradice, quizás, las clásicas moralejas de los cuentos moralizantes. Hay un ir y venir muy interesante en este personaje tan particular, protagonista del cuento. Un construirse, deconstruirse y volverse a construir de una manera nueva, desconcertante y real a la vez.

Creo que los lectores van a encontrar algo de todo esto. Y disfrute, claro. Lo que uno espera y agradece encontrar en todo buen relato.

¿Qué aporta El alumno nuevo al catálogo de Calibroscopio?

El alumno nuevo aporta un libro muy potente a nuestro catálogo. Un cuento en un formato quizás más clásico, con un nudo, una intriga, un desarrollo y un final impactante. Materia prima que buscábamos desde hacía tiempo, quizás por las alegrías que nos produjo la edición años atrás de Tres portugueses bajo un paraguas (sin contar el muerto), de Rodolfo Walsh, ilustrado por Inés Calveiro.

Y aquí está, finalmente, El alumno nuevo. Una muy feliz confluencia.

Un texto memorable, de los que dejan huella, Y, ese texto, convertido en libro ilustrado (¡la magia de la edición!), un juguete para disfrutar en cada lectura, en cada detalle. Un juguete como los que pueblan el universo cotidiano de Cristian Turdera, exquisito coleccionista de juguetes de época. Y gracias al magistral manejo de los lenguajes de cada uno de estos artistas, a los detalles y referencias, un espléndido libro álbum de dos autores que siempre admiramos y hoy nos enorgullece ver en nuestro catálogo.

Un libro para pensar, para pensarnos, para leer las infancias y nuestra relación con el ser y el hacer; con el tiempo, el aprendizaje y los procesos, entre otras pequeñas y grandes cosas.

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Otras respuestas de editores:
Jesús Félix Sacristán, de Nórdica Libros (España), y Lola Rubio, de Fondo de Cultura Económica (Argentina).
Laura Leibiker, de Ediciones Norma (Argentina), y María Francisca Mayobre, de Ediciones Ekaré (España).
Pablo Cruz, de Anaya Infantil y Juvenil (España), y Arianna Squilloni, de A buen paso (España).
Paloma Muiña, de Ediciones SM España, y Tora Ahlström, de Gato Sueco Editorial.
Susana Figueroa, de Fondo de Cultura Económica (México), y Maribel G. Martínez, de Lóguez Ediciones (España).
Eloise Alemany, de Periplo Ediciones (Argentina) y Carla Salazar Luci e Iván Martínez Berríos, de Ediciones Pozo de Arena (Chile).
Luis Larrraza, de bookolia (España), y Judith Wilhelm, de Calibroscopio Ediciones (Argentina).
Laura Leibiker, de Ediciones Norma (Argentina), y Camila Muñoz, de Libros del Pez Espiral (Chile).
Mónica Bergna, de Alboroto Ediciones (México), y Gabriela Ibáñez, de Polifonía Editora (Perú).

2 pensamientos en “Opinan los editores de los libros ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2022 (décima y última entrega: Nube de Tinta y Calibroscopio Ediciones)

  1. El libro El alumno nuevo se ha convertido en uno de los favoritos de mis hijos. Gracias por entrevistar a su editora. Ahora podré contarles como fue que nació ese libro.

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