“Sapo y Sapo son amigos”, de Arnold Lobel. Serie Libros que desafían el tiempo, por Fanuel Hanán Díaz

“Sapo y Sepo son amigos”, de Arnold Lobel, publicado por Loqueleo. Traducción del inglés de Pablo Lizcano.

El libro Sapo y Sepo son amigos reúne cuatro relatos muy breves que describen la relación entre dos entrañables amigos que se complacen en descubrir el mundo juntos. Este título, publicado en 1970 por el escritor e ilustrador Arnold Lobel (Los Angeles, 1933-Nueva York, 1987), fue el primero de una serie que tuvo continuidad en Sapo y Sepo, inseparables (1972), Sapo y Sepo, un año entero (1976) y Días con Sapo y Sepo (1979).

Las historias de Sapo y Sepo (Frog y Toad, en el original en inglés) están ambientadas en un mundo apacible, donde los personajes interactúan en un marco natural puro y bucólico. Cada libro de la serie incluye un conjunto de narraciones que funcionan de manera independiente y que mantienen una sostenida tensión, a pesar de que se tratan de situaciones tan cotidianas como esperar la llegada de una carta o salir de paseo.

Por su estructura y sencillez, son textos ideales para los lectores que comienzan a leer solos. En ellos no existe la presencia de figuras adultas y los conflictos se resuelven de manera sorpresiva, con giros que generan situaciones divertidas. Entre los rasgos más sobresalientes de este mundo ficcional se encuentra el absurdo, ya que muchos elementos proponen soluciones poco convencionales, como apurar la llegada de la primavera arrancando las páginas de un calendario o encontrar inspiración para contar una historia parándose de cabeza. Sus ilustraciones, en tonos pasteles, tienen una influencia victoriana incluso en el atuendo que usan los personajes y logran retratar un universo muy cálido y rural.

Lobel estudió Bellas Artes en el Pratt Institute, en Brooklyn, y su trabajo en los libros para niños se desarrolló principalmente como ilustrador. Acerca de la creación como escritor y dibujante de los libros de Sapo y Sepo confesó en una entrevista que hizo un esfuerzo por no pensar en términos visuales para poder enfocarse en el desarrollo del texto. En cuanto a los personajes, Arnold Lobel comentó que Sapo y Sepo revelan rasgos complementarios de su propia personalidad: mientras que Sapo es hosco y pasivo, Sepo es más resuelto y aventurero. Algunos críticos celebran que estos dos amigos, ambos masculinos, se adelanten a su tiempo al incluir en los libros para niños una relación afectiva fuerte entre dos seres del mismo sexo y que construyan, en escenas íntimas y poéticas, una relación de amistad duradera.

El autor de estas historias obtuvo premios muy prestigiosos, como la Medalla Caldecott de 1981 por su obra Fábulas, en el que hizo gala de su potente sentido del humor. Anteriormente, en 1971 y 1972, había sido finalista de ese mismo galardón con Sapo y Sepo son amigos y Hildilid’s Night. También ganó un premio de honor Newbery en 1973 por Sapo y Sepo, inseparables.

Hoy día, los libros de Sapo y Sepo pueden considerarse clásicos contemporáneos porque han demostrado la capacidad de seguir deleitando a nuevas generaciones y se mantienen como una oferta vigorosa dentro de los proyectos lectores. Además de celebrar la amistad, sus narraciones brindan elementos atractivos que enganchan al lector: situaciones cotidianas que se transforman en anécdotas sorprendentes y eventos que enfatizan el gozo de disfrutar la vida con una perspectiva muy particular, cercana a esa mirada de asombro que tienen los niños cuando están descubriendo el mundo.

(Las narraciones que integran esta tetralogía de Arnold Lobel están publicadas en español por Loqueleo en volúmenes independientes y también en un solo tomo, con el título Sapo y Sepo. Historias para toda la vida, con las traducciones de Pablo Lizcano y María Puncel).

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Este comentario forma parte de la serie Libros que desafían el tiempo, escrita por el crítico e investigador literario venezolano Fanuel Hanán Díaz, que la Fundación Cuatrogatos acoge periódicamente en este blog. Otras reseñas de esta serie:

La escoba de la bruja, de Chris Van Allsburg (Fondo de Cultura Económica).
El árbol generoso, de Shel Silverstein (Kalandraka Editora).
Zoom, de Istvan Banyai (Fondo de Cultura Económica).
Pedro Melenas, de Heinrich Hoffmann (Impedimenta; José J. de Olañeta).
Los tres bandidos, de Tomi Ungerer (Kalandraka Editora; Loqueleo Colombia).
Ahora no, Bernardo, de David McKee (Loqueleo).
Pequeño Azul y Pequeño Amarillo, de Leo Lionni (Kalandraka Editora).

 

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