Pedro Melenas (Der Struwwelpeter), publicado por primera vez en Alemania, en 1845, está considerado como uno de los libros más crueles de la historia de la literatura infantil.
Este curioso libro contiene historias que hablan acerca de niños indóciles, caprichosos o distraídos que reciben castigos muy severos por su desobediencia. Los textos rimados y las ilustraciones en cromolitografía se conjugan sabiamente en esta obra, llena de humor, situaciones exageradas y un particular concepto de infancia.
Probablemente hoy día muchos padres se puedan sentir incómodos ante el desarrollo de las anécdotas: un niño muere de inanición por no tomarse la sopa, una niña se incendia por jugar con fósforos y a un niño que no deja de chuparse los dedos, le cortan los pulgares. Imágenes vívidas de colores brillantes soportan la tesis del autor, el psiquiatra alemán Heinrich Hoffmann (1809-1894), de que más que reprochar a los niños había que presentarles imágenes impactantes de lo que podría acarrearles desobedecer las advertencias de los adultos.
Aunque Hoffmann escribió otras obras para niños y poemas satíricos para los lectores adultos, e hizo importantes aportes a la psiquiatría, en todo el mundo se le conoce por este libro que tuvo un gran impacto más allá de sus fronteras geográficas y temporales. El personaje central, un niño desgreñado con las uñas larguísimas que se para sobre un pedestal, fijó un fuerte arquetipo visual que penetró otros campos culturales. Muchas obras posteriores retomaron este personaje para hacer caricaturas políticas, entre las más famosas se destacan las de de “Hitler El Desgreñado” (“Struwwelhitler”), publicadas en Londres, en 1941, por Robert y Phillip Spence en el periódico Daily Sketch. Además de generar una tendencia en la producción de libros infantiles, Der Struwwelpeter ha tenido una enorme repercusión en el mundo de la literatura, el cómic, el cine y el arte.
En 1891, Mark Twain tradujo del alemán el libro, cercano al espíritu de sus propios personajes literarios como Tom Sawyer y Huckleberry Finn. En España fue editado, con la traducción de Víctor Canicio, primero por José J. de Olañeta, y actualmente lo publica la editorial madrileña Impedimenta. Con incontables ediciones y traducciones, incluso al latín y al yidis, Pedro Melenas sigue siendo un referente importante para entender un concepto histórico de infancia y vislumbra pulsiones sadomasoquistas colectivas.
El carácter exagerado de los eventos y el humor negro de las ilustraciones tienen mucho que ver con un molde para de crear un discurso renovador y opuesto a los libros moralistas del momento en que fue dado a conocer, así como un ensayo para probar teorías psicológicas de control. Pedro Melenas despierta un especial interés para el estudio cultural de la infancia y representa un hito insoslayable en la producción de libros para niños en el siglo XIX.
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Este comentario forma parte de la serie Libros que desafían el tiempo, escrita por el crítico e investigador literario venezolano Fanuel Hanán Díaz, que la Fundación Cuatrogatos acoge en este blog con periodicidad quincenal. Otras reseñas de esta serie:
Los tres bandidos, de Tomi Ungerer (Kalandraka Editora; Loqueleo Colombia).
Ahora no, Bernardo, de David McKee (Loqueleo).
Pequeño Azul y Pequeño Amarillo, de Leo Lionni (Kalandraka Editora).