Nacida en Madrid, en 1979, la escritora y periodista cultural Ana Campoy se graduó de Comunicación Audiovisual en la Universidad Complutense de Madrid y a lo largo de su vida profesional ha sido actriz, locutora y guionista de radio, cine y televisión. Un variado recorrido profesional que terminó desembocando en la literatura para niños y jóvenes con la creación de libros como Las aventuras de Alfred & Agatha (serie de aventuras detectivescas difundida por Edebé a partir del 2011); El dragón del parque Güell (La Galera, 2015); La Cronopandilla: El túnel del tiempo (Premio Jaén de Narrativa Juvenil publicada por Montena en 2017); Familia a la fuga, otra serie, esta con Loqueleo, iniciada en el 2018; Todo eso que nos une (Anaya, 2018); Arturo Leal y el perro fantasma (Ediciones SM, 2019) y, más recientemente, Pen Friends: Cartamigos de leyenda (Molino, 2021) y Pepa Guindilla (Nórdica, 2021).
La última de las obras mencionadas, que ilustró de forma estupenda Eugenia Ábalos, fue escogida como una de las ganadoras del Premio Fundación Cuatrogatos 2022 por retratar “en clave de humor y con gran desenfado el mundo de Pepa Guindilla, una protagonista infantil traviesa y de incuestionable credibilidad tanto por su pensamiento como por su conducta”. Según el comité de selección del premio, el libro de Campoy ofrece una “regocijante mirada costumbrista a la vida cotidiana de una familia “ensamblada” –urbana y contemporánea–, cuyas relaciones se fundamentan en el respeto, la comprensión y la alegría de vivir; una oportuna celebración de los lazos afectivos y de eso que llamamos felicidad”.
Entrevistamos a la autora de Pepa Guindilla para conocer más sobre su trayectoria y, en particular, sobre esta novela para niños:
¿Cómo, cuándo y por qué empezaste a escribir literatura infantil?
Fue un proceso muy natural. A pesar de hacerme mayor, nunca dejé de leer literatura infantil. Tengo una hermana seis años más pequeña y la literatura infantil fue un modo de que ambas siguiéramos conectadas mientras íbamos creciendo. A mí me gustaba escribir, como a muchos adolescentes, y siempre albergué la ilusión de hacerlo para esa edad. Así que durante un parón que tuve entre trabajo y trabajo, ya de adulta, aproveché la oportunidad y me lancé a escribir Alfred & Agatha, mi primera novela.
¿Qué te ha aportado como autora tu experiencia previa en campos la actuación, el periodismo y la escritura de guiones?
Pienso que cuando te dedicas a escribir es importante cultivar la empatía. Mis experiencias anteriores me ayudaron mucho en eso. El teatro fue una herramienta estupenda para desarrollar mi personalidad. Me enseñó a ponerme en la piel de otras personas que eran distintas a mí. En el periodismo sucede lo mismo, solo que desde la silla de enfrente. Y para escribir es muy importante aprender a mirar. Pienso que para componer personajes creíbles esa curiosidad por el interior del ser humano y sus mecanismos es fundamental.
¿Cómo surgió la idea de escribir Pepa Guindilla?
La intención del libro es mostrar las diferentes realidades familiares desde una perspectiva positivista, no traumática. El hecho de que las familias vayan mutando no tiene por qué vivirse como una tragedia. Es ley de vida y debería ser un proceso de lo más natural. Pepa es hija de padres separados y convive con las nuevas parejas de sus padres. Aprovecha la suerte de tener alrededor a tanta gente que la quiere.
¿Cómo describirías al personaje? ¿Te inspiraste en alguna niña en particular?
Quería componer una niña fuerte, pero sensible. Tierna, aunque categórica. Reflexiva a la vez que simpática. En mi cabeza estaba muy clara la personalidad de la protagonista y el tono humorístico de la novela. Habitualmente compongo a los personajes desde la imaginación. Aunque conozca rasgos de personas reales que puedan servirme como ingredientes, suelen ser inventados casi al cien por cien. Aunque en esta ocasión sí tuve un referente real. Pepa está inspirada en mi mejor amiga del colegio. Nos perdimos la pista en la adolescencia pero casualmente (así es la magia de la literatura) nos hemos vuelto a encontrar tras publicarse el libro.
¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Qué fue lo más retador? ¿Y lo más divertido?
Fue peculiar respecto a mi costumbre. Suelo describirme como escritora de mapa, planificadora siempre, pero en este libro me dejé guiar más por la brújula (aunque sí con un rumbo trazado desde el inicio). Creo que eso le aportó frescura al texto y la prueba es que este es uno de los libros con los que más me he reído mientras iba escribiéndolo.
Desde el primer capítulo, en el que Pepa y su hermana Sophie lanzan escupitajos por el hueco de la escalera del edificio, comenzamos a sospechar que el libro se apartará de los retratos de niños de conducta casi irreprochable tan frecuentes en la literatura infantil. ¿Por qué elegiste ese camino?
Porque quería acercarme lo máximo posible a la vida real. ¿Quién no ha lanzado alguna vez un escupitajo? ¡Que levante la mano! Me parecía fundamental que, mientras Pepa contara sus peripecias, nosotros nos pudiéramos identificar (tanto niños como adultos) con su vida cotidiana. Los niños tienen su propia lógica en la que la creatividad está más a flor de piel. A medida que crecemos, el mundo adulto nos engulle y eso se nos va estropeando. Pepa Guindilla no solo está dirigido al público infantil, sino también a esos adultos que puedan sentarse, abrir el libro y recordar lo que se sentía cuando se era un niño.
Cuando leímos el libro se comentó que Pepa podría descender de la famosa Pippi Calzaslargas. ¿Qué opinas sobre esa comparación? ¿Qué podría haber heredado Pepa de Pipi, además de sus trenzas pelirrojas?
Me da la impresión de que a Pippi le pasaba un poco como a Peter Pan, que estaba a gustísimo siendo una niña y no le interesaba para nada crecer. Ambos tenían una especie de carpe diem vital. Tal vez Pepa tenga eso en común con ellos porque os aseguro que ella piensa que ser mayor es un rollo y que bastante desgracia tienen los pobres adultos con serlo. Pepa ve a los adultos como unos seres cortos de entendederas por culpa de sumergirse en ese mundo aburrido y lleno de cosas absurdas que en realidad no son tan importantes. Esa visión me parece muy sana y muy útil, y creo que los adultos que consiguen regresar a ella son más felices.
Pepa Guindilla retrata a una familia de padres divorciados en la que todos sus miembros viven en armonía y sin grandes sobresaltos (salvo los ocasionados por las travesuras de Pepa). En medio de muchas historias que presentan familias con graves problemas en sus relaciones o disfuncionales, esta novela pareciera recordar que todavía pueden existir familias felices. ¿Qué hay detrás de esa decisión tuya?
Esto está relacionado con lo que comentaba antes de la intención del libro, pero me gustaría puntualizar algo más y es el concepto de “madrastra” (una palabra que suena tan mal en español cuando curiosamente en otras lenguas no es así). El libro trata de reivindicar esa figura como un miembro más de la familia. Las madrastras o los padrastros tienen su propio rol que no es en absoluto el de sustituir a ninguno de los progenitores. Siempre digo que el amor se suma y nunca se resta.
¿En qué momento se sumó Eugenia Ábalos al proyecto y, a tu juicio, que le aportan a la historia sus ilustraciones?
¡Desde el principio! El proyecto nació con las dos cogidas de la mano y ahora mismo no podría concebir que otra ilustradora le hubiera dado vida a Pepa. El trabajo de Euge es tan preciso, tan colorido, que lleva su propio estilo ahí donde se muestra. Y me hace mucha ilusión que Pepa forme parte de su universo. En nuestro caso se suma, además, que somos muy buenas amigas y vamos comentando mientras una o la otra compone. Aún recuerdo la emoción que sentía cuando Euge me pasaba los primeros bocetos de Pepa o de señor Bigotes. Disfrutamos muchísimo trabajando juntas. Pero sobre todo ¡celebrando juntas!
¿Qué papel concedes al humor en tu literatura?
Creo que es un ingrediente fundamental, no solo en la literatura ¡sino en la vida! El humor es un bálsamo ante las situaciones difíciles, las normales o las simplemente aburridas. Es como echar a las acelgas un poquito de sal.
¿Has podido conversar con los lectores del libro, tanto chicos como grandes? ¿Qué impresiones has recibido?
¡Pues son unas impresiones muy impresionantes! Los lectores están encantados con Pepa y lo que más nos cuentan, sobre todo, es que se ríen mucho con ella. Creo que el hecho de que un niño o una niña se ría con un libro es la demostración más sincera del trabajo bien hecho. Y bueno, qué decir de la sorpresa que nos llegó desde Miami este mes de enero. Para nosotras, recibir este premio por parte de la Fundación Cuatrogatos ha sido una emoción gigantesca y un verdadero chute de energía. Tanto el trabajo de ilustración como el de escritura son muy solitarios y el hecho de ver que Pepa ha gustado tanto como para merecerlo nos hace seguir siendo cabezonas con lo nuestro.
¿Regresará Pepa Guindilla?
Pues hemos de confirmar que el regreso de Pepa es un hecho. No estaba planeado desde un principio, pero ha sido gracias a los lectores, a las librerías y a todos los que la habéis acogido con tanto cariño. En unos mesecitos… ¡volveréis a tener noticias de ella!