“El árbol generoso”, de Shel Silverstein. Serie Libros que desafían el tiempo, por Fanuel Hanán Díaz

‘El árbol generoso’, de Shel Silverstein. Traducción de Miguel Azaola. (Pontevedra: Kalandraka Editora, 2015).

Este libro del escritor e ilustrador estadounidense Shel Silverstein, publicado por primera vez en el año 1964, aborda el tema de la generosidad incondicional y de las diferentes relaciones que se establecen las personas entre ellas y también de las que crean con el entorno donde viven. Por la amplitud de su mensaje, se han tejido innumerables interpretaciones acerca de él, especialmente aquellas vinculadas con los nexos entre padres e hijos o aquellas que permiten ahondar en la relación de los seres humanos con la naturaleza o la religión.

A simple vista, El árbol generoso se destaca por la sencillez de su concepto: textos cortos y poéticos se combinan con ilustraciones a línea, esquemáticas y sin color.

Dos personajes centrales, un niño y un árbol, evolucionan mediante un intercambio complejo y desigual. Al principio, se complacen en jugar juntos, se tienen el uno al otro. Pero cuando el niño crece y se hace adulto, los vínculos cambian. Para hacer feliz a su amigo en distintos momentos de su vida, el árbol se va desprendiendo de sus hojas, de sus frutos y de sus ramas, hasta quedar convertido en un tronco inservible. Mientras tanto, el niño crece, se hace hombre, se enamora, tiene una familia, se va a explorar el mundo y regresa al punto de partida para descansar al final de sus días. Anciano, encuentra reposo en el viejo tronco del árbol que ya no tiene nada más que ofrecerle.

La generosidad sin límites, el afecto desmedido, las relaciones oportunistas, el consumo insaciable de recursos, los ciclos de crecimiento, el amor infinito y el encuentro y desencuentro son parte de las ideas que atraviesan esta historia de Silverstein, profunda, genuina y conmovedora.

Nacido en Chicago, en 1930, y fallecido en Cayo Hueso a los 69 años de edad, el autor de El árbol generoso fue un creador polifacético y excepcional. Dibujante y caricaturista, escritor de obras muy diversas, compositor y cantante, dejó una producción artística intensa y de gran significación. Silverstein llegó al mundo de la literatura para niños en 1963 con Uncle Shelby’s Story of Lafcadio: The Lion Who Shot Back, empujado por otro gran creador de libros infantiles: Tomi Ungerer. Sus ideas acerca de lo que los chicos podían leer eran poco convencionales, especialmente por abordar temas poco usuales y por su manera de plantear el humor.

El árbol generoso es una obra difícil de clasificar. No es propiamente un libro álbum ni tampoco uno concebido exclusivamente para los niños. Aunque la construcción del texto apela a lo poético, en verdad se trata de una parábola muy abierta sobre la vida. A pesar de que en sus páginas es visible un cuestionamiento a las relaciones erosivas, también hay aspectos luminosos que abren una reflexión sobre la necesidad de dar sin esperar nada a cambio, un ingrediente imprescindible para la renovación de las relaciones entre los seres humanos y las de estos con la naturaleza en  tiempos tan duros y egoístas como los que vivimos, en los que la generosidad constituye un atributo escaso en la sociedad.

Un libro apropiado para compartir y necesario para mover emociones. Sin duda, El árbol generoso es una lectura inspiradora, pero sobre todo una obra sin pretensiones, minimalista, que tiene la capacidad de estremecer y de confrontarnos.

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Este comentario forma parte de la serie Libros que desafían el tiempo, escrita por el crítico e investigador literario venezolano Fanuel Hanán Díaz, que la Fundación Cuatrogatos acoge en este blog con periodicidad quincenal. Otras reseñas de esta serie:

Zoom, de Istvan Banyai (Fondo de Cultura Económica).
Pedro Melenas, de Heinrich Hoffmann (Impedimenta; José J. de Olañeta).
Los tres bandidos, de Tomi Ungerer (Kalandraka Editora; Loqueleo Colombia).
Ahora no, Bernardo, de David McKee (Loqueleo).
Pequeño Azul y Pequeño Amarillo, de Leo Lionni (Kalandraka Editora).

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