«Zoom», de Istvan Banyai. Serie Libros que desafían el tiempo, por Fanuel Hanán Díaz

Zoom es un libro silente que convoca a lectores de todas las edades por su capacidad para detonar preguntas profundas sobre la existencia, y también porque invita a mirar con detenimiento la realidad que nos rodea y de la que somos parte. Utilizando el recurso fotográfico del zoom, esta obra propone un viaje de ida y vuelta (se puede leer hacia adelante o hacia atrás) por elementos constitutivos de universos más amplios. Vistos de cerca, pueden generar muchas posibles interpretaciones, que cambian radicalmente cuando pasamos las páginas y descubrimos que forman parte de un contexto mayor. Con este recurso, Istvan Banyai, ilustrador húngaro radicado en Estados Unidos, genera sorprendentes efectos que mantienen cautivos a los lectores y deseosos de continuar este juego de cambios de perspectiva.

La gráfica de cartel desarrollada por Banyai a partir de sus estudios de arquitectura se impone en este título, publicado por primera vez en 1995 por Viking, en Nueva York, y ese mismo año también por Fondo de Cultura Econíomica en Ciudad de México. Nacido en Budapest en 1949, Banyai es parte de una generación de artistas que emigró, después de la caída de la cortina de hierro, desde la Europa oriental hacia la occidental, por lo que tuvo que adaptarse a sociedades con otros tipos de organización, y que son más abiertas y diversas que las que integraban el sistema totalitario de los países comunistas. La sensación de sentirse “extraño en una tierra extraña” por causa de esos cambios se respira en Zoom, obra que nos permite experimentar en cada nueva página que aterrizamos en un mundo completamente distinto.

Además de desarrollar su trabajo de ilustrador, Banyai realizó dibujos animados, entre ellos una provocativa película de 1976 titulada Gobble-Gobble, que habla acerca de un hombre insaciable que se come todo lo que encuentra a su alrededor hasta que alcanza dimensiones descomunales y termina devorándose el universo entero. Ya en este cortometraje aparece la idea de los espacios infinitos que se desbordan expresada mediante una estética de colores brillantes y fuertes trazos lineales. También, para Nickelodeon, hizo en 1998 un animado basado en Zoom.

Zoom es una obra fascinante por el uso que hace de recursos cinematográficos y porque demanda la participación activa de quien lee las imágenes para desentrañar posibles significados. La idea del acercamiento o distanciamiento, de modo parecido al que se logra con una cámara cinematográfica, y las páginas en negro, que crean un efecto de edición que marca el tránsito de una escena a la otra, vinculan este libro con la gramática del cine. Precisamente, esto constituyó un aporte en el mundo de los libros para niños en el momento de su aparición.

Sin embargo, el rasgo más significativo de esta obra está vinculado con su esencia filosófica, ya que deja en el lector una extraña sensación al confrontarlo con la finitud de la existencia. ¿Somos realmente un punto inadvertido en el mapa inconmensurable del universo? ¿Qué hay más allá de las fronteras de lo visible? ¿Existen mundos paralelos que conviven con la realidad? Muchas preguntas surgen con la lectura de este libro, hábilmente trazado con un mecanismo parecido al de las cajas chinas o las matrioshkas rusas, como Banyai prefiere señalar.

En este contexto, conviene recordar Potencias del diez, un documental extraordinario, creado en 1977 por los arquitectos Ray y Charles Eames para IBM. En el filme se hace un viaje que muestra la escala relativa del universo en una medida logarítmica de base 10 que permite al espectador realizar un recorrido hacia afuera del planeta desde un punto y hacia el interior de una célula.

En Zoom, Banyai articula la fascinante idea de explorar el cosmos y el microcosmos a partir de elementos filosóficos. A pesar de la ausencia de textos en la obra, el creador propone distintas capas de significado, reta a los lectores y los confronta, da protagonismo al libro como artefacto de exploración del universo y extiende los horizontes del libro para niños, incorporando elementos del cine y del cartel, una estética refinada, giros sorpresivos con toques de humor y muchas referencias que enriquecen la lectura de las imágenes.

Ciertamente esta es una creación que merece la atención de los mediadores y estudiosos, una obra generadora de amplios debates, una propuesta difícil de clasificar y que conecta a lectores de muchas edades. Pero, sobre todo, Zoom es un libro que deslumbra, que nos permite pensar en la idea de los multiuniversos, a la vez que nos invita a especular sobre lo que puede haber más allá de los límites del mundo conocido por el hombre hasta hoy.

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Este comentario forma parte de la serie Libros que desafían el tiempo, escrita por el crítico e investigador literario venezolano Fanuel Hanán Díaz, que la Fundación Cuatrogatos acoge en este blog con periodicidad quincenal. Otras reseñas de esta serie:

Pedro Melenas, de Heinrich Hoffmann (Impedimenta; José J. de Olañeta).
Los tres bandidos, de Tomi Ungerer (Kalandraka Editora; Loqueleo Colombia).
Ahora no, Bernardo, de David McKee (Loqueleo).
Pequeño Azul y Pequeño Amarillo, de Leo Lionni (Kalandraka Editora).

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