La Fundación Cuatrogatos solicitó a los editores de los libros ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2019 un breve comentario acerca de esas obras, con el propósito de saber por qué las publicaron y qué valoran de manera especial en ellas.
Aquí compartimos los textos que nos enviaron Paloma Muiña, de Ediciones SM, en España; Paula Fernández, de Ojoreja, en Argentina, y Mercedes Bouzo, de Narval Editores, en España. En los próximos días daremos a conocer otras respuestas. ¡Muchas gracias a todos!
Biografía de un cuerpo llamó nuestra atención desde las primeras palabras: “El cuerpo manda. Obliga, es un tirano”.
Cuando te enfrentas a la lectura de cientos de originales que se han presentado a un premio hay veces en que pierdes la perspectiva, las historias se repiten, las palabras resultan manidas. En medio de toda esa vorágine, un día tomas un texto anónimo, lees la primera línea y, de pronto, te enamoras. Pero lo difícil es mantener ese interés hasta el final. Ese fue el caso del libro de Mónica Rodríguez, premio Gran Angular 2018. La forma de escribir de esta autora es tan elegante como exacta, transmite emociones de un modo casi sensorial, las palabras fluyen, vuelan, danzan igual que el protagonista de este libro, enfrentado a los cambios de su cuerpo y las incertidumbres de su edad en medio de una vocación, la del ballet, que no sabe si tiene o le han impuesto.
El libro no solo trata, con una delicadeza arrebatadora, temas que siempre interesan a los jóvenes (el primer amor, la soledad, los problemas familiares…), sino que lo hace en un entorno poco habitual: el de un conservatorio lleno de chavales que, cada día, dan lo mejor de sí mismos para una profesión tan bella como, muchas veces, desagradecida. Lo más importante, sin embargo, es el trasfondo del libro, su mensaje final: el derecho de cada uno a elegir su propio camino.
Paloma Muiña
Ediciones SM
Como editora me atrajo la posibilidad de abordar en Nidos que arrullan un libro que recorriera las canciones de cuna, las nanas y arrullos que nos acompañan en la crianza de nuestros pequeños y que ofrecen la primera relación con la poesía.
Nos planteamos un libro que por su valor estético, literario y musical, invitase a una convergencia de sensaciones: lo visual, lo sonoro y rítmico, lo afectivo, lo táctil.
Fue una experiencia maravillosa de trabajo colectivo, donde la investigación, el diseño e ilustración, la música y la interpretación dieron vida a la arquitectura del “Nido”.
En la presentación de Nidos que arrullan, María Emilia López puso en palabras nuestra intención: “Una poética portátil, podríamos decir, que está a la mano, que viaja con nosotros, en nuestro cuerpo, en nuestra memoria. Una poe´tica cotidiana, que lleva a los niños de lo simple y lo concreto a la fuerza imaginaria de la música y la poesía”.
Paula Fernández
Ojoreja
Cuando un proyecto llega a Narval pasa un tiempo de deglución.
Hace años, Pablo Albo nos envió La merienda del parque. El proyecto llegó en formato libro álbum con una ilustración que no era de nuestro agrado.
Sin embargo, las palabras… Ay, las palabras. Sonaban y resonaban tan bien. Se encadenaban, corrían libres, iban y venían, saltaban juguetonas. Podíamos contarlas en voz alta y la historia crecía y resonaba en nuestras cuerdas vocales y en las neuronas.
Y pasó el tiempo. El proyecto en un cajón. De vez en cuando, lo sacábamos y volvíamos a leerlo en voz alta. A fuerza de leerlo y de jugar con las palabras se había hecho nuestro. De modo que buscábamos quién ilustrara esa historia tan divertida. Y los meses pasaban y pasaban. Hasta que un día se produjo el milagro. Pablo Albo dijo que había encontrado a Cecilia Moreno y que ahora sí, ahora ya era posible. Y fue.
Cecilia Moreno creó este libro álbum. Consiguió que las palabras juguetonas se hicieran imagen. Y que las páginas se hicieran hipnóticas. Y que un cuasi infinito mundo de seres, habitantes de un parque, formaran parte ya de nuestra memoria icónica. Logró el milagro de crear algo nuevo que al mismo tiempo nos remite a códigos señeros: colores primarios y secundarios, líneas que se entrelazan con la historiografía iconográfica y con la estética del videojuego. La sencillez que se hace inmensa gracias a la perfecta fusión de texto e imagen.
La edición de las imágenes corrió a cargo de Patricia Metola y la del texto la hizo Irene Amador.
Hacer posible que confluyan las sinergias de la creación, lograr que un libro como La merienda del parque llegue a las niñas y niños de todos los confines del universo es lo que justifica nuestro trabajo editorial, muchas veces arduo y complicado, pero hermoso y placentero cuando logramos un libro como este.
Mercedes Bouzo
Narval Editores
¡Enhorabuena! me parece muy acertada esta forma de hablar de los libros.
La visión de los editores , editoras en este caso.
Es una manera de ver y entender cómo y por qué hay libros que salen a delante y otros se quedan en un cajón. También de ver cómo salen adelante los que, un día, se quedaron en el cajón.
saludos cordiales.