Por Sergio Andricaín
La Fundación Cuatrogatos y el Instituto Cultural de México en Miami invitan el jueves 7 de marzo de 2019, a las 7:00 p.m., a un encuentro con la destacada escritora mexicana Silvia Molina.
En este evento, Molina hablará sobre su trayectoria literaria y, en especial, sobre su trabajo dedicado a los niños y jóvenes. Además, presentará al público de Miami su libro Le comieron la lengua los ratones, ilustrado por Cecilia Varela y publicado en México por la editorial CIDCLI, que fue uno de los ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2019. La actividad tiene el apoyo del Programa de Autores Iberoamericanos de la Feria del Libro del Miami Dade College y de Cinco Books.
Nacida en Ciudad de México, en 1948, Silvia Molina estudió antropología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y es licenciada en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es miembro correspondiente por el estado de Campeche de la Academia Mexicana de la Lengua. Su obra narrativa para adultos incluye novelas como La mañana debe seguir gris (Premio Xavier Villaurrutia 1977), Ascensión Tun, Muchacha en azul y El amor que me juraste (Premio Sor Juana Inés de la Cruz 1998), y libros de cuentos como Dicen que me case yo y Un hombre cerca.
Dentro de su producción literaria para niños y jóvenes sobresalen títulos como La creación del sol y de la luna (Premio Antoniorrobles 1984), Mi familia y la Bella Durmiente cien años después (Premio Juan de la Cabada 1992), Quiero ser la que seré (Premio Leer es Vivir 1999 de Editorial Everest), El abuelo ya no duerme en el armario, Mi abuelita tiene ruedas, Marina y el pirata y Zapatos nuevos, entre otros.
Cuatrogatos entrevistó a Silvia Molina para conocer más sobre su quehacer dedicado a la niñez y, en especial, sobre Le comieron la lengua los ratones, obra que, en palabras del jurado del Premio Fundación Cuatrogatos, “habla sobre el dolor de la pérdida, el silencio, el poder sanador del cariño y el fluir de la vida”.
¿Cuándo escribiste tus primeros libros para niños? ¿Qué te motivó a hacerlo?
Tuve dos niñas y todas las noches les leía o les contaba cuentos, pero en ese tiempo no había en México muchos textos para niños. Yo les inventaba unos, y otros se los leía recurrentemente porque estaban en la etapa de querer escuchar los cuentos que se sabían. Por entonces estaba haciendo un posgrado en literatura mexicana y estudiaba los mitos de los dioses prehispánicos. Adapté muchos mitos de la creación para ellas, que luego publicó Silvana Cervera en Corunda. Pero no eran cuentos de creación.
Un día, mi marido, Claudio, fue al súper y llevó en el coche a nuestra perrita con su cachorra. Resulta que le robaron a la cachorra y llegó a la casa desecho. Por consolar a mis hijas y a Claudio escribí El misterioso caso de la perra extraviada. Fue mi primer libro de creación para niños y disfruté enormemente haciéndolo. Es tierno y simpático, estuvo en Ediciones Corunda, pero esta desapareció y no se ha vuelto a reeditar.
¿Qué te ofrece la literatura para niños como creadora?
Es un reto. Escribir es difícil. Al menos para mí. Pero escribir para niños es todavía más difícil. Tienes que atraparlos, enamorarlos, demostrarles que leer puede ser entretenido. Tienes que cuidar todo y eso es muy bonito, hay que limpiar y limpiar hasta que lo que escribes sea de fácil lectura y al mismo tiempo literatura.
Has escrito libros para adultos y para niños, ¿en tu caso existen diferencias entre ambos procesos creativos?
Es muy diferente escribir para adultos. Tú escribes una novela o un cuento y no tienes ni idea de quién te va a leer. Lo mismo un taxista (me ha pasado que me reconozcan en un taxi) que un ingeniero o una enfermera o una chica a la que le gusta leer. Escribir para niños es más concreto. Sabes que escribes para un primer lector y tienes que cuidar lo que haces, imaginar los sentimientos que conoce y el mundo que lo rodea. Cuando escribes para adultos puedes jugar metiendo cosas que se salen un poco de la historia, para niños eso sería imposible. No los puedes sacar de la historia.
Si repasas los libros para niños que has publicado, ¿aprecias cambios en tu manera de entender y crear este tipo de literatura?
Creo que no. No hay cambios. Busco entretener, divertir, hacer que los niños “sientan”. Busco historias donde haya calidez, travesura… Depende de la historia el tratamiento.
¿Por qué has prestado tanta atención en tu producción dedicada a la niñez a la historia y las costumbres de México?
Pasé casi todas las vacaciones en un pueblo cercano a la Ciudad de México con un primo mayor y su esposa. En el campo, cerca de las ruinas de Teotihuacán, a donde íbamos a caballo. Ese mundo me fascinaba por su contraste con la ciudad. Me gustaban la libertad, los colores de las siembras, los animales pastando, el tañido de las campanas. Luego estudié antropología para tratar de entender todo aquel mundo antiguo con el que nos topábamos todo el tiempo: levantabas en el campo figurillas, cerámica, tepalcate… Por otro lado he tenido la suerte de que mi familia haya tenido historias interesantes y las he querido recuperar, pero tienes que tener un marco histórico que te sostenga las historias.
Entre los numerosos libros para niños que has publicado desde los años 1980, ¿podrías seleccionar tres que te resulten especialmente significativos y explicarnos por qué?
Sí. Quiero ser la que seré, Le comieron la lengua los ratones y Dientes de conejo. Son significativos para mí porque son bastante autobiográficos. Soy disléxica, comencé a hablar casi a los cuatro años, y fui muy dientona. Entonces jugué con esas experiencias y me propuse contar esas historias desde el mundo de los niños.
No conocí a mi papá, pero tuve una infancia feliz, como cualquier otra, porque cuando eres niño todavía no sabes cómo es la vida. A pesar de todo lo que me pudo haber pasado, siempre tuve detrás de mí el amor de mi familia. Tal vez por ser la más pequeña.
¿Cuánto hay de tu niñez en Le comieron la lengua los ratones?
Hay mucha creación, desde luego, pero es parte de mi niñez. Amé a mis primos mayores y sus hijos son como mis hermanos.
¿Qué te hizo decidirte a contar esa historia como una narración en verso libre?
No es el primer libro que escribo así. Me gustan las líneas cortas porque para los disléxicos es más fácil leerlas, porque se prestan para el ritmo, porque te dejan jugar con los sonidos.
¿Qué aportan las ilustraciones de Cecilia Varela a la edición de Le comieron la lengua los ratones realizada por CIDCLI?
Cecilia Varela entendió muy bien el espíritu del libro y como es creadora hizo unas ilustraciones preciosas, llenas de amor y de ternura. Ella se lleva también el reconocimiento de ustedes.
¿Qué reacciones despiertan tus libros en los niños? ¿Hay alguna anécdota que puedas compartir?
He tenido muchas experiencias que me hacen seguir escribiendo para niños. Tengo un librito que se llama Marina y el pirata. La mamá del protagonista ha muerto y él se da cuenta de que el papá se ha vuelto a enamorar. Lo leí en un círculo de niños durante una feria, y uno de los niños se levantó y vino a sentarse en mi regazo y dijo en voz alta, tranquilo, sin llorar: “Mi mamá acaba de irse. Yo también estoy triste. A ti y a mí nos pasa lo mismo, pero tienes que saber que siempre voy a quererte”. La verdad, hizo que se me salieran las lágrimas. Fue un clic. En otra ocasión, también en una feria, leí Quiero ser la que seré y al final una chica como de prepa se acercó y me dijo que había leído en el periódico que yo iba a estar en la feria, y que había ido exclusivamente a decirme cómo le había ayudado mi libro. Que su mamá lo sacaba de la biblioteca y se lo leía, y que le había cambiado la vida. Me han pasado cosas así, muy lindas.
¿Qué le pides a un libro para niños?
A un libro para niños le pido que me emocione, que me divierta, que me haga sentir que conozco a los protagonistas, que me den ansias, que me urja llegar al final.
Entrevista publicada el 28 de febrero de 2019.
Trabajo en una secundaria, a mis alumnos les mando audios de la lectura de cada capítulo del libro “Quiero ser la que seré”, los cuales esperaban cada día, les enviara el que correspondía al día; algunos jóvenes escuchaban la historia junto a su familia, algunos compartían los audios; por medio de mensajes de whatsApp, comentábamos situaciones de la historia.
Muchos de los adolescentes se sintieron identificados con la historia de María del Carmen y lograron comunicar su sentir.
Me complace informar las reacciones que despertó en nosotros, la lectura de este libro.
Profra. Ruth
Muchas gracias por hacer esta entrevista a la Sra. Molina pues gracias a ella pude ir a la presentación de su libro. Me pareció una persona muy sensible y quedé encantada de ver tanto público como yo en la sala escuchándola. Felicitaciones Cuatrogatos por organizar este tipo de encuentros con escritores de calidad.
Para mi Silvia es un gran ejemplo.
Año su forma de escribir y sus relatos
Su hermana comenzó en mí el amor a la lectura la cual fomenté en mis hijos y hoy lo hago también con mis sobrinos
Todos hemos leído sus libros y son parte de un tesoro familiar