En 2015 celebran 40 años de publicados, pero no han perdido la capacidad de cautivarnos. Cuatro décadas es tiempo suficiente para probar que estos ocho libros tienen el don de permanecer y perdurar. Si los has leído ya, una buena forma de festejar sus “cumpleaños” es volver a sus páginas para reencontrarte con sus personajes. O, lo que es mejor aún, actuar como mediador y propiciar que nuevas generaciones de lectores conozcan a estos “cuarentones” que siguen divirtiendo, emocionando, intrigando e inquietando como si los hubieran acabado de crear.
El maestro de las marionetas, de Katherine Paterson (Estados Unidos)
Jiro, un joven aprendiz del teatro de marionetas, trata de descubrir la identidad del misterioso Saburo, un popular ladrón que roba para favorecer a los pobres. Katherine Paterson nos traslada a una Osaka de siglos atrás, donde la gente lucha por sobrevivir en medio del hambre y la corrupción. Esta novela histórica ganó en 1977 el National Book Award de Estados Unidos en la categoría de Literatura Infantil.
El cochero azul, de Dora Alonso (Cuba)
Dos hermanos (Azulín y Azulosa), su padre (Martín Colorín), un perro sato (Perroazul) y un caballo pintado de azul (Azulejo) salen en un carromato a recorrer una fantasiosa Cuba… Una actualización tropical del cuento maravilloso, que nos lleva a espacios como Pueblo Dormido, la Torre de los Sueños y la Esquina de los Encuentros. Por cierto, pocos libros pueden vanagloriarse de haber tenido, como este de Dora Alonso, una primera edición de 200 mil ejemplares.
Búho en casa, de Arnold Lobel (Estados Unidos)
Creado para la legendaria colección An I Can Read Book, de la editorial Harper Collins, este libro pone de manifiesto manifiesto una de las grandes virtudes de Arnold Lobel: texto e imagen no tienen nada que envidiarse uno al otro. Pueden leer la reseña de Javier Gómez en Cuatrogatos haciendo clic aquí.
Angélica, de Lygia Bojunga Nunes (Brasil)
Nuevos temas, nuevas formas. Con este, su segundo libro, Lygia Bojunga Nunes emprende su “revolución personal” de la literatura infantil y juvenil brasileña. Ganador del Premio al Mejor Libro para Niños de 1975 otorgado por la Fundación Nacional del Libro Infantil y Juvenil (FNLIJ) y también del Gran Premio de la Asociación Paulista de Críticos de Arte. Pueden leer la reseña de Sergio Andricaín en Cuatrogatos haciendo clic aquí.
Monigote en la arena, de Laura Devetach (Argentina)
Toda una poética de la infancia, una mirada lírica a lo cotidiano. Ganador del Premio Casa de las Américas 1975. Sobre Laura Devetach, escribió María Adelia Díaz Rönner en su libro Cara y cruz de la literatura infantil: “Fantaseo, humor, poesía observados desde una valoración ética diferente recuperan el trazado de un niño de carne y hueso, alborotado en un espacio creativo desde una inmediatez enteramente creíble”.
Strega Nona, de Tomie DePaola (Estados Unidos)
Cualquier mal, incluso la pereza por leer, puede ser curado por la entrañable Strega Nona. Esta obra obtuvo mención de honor de la Medalla Caldecott en 1976. Pueden leer la reseña de Irene Vasco en Cuatrogatos haciendo clic aquí.
Danny, el campeón del mundo, de Roald Dahl (Gran Bretaña)
Una inolvidable celebración de las relaciones padre-hijo; otra arista de la narrativa del gran Roald Dahl. Pueden leer la reseña de Daisy Valls en Cuatrogatos haciendo clic aquí.
La línea, de Beatriz Doumerc y Ayax Barnes (Argentina)
“LÍNEA: sucesión de puntos.
HISTORIA: sucesión de hechos.
Los puntos hacen la línea.
Los hombres hacen la historia.”
Un clásico del libro álbum latinoamericano y también de la literatura de compromiso social. Ganador del Premio Casa de las Américas 1975. Rescatado, después de una larga ausencia, por Libros del Eclipse.
Los conozco casi todos y el que me falta por leer, trataré de conseguirlo.
Libros inolvidables, que conservan su belleza y su humanismo.