¿Te gustaría empezar presentándote y diciéndonos quién eres y a qué te dedicas?
Mi tarjeta personal dice que soy Contador Profesional de Historias. Así que ese es mi oficio, mi profesión. Sí, a eso me dedico.
¿Por qué elegiste esa profesión?
Cuento cuentos porque me gusta, porque es lo que sé hacer. Porque no podría hacer otra cosa. Cuento para conjurar a la muerte, que es el olvido. Al nombrar las cosas, las cosas existen, toman cuerpo, se iluminan. Contar, como una lucha y una resistencia a la muerte y, además, yo creo que me hice cuentacuentos para poder dormir hasta la doce del mediodía.
¿Eliges los cuentos que vas a contar o cuentas los que te piden? ¿Cómo surgen tus cuentos?
A mí primero el cuento me suena en la oreja, y es una forma de buscar mi voz propia. Y soy yo el que cambio al contar las historias, al buscar mi voz, la misma voz para decir distintas cosas. ¿O acaso la misma cosa?, la misma historia. Historia a la cual –piensa Barthes– solo la muerte puede poner fin.
¿Cómo es eso?
La voz y su contraparte, el silencio… y sigo con Barthes: él dice “toda autobiografía es
ficción y toda ficción es autobiográfica”. Quizá, por eso cuento. Acaso se trate de asegurar la identidad. Acaso se trate de comprender ciertos hechos de nuestras vidas desentrañando misterios de otras vidas. Acaso se trate de un intento de recuperación y de reparación de uno mismo.
¿Cómo lo explicarías?
Creo que eso sucede cuando los cuentos pasan de la escritura a la oralidad. Uno toma palabras prestadas, palabras ajenas porque comparte la idea y el mensaje del autor, pero además –a nivel inconciente por supuesto-, uno exorciza miedos, angustias y desconsuelos. Pone en palabras las cosas no dichas, el cuento es la excusa.
Es una forma muy linda de explicar lo que significa “contar”…
Gide en su diario dice “contar es poner algo a salvo de la muerte”. La condena al silencio es, de alguna manera, una condena a muerte. Porque la palabra es vida (si no hablo, me muero; si no hablo, reviento). Y hablar es el principal modo de autoafirmación. Y se piensa porque se habla.
¿Alguna experiencia en particular al trasmitir las técnicas para contar cuentos?
Tuve una revelación cuando Santiago, uno de mis alumnos de la universidad, escuchaba contar un cuento de Manuel Mujica Láinez a una de sus compañeras. Santiago quedó fascinado y yo le pregunté por qué no escogía textos de ese autor, si le había gustado tanto el cuento. Santiago me respondió: “No, Mujica Láinez está atravesado por la escolaridad”. Lo había padecido tanto, que se había convertido en un autor maldito para él.
¿Cómo crees, entonces, que debería enseñarse literatura en las escuelas?
No creo que se pueda enseñar a otra persona a leer literatura. Es más bien un contagio que una enseñanza. Contar y leer literatura es como abrir la caja de Pandora, mirar adentro del cuarto de Barbazul, encontrar el tesoro de la isla. Quizá el que no lee, no conoce que existe una caja, el cuarto ni un tesoro. Pero sí, podemos mostrarles que existe una caja, una llave y un mapa, para que él pueda abra la puerta, descubra el tesoro o abra la caja. Es por eso que me interesa hacer valer mi trabajo como un trabajo cultural y no educacional.
Por lo que dices, entiendo que la escuela debería darles la llave para que sean los alumnos quienes abran la caja y no tratar de abrirla y meterlos adentro con “prepotencia pedagógica”.
Quiero marcar la diferencia entre literatura para niños y libros para niños. No me ocupo aquí de los libros didácticos y escolares. Tampoco de los libros juguetes, que pueden ser lindos, pero que no tienen nada que ver con el arte de las palabras. Sólo me ocupo de la literatura, de los textos que tratan de cuestiones fundamentales de la condición humana, que no intentan dar respuestas, sino que proponen, por el contrario, nuevas indagaciones sobre la experiencia humana; libros que utilizan el lenguaje de una manera poética, explorando su ambigüedad y complejidad, proponiendo una pluralidad de significados; textos que pueden ser leídos por adultos con intenso placer literario, pero que también pueden ser leídos y comprendidos, a un nivel más superficial, por los niños.
Como dice Ana María Machado, la literatura infantil tiene que hablar de todo: amistad, miedo, amor, muerte, divorcio, política, exilio, la búsqueda de la confianza en sí, el poder de la imaginación. En resumen, literatura infantil debería ser, aquella literatura que puede ser leída también por los niños y no exclusivamente por los niños. Entonces, sería la literatura que incluye a los niños y no la que excluye a los adultos.
¿Y qué diferencia te gustaría marcar entre un lector y un no lector?
Yo divido a las personas en dos tipos o clases, a saber: las personas dormidas y las personas despiertas. Las personas dormidas pasan la vida -o mejor dicho, la vida les pasa- y están como anestesiadas. Pareciera que no les funcionan los sentidos. En cambio hay personas despiertas. Personas que están atentas para disfrutar de todo, todo el tiempo. Sus sentidos están alerta. Claro que las personas dormidas sufren menos, y a veces, por algún hecho importante o golpe, se despiertan –¿o se despiertan de golpe?–, pero generalmente se mueren y nunca se enteran de que estaban dormidos. Ni que están muertos se enteran, parece. Por supuesto que las personas despiertas sufren más, pero disfrutan más porque viven, no duran. Creo que los libros nos ayudan a mantenernos despiertos. El que no lee no sabe lo que se pierde porque está dormido.
¿Qué sientes cuando estás narrando un cuento?
Los cuentos me hacen vivir vidas ajenas, agregarle un cuarto a la casa de la vida y
maravillarme, que no es poca cosa a estas alturas. Tener distintos puntos de vista de una misma cosa.
Cuéntame de las Jornadas Internacionales de Literatura Infantil y Juvenil que organizas.
Se llevan a cabo en Córdoba –por primera vez–, en Misiones –por tercer vez–, Tierra del Fuego –por segunda vez– y Buenos Aires –por cuarta vez. Participan escritores y teóricos de distintos países y argentinos. Este año contamos con la presencia de Manuel Peña Muñoz (Chile), Yolanda Reyes (Colombia), Sergio Andricain (Cuba-Estados Unidos), Diego Lebro (Colombia), Antonio Orlando Rodríguez (Cuba-Estados Unidos), Miguel Fo (España), Adrián Yeste (España), Marko Mosquera (Colombia), Gazel Zayad (Colombia) y Darwin Caballero (Colombia).
Como invitados argentinos contamos con la presencia de: Laura Devetach, María Teresa Andruetto, Liliana Cinetto, Lidia Blanco, Sandra Comino, Susana Itzcovich, Paula Bombara, Iris Rivera, Mario Mendez, Laura Roldán, Mónica Weiss, Graciela Bialet y Laura Escudero, entre otros.
Son las temas alrededor de la LIJ que soñé escuchar y por estos expositores. Los sueños siempre se me hacen realidad.
Cuando estás narrando, ¿cómo te sientes: niño o adulto?
Soy grande porque no soy niño, pero creo que jamás llegaré a ser adulto. Pongo demasiada pasión en las cosas que hago, en todas. No concibo la vida sin pasión. Y eso a veces me trae problemas. Es que siempre disfruto todo, todo el tiempo. El momento en que vivo es el más pleno y siempre tengo la sensación de que lo mejor esta por venir. Y así sucede. Por eso será que me enamoro todos los días como si fuera la primera vez y la última.
Más sobre Claudio Ledesma:
Narrador oral y expeerto en literatura infantil y juvenil argentino. Egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Estudió la Licenciatura de Artes Combinadas en la Universidad de Buenos Aires. Creó y dirige el Círculo de Cuentacuentos y la publicación Te doy mi palabra: noticias de los cuentacuentos. Ha representado a Argentina en fFestivales Internacionales de Cuentacuentos de Perú, Bolivia, Cuba, Chile, Uruguay, Colombia y México. Es director del Festival Internacional de Cuentacuentos Te doy mi palabra, que se lleva a cabo en Buenos Aires y distintas ciudades de Argentina desde el año 2000, y de las Jornadas Internacionales de Literatura Infantil y Juvenil de Argentina y Chile.
Mi total agradecimiento a este “grande” que un día me acercó un maletín de herramientas maravillosas para despertar la imaginación de mis alumnos, que les ayudó a perder el miedo de narrar por temor a olvidarse un pedacito de texto. Y grande fue mi sorpresa al narrar en los colegios en que dicto clases y que la mayoría de mis alumnos conocieran por ejemplo el cuento MIEDO, y que aún asi quisieran volver a escucharlo.
Gracias por haberte acercado a Comandante Luis Piedra Buena , Santa Cruz y regalarnos tu arte y tus conocimientos.
Por favor… volveeeeeeeeeeeeee, jajajaj que Dios te bendiga.
Hola Claudio, siempre me sorprendes, no sabia de tu blog, felicitaciones…
Muy buena entrevista realizada a Claudio Ledesma, los temas que plantea son vitales,tales como la Palabra,como elemento o forma de vencer a la muerte.
Sus estados de ánimo cuando narra y como de esa profesión hace su vida.
La lectura como hecho fundamental, en la vida del hombre,yo en lo personal creo que leer a conciencia,nos hace como dice Claudio más vivaces,pero también profundamente más buenos,por eso es que sigo a Claudio Ledesma
CLAUDIO ES ASI, ES UN GENIO APASIONADO Y GENEROSO, ABRIENDO CAMINOS CONSTANTEMENTE EN LA NARRACION.