Aunque primero se licenció en Psicología, con subsistema en Filosofía, en la Universidad Iberoamericana, y más tarde estudió una maestría en Artes Visuales en la Universidad Nacional Autónoma de México, Martha Riva Palacio Obón terminó convirtiéndose en una de las más destacadas figuras de las letras mexicanas para niños y jóvenes de la actuallidad. Sus obras han merecido importantes reconocimientos, como el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2014 por Lunática, el premio Gran Angular 2013 por la novela para jóvenes Frecuencia Júpiter y el premio El barco de vapor 2011 por la novela para niños Las sirenas sueñan con trilobites. Además, ha incursionado en la creación de guiones para la televisión y de paisajes sonoros.
Entrevistamos a Martha a propósito de Buenas noches, Laika (Fondo de Cultura Económica en 2014), uno de los libros ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2016:
¿Cuál fue la génesis de Buenas noches, Laika?
Ahora que los pienso, Buenas noches, Laika comenzó a gestarse desde que estaba en secundaria. También a nosotros nos avisaron durante una asamblea escolar que había muerto una compañera en un accidente. Un minuto de silencio y a lo que sigue. Como si no nos percatáramos de que nos estaban diciendo puras verdades a medias. En este libro, pude voltear a ver a los adultos de mi adolescencia y decirles: “¡No mientan! ¡Me doy cuenta de todo!”.
Por otro lado, la historia de Laika siempre me ha fascinado. La pequeña cosmonauta es un personaje trágico a la manera de los griegos. Antigona galáctica, cruza la inmensidad confinada en su perrera… Desde hace mucho tenía ganas de escribir sobre ella. Pero desde el principio me quedó claro que esta vez Laika no viajaría sola y que alguien estaría siguiendo su rastro desde la Tierra.
¿Cómo fue el proceso de escritura de esta novela para jóvenes? ¿Qué retos te impuso esta historia?
Escribir Buenas noches, Laika fue bastante complejo. Al llegar a la mitad del primer borrador, me di cuenta de que era necesario replantear toda la historia desde el principio. Después de dos semanas de frustración y de buscar pretextos para encerrar a la cosmonauta en el fondo del escritorio, me cayó el veinte de que no podía abordar la historia de Laika de la misma manera que la de Sebastián. Laika estaba en el espacio y ahí, las cosas flotan. No había razón para que el texto siguiera anclado al renglón. Laika estaba amarrada a su cabina, las palabras que la describían no. Había que borrar los límites, dejar que el lenguaje se moviera casi por inercia.
Otro reto fue recrear a partir del punto de vista de Sebastián, las dos primeras semanas de noviembre de 1957 en la Ciudad de México. Había que construir la experiencia de un pasado que no me había tocado vivir y ser capaz de transmitírsela al lector. Podemos narrar con exactitud todos los hechos y aún así resultar inverosímiles. Más que describir, se trata de evocar.
Por último, el suicidio continúa siendo uno de los temas tabú de la literatura infantil y juvenil. Además de investigar a fondo y definir desde qué ángulo iba a abordar el tema, hubo un momento en el que fue necesario asumir el riesgo de lo que iba a decir y no dar marcha atrás. El no perder de vista a Marina, con su labial y vestido rojo, fue de gran ayuda.
¿Has tenido oportunidad de escuchar las opiniones de los lectores jóvenes sobre el libro? ¿Cuáles son sus reacciones?
Sí, he podido enterarme a través de las redes sociales y de las ferias del libro de cómo han recibido mi novela. En general, me han llegado comentarios favorables y uno que otro reclamo por hacer llorar a mis lectores. Me han dicho que es una historia demasiado triste, pero también que les gusta que explore esta melancolía. Lo mejor es cuando me dicen que se identifican con mi historia, que pueden darse cuenta de que escribo desde lo que he vivido y que les gusta que ponga las cosas como son. Creo también que hay algo en Laika que nos lleva a lo más entrañable, a lo más vulnerable de nosotros mismos y que por eso muchos lectores se identifican con ella.
Buenas noches, Laika, Frecuencia Júpiter, Pequeño elefante transneptuniano… ¿Por qué el espacio cósmico es un referente con una fuerte presencia en tu obra, tanto narrativa como lírica?
Cuando mi papá me explicó a los siete años que vemos las estrellas como eran hace millones de años y no como son actualmente, porque el universo es tan grande que la luz tarda billones de años en atravesarlo, quedé impactada. Desde entonces no ha dejado de asombrarme lo que implica habitar un planeta. El espacio rebasa la experiencia humana. Es inconmensurable, infinito. Es el más allá. Quizás es un referente importante en mi obra porque es una forma de espantar la claustrofobia.
¿Qué te interesa como creadora de ficciones?
Me interesa seguir aprendiendo, encontrar formas nuevas de contar y ampliar mi registro. Me interesa ser caja de resonancia, exploradora submarina y no olvidar nunca que esto, antes que nada, es un juego. Solo así podemos crear ficciones para decir verdades que nos duelen sin que se nos quiebre la voz.
Hola
Leí Buenas noches Laika hace apenas unas semanas, me conmovió la sensibilidad de Sebastián, su esfuerzo por comprender al otro y en ese intento encontrarse a sí mismo. Algunos pasajes me recordaron Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco.
un abrazo
Ana Luisa Tejeda