¿En qué trabajan ahora? ¿Qué nuevos proyectos tienen en el horno? Esas fueron las preguntas que hicimos a cuatro escritores iberoamericanos de literatura para niños: Beatriz Giménez de Ory (España), Carlos Rubio (Costa Rica), Jacqueline Goldberg (Venezuela) y Georgina Lázaro (Puerto Rico). He aquí lo que nos contaron:
Beatriz Giménez de Ory:
“Acabo de entregar un nuevo libro: Para ser pirata, destinado a los niños que ejercen, en grupo o en ensoñaciones solitarias, la terrible profesión de corsario. Contiene veintiún poemas, casi todos muy rítmicos (algunos rinden homenaje a la vertiginosa polimetría de la Canción del pirata de Espronceda), en los que predominan el humor y el juego lingüístico, aunque también los hay eminentemente líricos. En el libro hay patas de palo, tesoros escondidos, cañonazos, naúfragos, un enemigo cruel…Pero, sobre todo, el barco / (con olas para llevarlo)“.
Carlos Rubio:
“¿Leyeron cuentos de hadas los autores costarricenses durante su infancia? ¿Qué significados ha alcanzado esa lectura en su producción literaria y su ideario estético? Esas son preguntas que nos hacemos durante un proceso de investigación que se lleva a cabo en la Universidad de Costa Rica después de realizar un estudio de la literatura infantil de este país centroamericano”.
Jacqueline Goldberg:
“Mi padre mencionaba Pitchipoï cada vez que, de viaje, pregunté: ‘¿Dónde vamos?’. Siempre creí que se trataba de una palabra inventada para huir de mis apremios infantiles. Pero hace un par de años descubrí que a los niños franceses les ocultaron Auschwitz diciéndoles que los trenes partían hacia Pitchipoï. La investigación —tan ardua como la que emprendo para un ensayo o un reportaje— me ofrendó detalles que desembocaron en el libro infantil que estoy trabajando de la mano de la joven editorial venezolana Libros del fuego y que he titulado, sin más, Pitchipoï“.
Georgina Lázaro:
“En este momento estoy escribiendo cuentos y rimas para libros de texto dirigidos a niños pequeños. Contrario a lo que algunos piensan, ese suele ser un gran estímulo para la inspiración y un magnífico ejercicio para la mano y la imaginación. Además tengo tres libros en distintas casa editoras, ya en el proceso de la ilustración. Uno de ellos surgió de una forma poco convencional: uno de nuestros artistas plásticos más versátiles y reconocidos, entusiasmado y seducido con las ocurrencias de una nieta muy pequeña, me pidió que hiciéramos algo juntos para canalizar esa emoción. Pronto estará en las manos de los lectores; manos pequeñas y grandes”.
Estoy en un proyecto para apoyar la ortografía a través de historias y leyendas infantiles donde niños aprendan que los padres no lo saben todo y padres conozcan que pueden ayudar a recuperar los valores que se quedaron en el camino de la vida… Una historia interesante donde la ortografía tal vez sea más importante de lo que creemos