Conversamos con la escritora y narradora oral española Paula Carbonell (Valencia, 1970), autora del texto de El más rápido, un entrañable libro álbum creado en coautoría con la ilustradora Ester García (Cáceres, 1984). Esta obra, publicada por Lóguez en el año 2016, se convirtió en el segundo título de esta editorial en obtener nuestro Premio Fundación Cuatrogatos (anteriormente dicho galardón había recaído, en el 2014, en Clarice era una reina, del autor e ilustrador colombiano José Rosero).
Residente en Cuenca, Carbonell es máster en Promoción de la Lectura y Literatura Infantil, licenciada en Humanidades en la Universidad de Castilla La Mancha y cursó el primer ciclo de Filología Románica en la Universidad de Valencia. Además, ha recibido numerosos cursos de formación en el ámbito de la literatura, la LIJ, la narración y los títeres.
Entre sus obras publicadas se encuentran Buscando el norte (OQO, 2008), Un perro y un gato (OQO, 2011), Gallito Pelón (OQO, 2013), Un día en el mar (La Fragatina Ediciones, 2014), El dragón que no era verde (La Fragatina Ediciones, 2015) y El Pollo Kirico (Libros de las Malas Compañías, 2017).
Esta oportunidad de entrevistar a Paula nos permitió conocer detalles sobre su trayectoria dentro de los libros para niños y, en especial, sobre el proceso de creación de El más rápido, libro que fue elegido de forma unánime como uno de los 20 ganadores del Premio Fundación Cuatrogatos 2017 por tratarse, a juicio de los integrantes del jurado, de una propuesta “que habla, con un lenguaje preciso y dibujos de notable poesía, de pobreza extrema y de explotación infantil, pero también de sueños y de cálidos vínculos familiares”, al tiempo que conduce a pequeños y grandes lectores a “un universo social e imaginario recreado con inteligencia, sensibilidad y maestría formal”.
¿Cómo llegas a la creación literaria para niños?
Siempre me ha gustado leer y escribir; tanto que decidí estudiar Filología Románica; pero por distintas razones no me examiné de quinto curso. En el año 1997 retomé los estudios en Cuenca, donde me había llevado el amor, pero al no haber Filología allí, me matriculé en Humanidades y por casualidades de la vida Pedro Cerrillo, uno de mis profesores, me sugirió que asistiese a un curso sobre Literatura Infantil que organizaban en la Biblioteca Pública de Cuenca.
Salí tan entusiasmada que decidí seguir formándome en ese ámbito; hasta que unos años después, cuando se creó el máster del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI) en la Universidad de Castila-La Mancha, el primero sobre esas materias en España, completé mis estudios especializándome en dichas disciplinas.
Leer, escribir, contar y contagiar mi entusiasmo por la literatura fue todo uno. Así es como supe lo que quería ser de mayor, y veinte años después sigo en ello. Cuento todo esto porque fue lo que provocó que en 2006, con mucha más experiencia en el bolsillo, de la mano de la editorial OQO llegara mi primer libro El viaje de las mariposas, que fue publicado en ocho idiomas. Entonces no fui consciente, pero ahí empezó para mí la creación literaria para niños y siempre estaré profundamente agradecida.
¿Qué te atrae del libro álbum?
Lo que me atrae de un buen libro álbum, pero también de un buen libro ilustrado, es que despierta la mirada artística o la nutre y, en cierto modo, hoy en día es el arte que podemos comprar.
A diferencia del libro ilustrado, el libro álbum (obviamente si texto e imágenes no son de un mismo creador) precisa de la complicidad de dos autores porque son dos lenguajes que se entrelazan para crear otra cosa, que va más allá de uno y de otro.
La imagen que más me gusta utilizar para ello es que en un buen libro álbum texto e ilustración se acompasan.
Aunque no siempre ocurre. Decía Saul Steinberg: “No se dibuja bien si se miente” (1) y parafraseándolo yo añadiría: “y no se escribe bien si se miente”. Y si quien dibuja y quien escribe no son la misma persona y no van de la mano en el desarrollo del libro álbum, el resultado se resentirá.
Lo peligroso de unir dos artes es que no estén a la par y cada vez nos encontramos más libros desacompasados o, como dice Arnal Ballester, imágenes que “maquillan cadáveres”; yo lo aplico también en sentido contrario: textos brillantes ilustrados de manera tal que invitan a las condolencias.
Muchas veces se confunde el arte con la decoración; la literatura con la instrucción.
Se ha abusado de un formato fantástico que puede ser cuestionado por ese mal uso; pero que sigue siendo esencial como formato histórico y de futuro.
¿Cuál fue el detonante de El más rápido?
Un documental que vi sobre niños que trabajaban limpiando pescado junto al lago Awasa en Etiopía. Se llevaban el pescado a la boca, mordían la piel con los dientes y la sacaban entera; me impresionó tanto que tuve que escribir sobre ello.
La atención a complejas problemáticas sociales que afectan a la niñez ha ganado espacios cada vez más significativos dentro de la literatura infantil: desde la migración y las guerras, por poner dos ejemplos, hasta, como es el caso de tu libro, la explotación laboral de los menores. ¿Qué te propusiste con esta obra?
Pues proponerme, no me propuse nada; fue más bien un impulso, la necesidad de contar aquello que había visto. En mi texto, o al menos ese fue mi deseo, no hay ninguna intención moralizante en el sentido de decir lo que está bien y lo que está mal; aunque todo lo que escribimos al final es moral porque habla de las acciones de las personas.
Creo que para mí la literatura muestra diferentes realidades o mundos (reales o no) y si infiere una enseñanza es adoctrinamiento, constantemente disfrazado de función didáctica, que es otra cosa. Últimamente se habla mucho de valores, se les da un poder a las emociones aisladas de las acciones y convertidas en instrumentos de pensamiento único que asusta.
¿Cuál es, a tu juicio, el mayor reto que conlleva el abordaje de temas como estos?
Sinceramente no creo que haya temas buenos o malos, es la forma de abordarlos la que es adecuada o no. Mi preocupación reside en contar lo que quiero contar como quiero contarlo, y para ello selecciono los recursos literarios que creo precisar.
Tengo otros textos, anteriores a El más rápido, que todavía no se han publicado, que versan sobre la guerra; sobre el conflicto palestino y/o sus consecuencias; sobre la prostitución infantil; sobre los niños que viven en cárceles… textos que hablan de lo que me inquieta, me preocupa, me emociona, me enfada, me entristece; sobre lo que me conmueve.
En literatura los temas esenciales son siempre los mismos: vida, muerte, amor, desamor, amistades, rivalidades… lo que envuelve esas vidas no es lo fundamental y debería dejar de obsesionarnos tanto si se repiten o no. Creo que lo importante es que cada nuevo libro aún versando sobre una misma temática aporte una forma diferente de abordarla, algo así como mirar en cada ocasión por un lado diferente del prisma.
El reto reside en dejar de lado esa necesidad imperante de robar los temas esenciales a la infancia o de descafeinarlos con finales felices, creo que es un modo de censura muy peligroso que nos pasará factura, porque además no se plantea en áreas audiovisuales como el cine, los videojuegos, las series…
La verdadera literatura nos da herramientas para enfrentarnos al mundo, es el lector el que saca sus propias conclusiones y si eso desaparece, corremos el peligro de que nos lleven a todos por una misma senda… Es por ello que agradezco a Lóguez la valentía de publicar El más rápido pese a no ser un tema comercial y fácil.
¿Cómo fue el proceso de creación con la ilustradora Ester García?
Fácil, trabajar con Ester es un lujo. Trabajamos todo el proceso juntas: secuenciación del texto, la composición, corregimos la parte textual que resultaba redundante una vez hechas las imágenes… He de confesar que cuando envió el storyboard y vi el guepardo por primera vez me desconcertó, porque en el texto no aparece; ese elemento es creación de Ester y se convirtió en la clave del libro.
Yo jugaba con el doble sentido de El más rápido, el niño que corre más; pero también el niño que tiene que trabajar más rápido. De pronto, Ester cerró el círculo con su guepardo, el animal más rápido y que transforma este texto en la mirada de un niño.
Ella lo explica muy bien, de pequeña se imaginaba que era un caballo y lo dibujaba, y se preguntó quién querría ser Dula. Gracias a ese felino un tema complicado se convierte en algo accesible sin perder un ápice de dificultad.
¿Qué te gustaría que quedara en los niños después de leer El más rápido?
La empatía con Dula, que descubran que existen otras realidades y quizás que se pregunten los porqués. Creo que los libros no deben dar respuestas, sino generar preguntas. Desearía que cuestionasen lo que leen, que me cuestionasen.
¿Qué satisfacciones te ha traído El más rápido?
Pues más allá de los premios; hemos recibido el vuestro: Premio Fundación Cuatrogatos 2017; también el Tercer Premio en la Feria de Ilustración de Emiratos Árabes 2017; y Ester ha sido finalista con él en The Golden Pinwheel Young Illustrators Competition en la Feria del Libro infantil de China (CCBF), en Shanghai, que en definitiva son reconocimientos a nuestro trabajo que me emocionaron muchísimo.
Además, El más rápido me ha permitido descubrir que es un libro sin edad. Durante meses ha sido el cuento preferido de Álvaro, el sobrino de mi amiga Lorena, que con apenas dos años se lo sabía de memoria, repetía con su lengua de trapo palabras complicadas a priori para un niño como vítores.
He descubierto que es un texto que emociona y que al final permite visibilizar una realidad sin aspavientos y sin dramatismo.
Nota:
Saul Steinberg es un dibujante de origen rumano que vivió en Estados Unidos y que trabajó para The New Yorker, uno de mis referentes. La cita es de Reflejos y sombras, Editorial Media Vaca, España.
Querida Paula, te felicito por la entrevista. En ella apareces como una escritora con una consistente formacion, en literatura infantil, escrita, oral y visual.
Pero lo que más me conmueve es que muestras una niñez que duele, de una manera que emociona a través de la literatura.
Recordándonos a todes que pese al sufrimiento de una niñez ignorada, estos son niñas y niños con imaginación, capaces de ver la belleza del mundo y vivirla.
Felicidades por los premios por “El más rápido”.
Un gran abrazo.
Gracias, Julio. Un honor viniendo de ti. Un abrazo enorme.
Es tanta la maravillosa información que nos proporciona Cuatrogatos ,que muchas veces las guardo y leo cuando tengo un tiempo de mayor tranquilidad-
Asi es .como tenia pendiente la lectura de esta entrevista
gracias a paula Carbonell por sus claras explicaciones .
Gracias a ti, Ana María. Un abrazo