Por Zully Pardo
Reseña de El libro álbum: experiencias de creación y mundos posibles de la lectura en voz alta, de Galia Ospina Villalba; prólogo Fanuel Hanán Díaz. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana en coedición con La Silueta, 2016.
Es grato encontrar una publicación latinoamericana alrededor de la reflexión sobre la literatura infantil, la pedagogía y la promoción de lectura, y es más grato aún encontrarla en una edición amplia y cuidada, generosa en ilustraciones, a color, en tapa dura y con un formato que no solo invita a leer, también invita a observar con detenimiento, a reflexionar, a inspirarse.
Esta obra refleja varios años de trabajo de su autora, Galia Ospina Villalba, quien en un tono amigable, inspirador, íntimo y en ocasiones poético ofrece al lector un acercamiento al género del libro álbum desde su conceptualización y sus prácticas de lectura, tanto en el aula de clases (a través de la pedagogía por proyectos) como en la biblioteca pública (en encuentros semanales de lectura en voz alta). No pasa por alto ningún detalle respecto al género del libro álbum: su pedagogía, su promoción y su análisis, siempre partiendo de su experiencia.
La obra se divide en cuatro secciones: “La experiencia de la lectura”, “El libro álbum: una alianza perfecta entre la imagen y el texto”, “La pedagogía por proyectos en los talleres de creación de libro álbum” y “La biblioteca: un lugar para compartir el ritual de la creación en voz alta”; adicionalmente incluye entrevistas a estudiantes creadores de libros álbum y a una experta en bibliotecas escolares: María Clemencia Venegas. Vale la pena destacar la participación en este libro de expertos en el tema como Beatriz Helena Robledo en la asesoría; Fanuel Hanán Díaz, en la redacción de la introducción; y María Cristina Gálvez, en la redacción del epílogo. Para cerrar el libro, Galia Ospina es generosa en la bibliografía, tanto en la de libros recomendados para leer en voz alta como en la bibliografía primaria y secundaria.
Con un tono cercano, profundo y reflexivo, la autora inicia su obra desde su experiencia como lectora partiendo de la idea del libro interno o psíquico, el libro de la intersubjetividad y el libro del mundo, inspirada en la tesis de Evelio Cabrejo Parra. A partir de allí no solo nos invita a conocer sus propios encuentros y desencuentros con el mundo literario desde su hogar y en la escuela, sino que motiva a reflexionar sobre el lugar de la promoción de la lectura y la educación en el individuo y en la responsabilidad del adulto mediador de “ensanchar su espacio íntimo para que habite el mundo y describa esa selva de símbolos que yace en su interior” (Ospina, p. 27). Así, la invitación para el mediador o educador es, como lo dice Fanuel Hanán Díaz en la introducción, “cuestionar las certezas que ponen en juego el recurso del espejo: mirar desde adentro y desde afuera al mismo tiempo” (p. 16).
Así, continúa su recorrido por experiencias lectoras propias y ajenas evocando el lugar de la lectura como un espacio de transgresión, juego y catarsis, no muy lejano de la frontera indómita que enunciaba Graciela Montes, y se encamina hacia la importancia de la comunicación y el diálogo como vehículo principal de la enseñanza y del acercamiento al mundo de libro y la lectura tanto en la escuela como en el hogar. “Formar a los padres, madres, bibliotecarios y maestros como mediadores de lectura implica potenciar el espectro de su sensibilidad, ayudarlos a ver la vida más intensamente para que sean portadores de una auténtica experiencia lectora” (p. 40), pero también implica abrirlos a ese otro, que puede ser un libro o un lector, y llevarlos a cruzar ese puente tendido por las palabras.
A continuación, profundiza en el libro álbum como género literario en el que la tensión entre observar cada detalle en la ilustración y pasar la página para continuar la historia dan lugar a una significación particular y una experiencia única. Tras una breve definición, la autora ofrece un panorama histórico de este género vinculando imágenes y contenidos, mostrando elementos locales y contemporáneos con antiguos y lejanos, como la relación que hace entre Mientras se enfría el pastel, de Claudia Rueda (Colombia, 2005) y Apple Pie, de Kate Greenway (Inglaterra, 1886).
A partir de ejemplos contemporáneos como El árbol rojo (Shaun Tan), El libro en el libro (Jörg Müller) y El increíble niño comelibros (Oliver Jeffers) define lo que llama la arquitectura del libro álbum, un análisis de cómo ciertos elementos editoriales y narrativos como las guardas, las ilustraciones, el uso de la doble página, el ritmo, las voces narrativas, la construcción de un personaje, la metatextualidad encajan en esas narraciones e influyen en la percepción de este tipo de libros. Concluye este capítulo compartiendo sus experiencias de lectura en voz alta, y sus propias percepciones con el libro álbum, respecto a las obras de Ivar Da Coll, Chris van Allsburg y Anthony Browne.
“La pedagogía por proyectos en los talleres de creación de libro álbum” es un capítulo especialmente interesante, dado que la bibliografía al respecto no abunda: las experiencias con el libro álbum en el aula rara vez se consignan en un documento de carácter vivencial, analítico y propositivo como el presente. Pocos son los docentes que tienen la oportunidad, el tiempo o el interés de compartirlas, escribirlas, difundirlas.
Para acercarse a la pedagogía por proyectos la autora sostiene que “se hace necesario partir de la experiencia del estudiante e incorporar sus conocimientos previos a los nuevos aprendizajes para poner en juego hipótesis, reformular creencias, planificar procesos de trabajo, comparar ideas, escuchar las proposiciones del grupo y aprender a autoevaluarse” (p. 95). Así, afirma que la educación es en sí misma una revolución política y que la investigación-acción es un poderoso instrumento para transformar las situaciones oscuras y caóticas.
“La incorporación del libro álbum en las prácticas pedagógicas reta al maestro y a los estudiantes a revisar sus propias concepciones de infancia, sus ideologías, sus cánones estéticos y los cambios de paradigma en la evolución del género” (p. 99), menciona, y a continuación narra paso a paso cada una de las etapas de este proyecto, su metodología, objetivos y niveles; llevando a la práctica conceptos expuestos al inicio del libro. Los resultados de este proyecto se materializaron en una serie de libros hechos por los estudiantes; estos son descritos cuidadosamente: libros objeto, silentes, inspirados en la tradición cultural, de procesos cotidianos, pasionales, imaginativos. Incluye, además, intervenciones de los estudiantes sobre su experiencia de creación, sus retos y dificultades, sus satisfacciones y frustraciones.
El libro cierra con un capítulo en el que se plasma el trabajo de campo de lectura en voz alta en dos bibliotecas públicas de Bogotá. Llaman la atención aquí las dinámicas de acercamiento de los niños y sus familias a los libros álbum, y la radical importancia de llevar a cabo una lectura en voz alta que le dé su lugar a los libros, que los enaltezca y que motive a los lectores a acercarse a ellos. Es conmovedor y muy diciente el paralelo que se hace entre los curiosos lectores y el oso protagonista del libro El oso que amaba los libros (Dennis Haseley y Jim LaMarche): curiosidad, interés, ganas de apropiarse de la palabra del otro, ver el sonido. Extractos del diario de campo son expuestos y se posibilita una mirada casi transparente a esos encuentros semanales alrededor de los libros.
Este libro no solo expone una mirada específica alrededor del género del libro álbum, también ofrece varias herramientas útiles para todo tipo de mediadores de lectura, desde padres hasta docentes y bibliotecarios: una definición y sustentación teórica (clara, ágil y accesible) sobre la pedagogía por proyectos, una propuesta metodológica detallada sobre esta dinámica alrededor del libro álbum, unas recomendaciones sobre cómo leer en voz alta, y la reseña y análisis de una selección de libros recomendados para su lectura en voz alta. Además, es un libro que puede leerse sin un orden específico.
Este es un libro de lectura recomendada para cualquier mediador de lectura. Prevalece lo poético y es sin duda una guía general alrededor de experiencias de creación y lectura en voz alta.
Zully Pardo, especialista colombiana en literatura infantil y juvenil, es comunicadora social con énfasis en producción editorial, multimedial y audiovisual. Diplomado en Corrección de Estilo y Máster en Literatura y Libros para Niños y Jóvenes de la Universidad Autónoma de Barcelona. Becada por la Fundación Carolina para el Curso de Edición en la Universidad Complutense de Madrid. Becada por la International Jugendbibliothek de Munich, Alemania. zupardoeditora@gmail.com
Excelente reseña! Gracias por compartirla.