Como parte de la Fiesta de la Lectura / The Reading Festival, evento que la Fundación Cuatrogatos desarrolló en Miami en el pasado mes de octubre, la escritora y profesora Daisy Valls impartió un taller de escritura creativa en español para adolescentes. El taller se realizó en la escuela bilingüe Coral Way K-8 Center, de Miami, y los participantes fueron alumnos de octavo grado de la profesora Inés Fajardo.
Daisy Valls nació en Cuba y se graduó de Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad de La Habana. Desarrolló una importante labor en las editoriales Arte y Literatura, Letras Cubanas y Gente Nueva. En Miami trabajó como profesora de español en el sistema de escuelas públicas del condado Miami Dade. Es autora de obras para niños y jóvenes como El monte de las yagrumas, El cuento del tomillar y Mi última clase (premio Migraciones: Mirando al Sur).
Como punto de partida para su taller, Valls utilizó el famoso microcuento “El unicornio”, del autor guatemalteco Augusto Monterroso. He aquí tres de los relatos escritos por los jóvenes estudiantes como resultado de su propuesta.
Estaban muy contentos celebrando el cumpleaños de Pepito. Todo marchaba a la perfección, cuando de repente Pepito empezó a sentir una inquietud. Todos se preguntaban qué pasaba ya que todo parecía ir bien hasta el momento. Pero en su interior Pepito sabía que algo andaba mal. Lo primero que pensó fue que su mascota, un dinosaurio, estaba en peligro. Decidió ir a su cuarto a comprobar cómo estaba, pues ese era el lugar donde permanecía, y efectivamente, el dinosaurio no estaba. Entonces Pepito se echó a llorar. Pepito lloraba desconsoladamente; no podia creer que su mascota, que tenía desde pequeño, se desapareciera así como así. Sentía por el dinosaurio un cariño muy fuerte, inmenso, y no podia pensar en otra cosa sino en qué había pasado con él, dónde estaría. De pronto su cumpleaños se había convertido en uno de los momentos más tristes de su vida. ¡Pero ah, sorpresa! Ha sentido unos ruidos y abre bien los ojos para ver la primera imagen: era el dinosaurio, y detrás de él venían la familia y sus amigos que traían un gran pastel y lo rodeaban cantándole el happy birthday. Ese día Pepito lo pasó de maravilla con su mascota. Al acostarse por la noche, cansado de tanto disfrutar, se le acercó al dinosaurio y le susurró al abrazarlo: “¡Qué bueno que todo fue un sueño!”.
–Daily Perdomo
Estaba corriendo. Correr era lo único que todavía tenía deseos de hacer, pues quería escaparse, refugiarse de esa abominación. Ya sabía cómo era él y no tenía mós opción sino corer. Cada Segundo que pasaba se le acercaba más y más el dinosaurio. El dinosaurio tenía hambre y buscaba un niño de trece años, pero él no quería ser la cena de ese monstruo. Paró de correr para respirar profundo cuando vio que el dinosaurio se había quedado atrás. Pero esa idea no fue brillante, ni siquiera un poquito inteligente. Ya el animal estaba tan cerca que tuvo deseos de parar y rendirse. Estaba cansado, sentía la saliva seca en su boca. Su boca estaba seca como papel de lija o papel de arena.
El dinosaurio tenía hambre. Siguió corriendo hasta la casa pero el dinosaurio le seguía detrás. Entró a la casa, los pasillos se hacían más estrechos. Su cuarto estaba solo a unos pies. Abrió la puerta y saltó a su cama con el mayor miedo del mundo. “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”
–Christian Delarocha
Era el año 5432 en la ciudad de Miami, donde todo parecía fantástico y la tecnología era lo más avanzado del mundo. Allí, entre los carros y edificios flotantes estaba Erick, un niño que siempre andaba curioseando.el mundo antiguo. Había visitado muchas veces lo que quedaba de la escuela Coral Way y había aprendido todas las situaciones posibles de la vida en el siglo XXI. Pero Erick no estaba satisfecho; siempre quería saber más. En la Internet buscó información sobre civilizaciones que ya no existían y aprendió sobre los egipcios, los persas, y otros.
Con su máquina del tiempo se fue hasta 123 millones de años en el pasado. Con esta supercomputadora localizada en su cerebro pudo ir a un lugar extraño ubicado en la prehistoria. Lo exploró por horas y notó que había diversos insectos y peces. Después de un tiempo en el lugar sintió un sonido extraño y vibraciones en la tierra. Cuando vio lo que era se asustó, pues su computadora lo identificaba como un dinosaurio, pero Erick creía que se trataba de un gran lagarto. Se echó a correr pero a los pocos metros este se hallaba delante de él.
Qué terror sintió.
Cuando finalmente logró entrar a su casa se desmayó y tuvo un corto sueño o más bien una vision, tanto horror y tanta angustia ya habían pasado. Pero cuando despertó el dinosaurio estaba allí: El lagarto grande también había viajado en el tiempo.
–Eduardo Alvarez
Impresionante.
Siempre es una fiesta un taller como éste.