Los miedos de Joaquí­n

Los miedos de Joaquí­n. Rubén Silva

A la manera de un cuento dentro de otro comienza Los miedos de Joaquí­n, del escritor peruano Rubén Silva. El narrador, alguien que no sabemos con certeza quién es, describe la escena inicial casi cinematográficamente: una habitación blanca y frí­a donde hay una cama de hierro que permanece vací­a. Debajo se encuentra una niña que canta (¿será ella la persona que abandonó la cama?, ¿lo habrá hecho por miedo?). De pronto una voz (¿acaso la del narrador omnisciente y fantasmagórico?) la invita a dejar a un lado sus temores y, para conjurar esos sentimiento, le propone contarle la historia de Joaquí­n, -un niño que tení­a miedo a una sola cosa en el mundo .

Silva logra una narración sobria e imaginativa que explora, alegóricamente, el mundo de los terrores infantiles y algunas de sus causas. Un relato sugerente, donde lo realista se confunde con lo absurdo y lo oní­rico para mostrarnos los efectos de la violencia doméstica y de la enfermedad en la psique infantil. Los dos planos narrativos “uno muy breve y otro más extenso “ resultan esenciales; ambos terminan fusionándose con destreza para lograr un final conmovedor y poético.

Las ilustraciones y viñetas de Carmen Garcí­a contribuyen a subrayar la atmósfera del relato de Silva, a veces opresiva. Hay poca luz en todas ellas para remarcar la noche, ese momento en que los temores del niño cobran formas de pesadillas monstruosas.

Los miedos de Joaquí­n es un libro que nos deja pensando una vez que terminamos su lectura, que nos invita a volver a sus páginas para dar con el profundo sentido de la historia y, lo más importante, que nos obliga a cuestionar la relación que, como adultos, entablamos con los niños, para construirla sobre las bases del respeto a la sensibilidad y la inteligencia de los chicos, e intentar garantizarles una vida decorosa.

Rubén Silva es narrador, poeta y traductor. Ha trabajado como editor para varios sellos editoriales en Perú. Con Los miedos de Joaquí­n debuta, con muy buen pie, en la novela para niños.

Obra finalista del Premio Fundación Cuatrogatos 2014.

Sergio Andricaí­n