Los tres cerditos

Los tres cerditos. David Wiesner

Después de conocer las estupendas recreaciones publicadas en años recientes por Jon Sciezka y Lane Smith (¡La verdadera historia de los tres cerditos!) y por Eugene Tirvizas y Helen Oxenbury (Los tres lobitos y el cochino feroz), parecí­a que nunca otro libro relacionado con esos personajes de la tradición oral podrí­a sorprendernos de nuevo. Bien, esta obra del estadounidense David Weisner viene a recordarnos el prudente refrán "nunca digas nunca".

Aunque las tramposas primeras páginas puedan inducirnos a creer lo contrario, no se trata simple y llanamente de una nueva versión de Los tres cerditos. Wiesner toma sus personajes y su punto de partida del famoso cuento de la tradición oral para concebir un inteligente juego semántico y espacial. Los cerditos escapan, para el desconcierto del lobo, de los "sets escenográficos" en que transcurrí­a su historia, se introducen lúdicamente en otros cuentos y terminan trayendo un dragón y un gato violinista a su argumento original. Claro que cualquier intento de explicar con palabras este álbum sólo será un pálido acercamiento a la experiencia insustituible que representa introducirse en sus páginas.

El trabajo de ilustración y de narrativa visual, que mezcla estilos de representación y técnicas diferentes “acuarela, tintas, gouche, lámpices de colorear “ es extraordinario. Las lí­mites de las páginas parecen borrarse para que los personajes transiten por distintos universos con la complicidad sorprendida del lector. Pocas veces un álbum con tanta inventiva ha alcanzado la medalla Caldecott (que con frecuencia parece estar reservada para libros bellos, pero no atrevidos en su concepción); este lo logró en el 2002. Con su transgresor Los tres cerditos, Wiesner pone de relieve, una vez más, su talento y sus originales puntos de vista sobre lo que es un picture book para niños pequeños.

Antonio Orlando Rodrí­guez