Para Nina

Para Nina. Javier Malpica

Esta novela para jóvenes sale airosa de un reto complejo: recrear los problemas de identidad de género de un protagonista. La acción transcurre en la capital mexicana “con un capí­tulo introductorio ubicado en a mediados de los años 1980 y el grueso de la trama una década más tarde “ y está enfocada en las interioridades de una familia de nuestros dí­as. Nina, la abuela, les habla a sus nietos Eduardo y Claudia de aventuras y amores que solo existieron en su imaginación. Frida, la madre, pareciera más enfocada en su vida sentimental que en entender a sus hijos y apoyarlos en su tránsito al mundo de la adultez. Eduardo alberga en un cuerpo masculino una mente y una sensibilidad femeninas, mientras Claudia se reconoce de manera menos conflictiva como lesbiana. El trí­o de personajes juveniles se complementa con Santiago, un condiscí­pulo de Eduardo que, a pesar de la fortaleza de su cuerpo y de sus puños, es gay y se siente inclinado al travestismo.

Las aventuras y desventuras del estudiante y portero de fútbol Eduardo (y su proceso de aceptarse y de ser aceptado socialmente como Victoria Citlali Dorina de la Concepción) se relatan en primera persona a través de un diario entre humorí­stico y dramático, con pinceladas irónicas y convincentes referencias a la música, la moda y las celebridades del perí­odo en que se desarrolla la historia. Aunque no falta algún episodio que fustiga el machismo y la violencia por prejuicios sexuales, los problemas de Victoria nunca se exponen desde una perspectiva que haga énfasis en lo social, sino como dramas humanos que colocan al personaje ante retos que debe sortear con ingenio y voluntad, en aras de la fidelidad a sí­ misma.

Los personajes juveniles de esta narración rebosante de humanismo no son freaks ni "distintos", simplemente tienen sus propias preferencias e inclinaciones y el valor para no traicionarlas. Uno de los aciertos del libro es presentar a Eduardo y Santiago como parte de una comunidad que lucha “de variadas formas “ por su derecho a un espacio, a la visibilidad y al respeto de los otros.

Al texto podrí­a reprochársele que no nos permita conocer con un poco más de profundidad a Claudia y también que los capí­tulos finales avancen a un ritmo un tanto precipitado, brindando una imagen un tanto romántica del complejo proceso que implica el cambio de género. Sin embargo, Javier Malpica (Ciudad de México, 1965) logra crear personajes multimensionales, verosí­miles, que se proyectan con calidez a lo largo del relato, y episodios tan divertidos y reveladores como la almodovariana fiesta travesti.

Javier Gómez