Voces en el parque

Voces en el parque. Anthony Browne

"Pienso que uno de los aspectos más negativos de la educación, al menos en Inglaterra, es la manera como los adultos subestiman la sorprendente capacidad de observación visual que tienen los niños, a quienes se les hace creer que crecer, madurar y convertirse en seres educados, significa dejar atrás las imágenes y evolucionar hacia las palabras. Esta es una de las razones por las cuales Inglaterra es una nación visualmente iletrada". Las propias palabras de Anthony Browne, uno de los más reconocidos autores ingleses de libros de imágenes, sintetizan lo que ha sido su trabajo: una búsqueda inteligente y rigurosa para proponer al público en general “no solo a los niños “ nuevas formas de ver, de leer y de relacionarse con el lenguaje pictórico. Su obra ha ayudado a romper ese estereotipo tan arraigado según el cual los álbumes son solo para los más pequeños, para aquellos lectores que, por ser "iletrados", necesitan valerse de las ilustraciones como un lenguaje sencillo y de menor complejidad que el verbal. En su caso sucede exactamente lo contrario: la ilustración crea un universo lleno de referencias culturales y artí­sticas, de pistas visuales, de claves y de guiños permanentes que consideran al lector como alguien inteligente y suspicaz, capaz de completar e interpretar el texto, sin importar su edad.

La producción de Browne ha mantenido un ritmo constante a lo largo de los años y en su trabajo sobresalen tí­tulos como Gorila, El libro de los cerdos, Cambios, El túnel, Zoológico y la serie de Willy. En esta ocasión, las constantes estilí­sticas ya tan familiares para los seguidores de su obra, tales como las alusiones a obras de arte famosas, la recreación de sí­mbolos e imágenes urbanas, el toque surrealista que transforma lo cotidiano y la predilección por los personajes de gorilas con caracterí­sticas humanas, cobran fuerza y se renuevan para contar una historia aparentemente simple: el paseo al parque de dos perros, con sus amos.

Alrededor de Victoria, una fina perra labrador, y de Alberto, un perro de raza indefinida, se entretejen las cuatro voces de sus dueños, para narrar la misma historia del encuentro “o, mejor, del desencuentro “ en el parque desde cuatro puntos de vista diferentes. Así­ tenemos acceso, por una parte, a la versión de la madre sofisticada y a la de su hijo y, por otra, a la del padre desempleado y a la de su hija. Cada voz plantea una perspectiva, una forma peculiar de ver y de contar y este juego de contrastes y de planos afecta incluso detalles como el tipo de letra, que identifica a cada uno de los personajes.

El libro de Browne, en el que también se hacen evidentes las preocupaciones sociales y un toque irónico de crí­tica social sutilmente manejado, no se agota, ni mucho menos, en una primera lectura, sino que invita al lector a leer y a releer, a mirar, a descubrir cada vez más detalles insospechados y a desconfiar de la idea superficial de que la realidad es una sola. Como los gorilas de sus cuentos, que nos devuelven el reflejo de lo animal y lo humano oculto en cada persona, este hermoso libro, de edición impecable y cuidadosa, plantea un desafí­o al lector lúcido y curioso de cualquier edad, para que observe con atención y recomponga en su interior su versión particular de la historia, es decir, para que construya el camino de su propia lectura.

Yolanda Reyes