Ojo avizor

Escrito como si de una bitácora se tratara, esta fantástica obra narra el último viaje del Dr. Chatwin, experto en animales en vías de extinción, quien sale en busca del chili invisibilus o chilibilus. El libro, escrito por Marcelo Simonetti, ilustrado por Marcelo Escobar y publicado por Escrito con Tiza, a través de sus páginas nos brinda la posibilidad de acompañar al explorador por la región más austral de Chile.

 

La edición contiene dos notas: una introductoria, que informa sobre el hallazgo del diario que vamos a leer, quién lo escribió y por qué; y otra nota, localizada al final, que describe las circunstancias en las que se recuperó el documento y los motivos para su publicación.

Ambientada en la Patagonia chilena, la historia recorre los espacios reales de la isla Little Wellington. Las exuberantes ilustraciones, llenas de color y expresividad, retratan de forma fidedigna plantas y animales de la región. También incluyen algunos bocetos en los márgenes de las páginas, presumiblemente elaborados por el mismo Dr. Chatwin, con el correspondiente nombre científico del elemento representado o una descripción del mismo.

Los textos del cuaderno de anotaciones son breves y dan cuenta sucintamente, con un lenguaje poético y un humor delicioso y sutil, del sentido que este viaje va adquiriendo para el protagonista. De los 82 días que dura el periplo del Dr. Chatwin, solo se comparten los apuntes de aquellos en los que ocurre algún hecho significativo.

En principio el lector pudiera pensar que el chilibilus es una criatura exótica y escurridiza e, incluso, pudiera llegar a dudar de su existencia. Sin embargo, a medida que la lectura avanza nos damos cuenta de que este representa mucho más que el objetivo de una pesquisa científica porque, al igual que otros personajes míticos del imaginario humano, el chilibilus cristaliza ese anhelo intenso de encontrar algo para develar sus misterios.

 

La naturaleza ejerce gran influencia a medida que nos adentramos en las profundidades de los paisajes explorados por el Dr. Chatwin, dejando de ser una simple atmósfera para convertirse, en sí misma, en un personaje de gran peso en la propuesta gráfica.

 

Entre el texto y la imagen existe una extraordinaria simbiosis, lo que hace de este un libro muy singular que ofrece varias interpretaciones. Su lectura exige hacer inferencias, por los saltos temporales que se dan en el relato, y por las relaciones que se establecen entre los distintos elementos que componen la página.