Cuando San Pedro viajó en tren
  • Cuando San Pedro viajó en tren

    Liliana Bodoc
  • Ilustraciones de Valeria Docampo.
    Colección El barco de vapor.
    Buenos Aires: 2008

Cuando San Pedro viajó en tren. Liliana Bodoc

Un relato realista con recursos poéticos

Sin dudas, Liliana Bodoc será recordada por La Saga de los Confines. Su osadí­a ya era evidente en esas obras inaugurales: introducirse en el mundo literario de su admirado Tolkien, pero combinando el fantasy con mitos de pueblos originarios australes.

Me referiré a una obra de otro tipo, quizás menos conocida. Se trata de Cuando San Pedro viajó en tren. Podrí­amos decir, a simple vista, un cuento realista. Desde allí­ Liliana nos habla del desarraigo. Aunque, como siempre en literatura, la cuestión es cómo lo cuenta.  Se trata del viaje en tren que realiza una madre, Ofelia, con su hijo, Nicanor, desde su pueblo natal, San Pedro. Nunca habí­an viajado, y ahora se marchaban a la gran ciudad, para reunirse con el padre de Nicanor. El hombre habí­a viajado antes hacia -la dentadura de la gran ciudad, que le comí­a las orillas  al campo, buscando trabajo. 

Pero ese tren era singularmente lento.

-Vamos a comer y vamos a dormir ”dijo (Ofelia) ”. Porque el viaje es largo .

Nicanor escuchó: -Vamos a comer y vamos a dormir porque el viaje es triste . Y el chico, con su mamá dormida como la mayorí­a de los pasajeros, empezó a caminar por ese tren que cada vez se alejaba más de San Pedro. Fue entonces que descubrió que la locomotora, adelante, era el lugar del tren más alejado de su pueblo. 

Finalmente el chico se encuentra con el guarda del tren, un empleado que lo escucha y advierte el problema: el tren era singularmente lento porque Nicanor y su madre llevaban un equipaje muy pesado. -¡Llevan su pueblo entero como equipaje! Y aunque el tren es fuerte, no puede cargar con un rí­o, campos sembrados, amaneceres enteros, un sol y un cielo . Y también le explicó que algunos pasajeros, de esos que llevan pesados equipajes, suelen volver a sus pueblos, al principio muy seguido, luego de tanto en tanto. Y en cada viaje dejan un rí­o, una arboleda, unos campos. Van alivianando el equipaje.

Pero Nicanor no es de esos. Muchos, muchí­simos años después, vuelve. Pero con su nieto. Y el tren seguí­a singularmente lento.

Bodoc compone un personaje que sostiene la historia con verosimilitud y poesí­a. Para ponerse a la altura de su personaje, logra pensar exactamente como él. Muestra el dolor del desarraigo desde el niño. Y las explicaciones convincentes de ese empleado ferroviario, que desempeña el papel de adulto. Aquí­ una metáfora resulta más aclaratoria que cualquier otra explicación.  

Los padres son figuras acompañantes, secundarios, laterales. Nicanor es quien carga con toda la tristeza de la migración. Es decir, con la emoción. 

Liliana Bodoc fue capaz de contarnos un terrible drama social (los americanos sabemos de esto en estos tiempos, así­ como los europeos y asiáticos huyeron de guerras y hambrunas en su tiempo), la tragedia de dejar atrás la historia familiar y personal, inexplicable desde la razón, con el recurso de mostrar ese drama desde su raí­z emotiva.

Carlos Silveyra