"La pradera de los unicornios", "Melusina", "Balada del dragón viajero"

Sergio Andricaí­n

La pradera de los unicornios

Allá lejos, muy lejos,
en los confines del mundo,
donde el cielo y la tierra se besan,
hay una enorme pradera
poblada de unicornios.
Para cada persona y cada duende existe uno:
yo tengo el mí­o; tú, el tuyo.
Solo hace falta que lo llames con el pensamiento.
Entonces vendrá junto a ti
con su trote grácil y su aliento cálido.
Si estás alegre, compartirá tu risa.
Si estás triste, se llevará las penas.
Allá lejos, muy lejos,
en los confines del mundo,
un amigo espera por ti.


Melusina

Melusina tiene pena
por su gran cola de pez,
y la oculta de la gente
en una tina de Fez.

Entre semana va y viene
ligera sobre sus pies,
pero el sábado se encierra
donde no la puedan ver.

Por amor a un caballero
de hada pasó a mujer
y en castigo la volvieron
algo que no quiso ser.


Balada del dragón viajero

Dragón, dragoncito, ¿por qué has venido?
     Porque escuché tu nombre por los caminos.

Dragón, dragoncito, ¿qué me has traí­do?
     Mi amistad y un corazón encendido.

Dragón, dragoncito, ¿a dónde vas?
     Lejos, muy lejos. Me voy. Allá.