Ojo avizor

Desde que conocí a Tana Oshima, a ella y a sus libros, mi gusto por el cómic y la novela gráfica se ha llenado de gotas de lluvia y humedad. Quiero decir que ha crecido y se ha alegrado. Aquí es un buen lugar, el libro azul celeste con texto de la escritora portuguesa Ana Pessoa e ilustraciones de su compatriota Joana Estrela, traducido al español por Paula Abramo para Ediciones El Naranjo, cae en mis manos junto a la lluvia de septiembre de Miami.

La edición física es hermosa, parece una libreta escolar "de afuera", así decimos en Cuba cuando el objeto parece haber sido hecho en otro país, con materiales de calidad y con ese olor de las cosas extranjeras que es tan atractivo al olfato. Aquí es un buen lugar cuenta una historia de afuera. Su protagonista vive adentro. exiliada en ella misma. y la historia que cuenta es el mundo visto desde un interior intrínseco e introvertido, un interior que necesita comprender el mundo, su propio mundo, el mundo al que tarde o temprano deberá adaptarse. Todo eso es contado de la manera más iconoclasta y sincera que te puedas imaginar, de la manera más gustosa, como dicen los brasileños. Pero adentro, por ahora, es un buen lugar. 

Nada de eso funcionaría si las ilustraciones no fueran también ese lugar, salvaje, lleno de confrontación, lleno de una adolescencia de la que se va saliendo pero que igual incomoda, aprieta, da risa, da ganas de reír y llorar al mismo tiempo. ¿Qué puedo decir de un libro lleno de gatos, venados, calcetines, sábanas, molestias y pensamientos estériles que devienen pensamientos de suma importancia? Pues eso, puedo decir eso. 

Un poco después de la mitad del libro, un venado pregunta: "¿Qué es un pensamiento?". Es ahí cuando lo cierro y me quedo pensando qué debería tener un buen libro para ser un buen lugar, cuando se supone que todos los libros son buenos lugares. Pero no es cierto. Todos los libros no son buenos lugares. Aquí es un buen lugar no es un lugar acolchonado, pero sin duda quedaremos atrapados en él.