La oca azul
  • La oca azul

    Lilia
  • Traducción de Irma Zyanya Gil Yáñez.
    Colección Afortunada.
    Madrid: 2018.

La oca azul. Lilia

No somos más que la suma de nuestras memorias. A lo largo de la vida, nos convertimos en exploradores y vamos cazando tesoros que guardamos en un cofre llamado memoria. 

Probablemente cuidamos ese cajón de recuerdos con la misma fuerza que cuidamos nuestra vida. O, aún más, la vida de nuestros afectos. Después de todo, son esos afectos los protagonistas de nuestras memorias más preciadas. A ellos les debemos ese banco de imágenes en movimiento al que siempre queremos volver cuando la nostalgia se acerca o el olvido nos nubla la mente. 

"Cuando uno se va, no se lleva nada material, se lleva lo que ha vivido". Esa frase me la dijo alguien muy especial y, desde entonces, trato de recordarla siempre. 

Uno de los regalos que nos da la vida es la posibilidad de escoger eso que conocemos como “la familia elegida”. Por eso, una oca puede adoptar a un cocodrilo y cuidarlo como si fuera su propio hijo. Esa relación maternal entre un ave y un reptil es el motivo que encontró la artista argentino-coreana Lilia Lee para escribir e ilustrar La oca azul, un precioso cuento publicado por la editorial madrileña Lata de Sal con traducción al español de Irma Zyanya Gil Yáñez

Y si hay recuerdos que van directo al cofre de la memoria, esos son los que se construyen con una madre, sin importar quién ocupe ese rol en la vida de cada persona. 

Este cuento azul-sutil nos regala una hermosa relación con el recuerdo. Nos pasea por el lago y nos convierte en testigos del devenir del tiempo. Y en ese transcurrir de la vida, hay momentos en los que la memoria empieza a fallar y los recuerdos se desdibujan como acuarelas. Entonces, es el afecto quien viene al rescate y nos mece como a un niño en sus brazos. 

"Yo fui tu bebé y ahora tú eres el mío. Te voy a cuidar siempre", dice Cocodrilo a su madre en este sencillo y emotivo álbum. 
Leonardo Van Schermbeek