El gran espíritu

El gran espíritu. Tomás Olivos

Llevar las tradiciones de los pueblos aborígenes al adolescente citadino no es tarea fácil. La espiritualidad indígena suele ser mal entendida e interpretada, cuando no tergiversada, por los cánones de la cultura occidental. Por eso suelen ser pocas —y por ello, más apreciadas— las obras para jóvenes dedicadas a revelar los misteriosos entresijos de esas tradiciones, entre ellas, los efectos de la ayahuasca. 

Ese brebaje, preparado a base de raíces naturales, puede curar afecciones o padecimientos nerviosos, emocionales o afectivos, tras provocar una respuesta bioquímica sanadora en el organismo, según diversas investigaciones científicas, entre ellas, la recogida por el antropólogo Jeremy Narby en su libro La serpiente cósmica, que reseñé hace un tiempo en mi blog con el título “La serpiente cósmica: visión chamánica del ADN”. 

Me sorprendió hallar una descripción tan fiel de esas experiencias en El gran espíritu, un libro del ilustrador chileno Tomás Olivos, con texto de Nicolás Rojas, publicado por la editorial chilena Saposcat y dedicado a jóvenes adultos, que aborda ese tema con gran audacia y precisión.    

Su protagonista, un individuo alienado para quien las relaciones humanas no tienen sentido y cuya vida cotidiana no le proporciona placer alguno, decide abandonar la ciudad y emprender un viaje que lo lleva a parajes apartados de la civilización, en el corazón de la selva amazónica. Allí entrará en contacto con una tribu, cuyo chamán le hará beber una pócima vegetal que le provocará diversas visiones.  

Las ilustraciones de Tomás Olivos son la guía principal de la narración. El uso de colores principalmente primarios y secundarios, las figuras humanas de brazos muy alargados que se curvan como grandes ofidios y, en general, el concepto visual de la gráfica, son elementos que conectan perfectamente con el tema.   

El gran espíritu funciona como una parábola del aislamiento que sufren las personas en medio de la civilización, aunque se encuentren rodeadas de sus semejantes; un sentimiento que contrasta con la recuperación de su individualidad y de la conexión humana cuando regresan a sus orígenes, como criaturas biológicas, recuperando su esencia al entrar en contacto con la naturaleza. 

Esta inmersión en el pensamiento primitivo, donde el hombre busca su identidad perdida, es un homenaje a un modo de vida que sigue hablándonos en medio de la civilización. Esa sola razón es suficiente para hacer de este libro una interesante popuesta artística para debatir en el aula o en familia.   

Y para los que deseen explorar, a la luz de la ciencia, el misterio bioquímico de estas “curas” emotivas y psicológicas, les recomiendo acercarse a las obras de antropólogos como Jeremy Narby para conocer más sobre estos remedios ancestrales cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. 

Libro ganador del Premio Fundación Cuatrogatos 2021.
Daí­na Chaviano