Muros

Muros. Agustí­n Fernández Paz

Confieso que al principio este libro lo sentí­ un tanto descriptivo para la vorágine de acción desenfrenada que viven los niños de hoy. Pero muy pronto me atrapó la generosidad de ese gran roble que cobija a un par de entrañables amigos: Helena y Adrián. El ilustrador fue cómplice de esa protección al representar el árbol como una sutil figura maternal.

Algo irrumpe en ese idilio perfecto y cristalino de los protagonistas, amenazando la ilusión que se ha construido dí­a tras dí­a, hoja tras hoja ¦ Los niños no son informados de las decisiones adultas, y menos aún de las polí­ticas vecinales que afectarán directamente su rutina de juegos y complicidades. Ellos deben ir armando por sí­ mismos los retazos de aquel rompecabezas que les conducirá al terrible descubrimiento.

El tiempo fue pasando. Las hojas del roble mudaron de color, del verde al amarillo, del amarillo al naranja, del naranja al marrón.Se marchitaban, y con ellas también los deseos que ahora eran imposibles de alcanzar.

Y después comenzaron a caer a uno y otro lado del muro, empujadas por el viento y ajenas a cualquier prohibición hasta que las ramas se quedaron desnudas de deseos y de hojas.
Con una prosa invitadora a continuar descifrando el misterio, el autor nos interna en ese conflicto de la humanidad, tan viejo como vigente. Desde las antiguas ciudades amuralladas que le imprimí­an fortaleza al entorno hasta los cercados fronterizos de hoy que hieren el paisaje y separan los afectos.

La justificación siempre es la seguridad. Y los verdaderos motivos no varí­an mucho: las inevitables corrientes migratorias, con la discriminación que acarrean. El primitivo instinto territorial que aún conservamos no nos diferencia de otras especies y es hábilmente alimentado por nuestros gobiernos.

El muro de esta novelita es modesto, pero no menos doloroso. Nada escapa al conflicto vecinal, ni siquiera la escuela. Todo se confabula para alterar la vida, la amistad ¦ Con un despliegue de sensibilidad y emociones, los protagonistas de Muros son capaces de trascender las barreras, gracias a su creatividad y cariño. Una historia de fe y esperanza, desarrollada con prosa sugerente y poética, que Agustí­n Fernández Paz conduce de manera magistral.

Elena Dreser