"Catalejo" y otros poemas

Maylén Domínguez
Catalejo

Me habría gustado mirar todas las cosas
de este mundo complejo y fascinante.
Mucho tiempo observé con mi ojo, lleno
de ilusiones, un rumbo inolvidable.
He escuchado que todo va cambiando:
Los caminos, los hombres, los lugares.
¿Qué habrá sido de la muchacha aquella
que reía, lejana, en un paisaje?


Carta náutica

Pues… yo hubiera preferido
ser una carta de amor…


El ancla

Era el último viaje, lo sabía,
y esa noche no quise ya aferrarme
a las rocas de siempre. Mi deriva
fue bogar inconsciente en el oleaje.
Muy ligera, flotar desprevenida,
como el aire…


Barquillo de papel

Ah, barquillo de papel,
no llegarás hasta el río:
los charcos de lluvia son
solo besos del camino
que juguetean, fugaces,
sobre los campos rendidos.
Pero sigue, no detengas
tu navegar intranquilo
pues las piedras te saludan
y te canta el romerillo,
quien quisiera pilotear
sobre tu mástil de niño.

Barquichuelo de esperanzas,
aunque no llegues al río,
en tu anhelo tal vez quepan
todos los mares crecidos.


Amor de brújula

La brújula enamorada
no quiere que el marinero
llegue a tierra, y ha trocado
todas las rutas del tiempo.
Busca llevarlo a algún rumbo
donde no exista el recuerdo
de una novia que ha dejado
más allá del puerto viejo.
Gira y gira locamente
la brújula, en su deseo,
de convertirse en muchacha
como en un cuento perverso
donde no exista la novia,
donde no quepan regresos.
Por los mares de este mundo,
sin norte o sur, sin comienzo,
sin almanaque… ¡si un hada
llegara en este momento…!

Qué será de la que espera
y su torpe marinero…


A una estrella marinera

Las del cielo quisieran navegar,
niña bañada,
sumergirse en tu mundo de coral,
como las algas.

Pero ansías brillar en lo más alto,
caprichosa estrella,
sin galaxia y sin cielo destinado.
¡Qué chiquilla terca!