Ojo avizor

En el lejano San Petersburgo del siglo XIX, un funcionario del gobierno descubre una mañana, al despertar, que su nariz ha desaparecido. Poco después, cuando sale a la calle, encuentra a un elegante señor que baja de un carruaje y, atónito, descubre que el fulano es su propia nariz. Los apéndices nasales que se sublevan en este divertido álbum publicado por Narval nos remite, de alguna manera, a Gogol y su célebre relato satírico. Como en la narración del gran escritor ruso, las narices de los habitantes del pueblo de Moreda de la Sierra deciden darse a la fuga, aprovechando el impulso que les proporcionan los estornudos de sus propietarios. Solo que sus motivaciones para la huida son otras y están más que justificadas. El texto de José Antonio Rodríguez Lozano, directo, fresco y burlón, está muy bien complementado por las humorísticas ilustraciones de María Balmaseda. Narices es una fábula con final feliz, contemporánea y atemporal; un divertimento de carácter surrealista que, a no dudarlo, resultará lectura placentera para muchos niños. Me encantaron las guardas, en las que las narices realizan todo tipo de actividades, desde hacer yoga y bailar hasta pescar, tocar el saxofón y... leer un libro que, con un poco de suerte, sea tan ameno como este.