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'Rimas de sol y sal', de Aramís Quintero, ilustraciones de Alex Pelayo. Santiago de Chile: Alfaguara.
"Todo se lo dio el clavel", "La múcura y el cántaro", "Mi damita, la luna", "Viene rodando una ola", "El Caballero de Copas"< Aramís Quintero
Todo se lo dio el clavel
a la clara clavellina:
su clarín y su esclavina
de carmín y de oropel,
su clavicordio de miel,
sus claves de fa y de sol,
sus clavijas, una col,
un cascabelito viejo,
clavículas de conejo,
tres clavos y un caracol.
La múcura y el cántaro
salieron los dos juntos,
contándose historietas
de difuntos.
Por el camino viejo,
camino de la fuente.
Y los cogió la noche
de repente.
El cántaro: “¡Qué horror!”
La múcura: “¡Qué espanto!”
Los dos: “¡Qué miedo tengo!”
(Jamás gozaron tanto.)
Mi damita, la luna.
Mi color, el añil.
Mi arbolito, la tuna.
Mi estación, la de abril.
Mi paisaje, los cerros,
la laguna, el pinar.
Mi animal, el caballo,
y el caballo de mar.
Mi canción, la del viento
cuando cruza veloz.
Y la voz del silencio,
donde hay siempre otra voz.
Viene rodando una ola.
Me dice: “¡Hola, qué tal!”
Y se envuelve en una estola
de espuma y sal.
Viene sola y se va sola
bajo el cielo azul vitral.
Me deja una caracola
de cristal.
Y la huella de su cola
brillando a la luz astral.
El caballero de Copas
huyó a galope tendido,
pues lo dejaron sin ropas
unos bandidos.
En medio del alboroto
perdió también la copilla,
y sacó un huesito roto:
la rabadilla.
Fue un día de mucha suerte,
pues no perdió su caballo.
Y como era el mes de mayo
el sol no estaba muy fuerte.
Llegó al castillo callado,
y el Rey no lo vio llegar.
Día más afortunado,
¡ni hablar!
El caballero San Román,
en su caballo Juan Ramón,
perdió su lima y su limón
en unas lomas de Milán.
¡Qué triste y dulce el tulipán!
¡Qué triste el vuelo del halcón!
¡Qué triste el galgo y qué orejón
sobre sus sábanas de holán!
El caballero San Román
perdió su lima y su limón.