
"Dragón princesa", "Valiente", "Un dragón naranja"
María García EsperónDragón princesa
¿Has oído hablar
del dragón princesa?
Era muy hermosa.
Esta es su leyenda:
Nació en un castillo
de la Gran Bretaña.
Era la heredera
de un reino de magia.
Todos sus hermanos
eran caballeros.
Ella solamente
era su escudero.
Limpiaba las botas,
pulía la armadura,
bañaba al caballo
al claro de luna.
Iba por el agua
y hasta horneaba el pan.
Lavaba la ropa,
cuidaba el trigal.
Cierto día un hada
se le apareció:
–Pídeme un deseo.
–¡Quiero ser dragón!
Volar por los aires,
cuidar un tesoro…
Quiero tener alas
y escamas de oro.
En todas las tierras
quiero ser famosa.
No tan solo bella,
sino valerosa.
Luchar por los pobres
y los afligidos.
Dar agua al sediento
y luz al camino.
El hada encantada
por tan buen deseo,
sacó su varita
y dijo sonriendo:
–¡Que te llamen todos
princesa dragón!
La de alas de oro
y buen corazón.
Serás desde ahora
el dragón princesa
y páginas de oro
tendrá tu leyenda.
Valiente
Era un caballero
llamado Valiente.
Era muy honrado,
muy noble y muy fuerte.
Vivía en un castillo,
tenía su armadura,
su espada y su casco
color de la luna.
Tenía su caballo,
un brioso alazán
de crines de seda
llamado Sultán.
A un viejo castillo
un día, una vez
llegó el caballero
con hambre y con sed.
–¡Ah del castillo!
¡Hospitalidad!
Salió una princesa
con ojos de mar.
–Gentil caballero,
hermoso alazán,
marchaos de aquí,
os pueden matar.
Un negro dragón
es mi carcelero.
El dragón es mago,
un cruel hechicero.
–Yo puedo salvarte,
hermosa princesa.
Con este pañuelo
te doy mi promesa.
La bella princesa
desapareció.
Ante el caballero
estaba un dragón.
Resoplando fuego,
rugiendo feroz
atacó a Valiente
el negro dragón.
A Valiente, entonces,
con garras de hierro
la fiera malvada
lo aferró del cuello.
Lo elevó a la torre
para destrozarlo...
pero llegó a tiempo
Sultán, a salvarlo.
Del cielo en picada
se lanzó el dragón.
La espada, Valiente
en su piel clavó.
Convertido en humo
así se esfumó
ante el caballero
de claro valor.
La bella princesa
agitó el pañuelo
desde la ventana
de sus aposentos.
Y Valiente entonces
regresó a su tierra
con su fiel caballo
y con su princesa.
Un dragón naranja
Un dragón naranja
en la antigua China
vivía en el árbol
de las mandarinas.
Era el favorito
del Emperador
de entre sus dragones
de raro color.
Y lo refrescaban
con los abanicos
y lo alimentaban
con manjares ricos.
Y pulimentaban
todas sus escamas
y lo perfumaban
con esencias caras.
Su cabello de oro
esclavos trenzaban
con sartas de perlas
y con esmeraldas.
Pero por la noche
el dragón naranja
contaba sus penas
a la luna clara:
Era un prisionero
en jaula dorada
por que no se fuera
sus alas cortaban.
El dragón naranja
quería volar
y probar el sueño
de la libertad.
El dragón naranja
quería conocer
montañas y ríos
el hambre y la sed.
La luna apiadada
le hizo brotar
de nuevo las alas
y pudo volar.
En la noche inmensa
se hizo libertad
lágrimas derrama
de felicidad.
Y se fue volando
a reinos de nieve,
de arena, de viento,
de nunca y de siempre.
Cuenta la leyenda
que el Emperador
buscó vanamente
al bello dragón.
Y abrazado al árbol
de las mandarinas,
se quedó llorando
en la antigua China.