Ojo avizor

A todas las niñas y los niños les gusta jugar. No creo que sea una generalización peligrosa. No me gustan las generalizaciones. Pero esta es una generalización más bien divertida, realista. Juguetona. 

Sí, a todos los niños y las niñas les gusta jugar. Cada quien encuentra un patio que se adapte a los estándares de su diversión. El resultado de una buena jornada de juegos es siempre el mismo: pasarla bien. A veces los juegos no salen como uno quisiera, pero de eso no hablaremos aquí. El fin último de jugar es divertirse. Y eso no es un secreto para nadie.

Aunque un secreto puede ser un juego. O jugar a los secretos puede ser muy divertido. Pero, ¿a quién se los contamos? Pues a nadie: ¡es un SECRETO! ¿Y si le preguntamos a Oliver Ka? Él escribió un cuento que se llama Mi árbol de los secretos. Lo ilustró Martine Perrin y lo publicó en español la editorial Kókinos. Seguro ellos saben.

¡Sí que saben! Porque nos regalaron este libro mágico que es una experiencia extraordinaria. Imaginen que más que un libro, nos entregaron un artefacto fascinante: un libro-objeto, un juguete de papel y tinta con el que podemos pasar horas jugando. Abrimos el libro. Encontramos páginas secretas. Objetos escondidos que se develan con un solo movimiento. Árboles pop-up que se levantan cargados de secretos… ¡Secretos de todos los niños y niñas del mundo!

¿Y cómo habrán llegado todos esos secretos ahí?

Las ilustraciones, didácticas y lúdicas, no dejarán que te despegues de esta historia. Empezarás a recordar todos tus secretos y tu árbol echará raíces con el tiempo. Cuando comience a florecer, esas flores-secretos se irán volando con el viento a reunirse (y a jugar) con otros miles de secretos de todos los niños y niñas del mundo.