Ojo avizor

Franco Vaccarini ha escrito una novela de horror y ciencia ficción para jóvenes que podría leerse simplemente por el puro goce de la emoción. Sin embargo, Efecto mutante es más que aventura y suspenso. Es una visión introspectiva sobre la individualidad del “raro”, de esa clase de persona que tiene la sensación de ser diferente al resto. Habla de la búsqueda del ser humano para hallar a sus semejantes… aunque a veces no sean lo que hubiéramos creído o querido que fueran.

Camilo Scorza, el protagonista, es un estudiante de Ciencias de la Comunicación que aspira a ser reportero investigador. Le fascinan los misterios y busca incesantemente casos para presentarlos a la revista Pista Cero, que se ocupa de hechos criminales. 

Todos esperan la vacuna que los pondrá a salvo de una pandemia viral que es achacada a las aves, pero Camilo tiene acceso a una dosis experimental, antes que el resto de la población, gracias a su nueva vecina Malala, con quien empieza un romance. 

Hago un alto para señalar que, aunque la trama se desarrolla en medio de esa pandemia que provoca el pánico general, con las consabidas medidas de aislamiento e higiene tan familiares en nuestros días, lo cierto es que Efecto mutante se publicó en febrero de 2020, lo cual indica que fue escrito antes de que el COVID-19 se convirtiera en la plaga que nos ha mantenido en vilo durante tantos meses. Tómese esta coincidencia como un elemento más que confirma a la ciencia ficción como un género capaz de adelantarse a los acontecimientos que muchos suponen improbables. 

Tras la vacuna, extraños sueños e imágenes comienzan a asediar a Camilo. Cuando está inmerso en su malestar, la directora de una asociación que se dedica a salvar felinos le ruega que investigue quién o qué está matando a los gatos. Al principio, Camilo se resiste a tomarla en serio, pero cuando la propia mascota de su novia desaparece, decide ocuparse del asunto. Sus pesquisas lo llevan a descubrir un mundo poblado de pesadillas mucho más cercanas y siniestras de lo que hubiera imaginado. 

Una mención especial merecen el trabajo de ilustración y diseño. Cada capítulo es resumido en pequeñas viñetas al estilo cómic que se van intercalando por todo el libro. Haber optado por la tonalidad azul-blanco-negro, y no por un mayor colorido, me parece un acierto, porque esos tonos refuerzan la atmósfera gótica de la historia, que atrapa al lector desde sus inicios.