“La caja de los juguetes”, de Claude Debussy y André Hellé

Corría el año 1913… En Francia, André Hellé, un conocido ilustrador de libros y revistas infantiles, convenció a su amigo Claude Debussy para que compusiera un ballet para niños. En parte para complacer a Hellé y en parte motivado por Charlote (“Chouchou”), su hija de siete años de edad, Debussy comenzó a trabajar en La boîte à joujoux (La caja de los juguetes).

La partitura para piano de esta “pantomima para niños” estuvo lista en el mes de octubre y no tardó en ser publicada, acompañada por las ingenuas y coloridas acuarelas de Hellé, por la casa impresora Durand et Cie.Recientemente, en una visita al museo La Orangerie, de París, tuvimos la suerte de ver un ejemplar de esa primera edición de La boîte à joujoux –una auténtica joya bibliográfica– como parte de la exposición Debussy, la música y las artes.

El argumento de La caja de los juguetes, ideado por el propio Hellé era sumamente sencillo, y Debussy lo resumió de esta manera: “Un soldadito de cartón se enamora de una muñeca; él intenta probarle su amor, pero ella lo traiciona con Polichinelle. El soldadito se entera de su aventura y empiezan a ocurrir cosas terribles: una batalla entre soldaditos de madera y polichinelas. En resumen, hieren gravemente al amante de la bella muñeca. La muñeca lo cuida y vivieron felices y comieron perdices”. Interrogado acerca de cómo debía ser representada la obra, explicó: “De la manera más sencilla –¡incluso infantil!… Los personajes deben conservar sus movimientos angulares, su aspecto burlesco de recortes de cartón, sin los cuales la obra no tendría ningún sentido”. E insistió en que “solamente unas marionetas pueden manifestar el significado del texto y la expresión de la música”.

El estreno de La caja de los juguetes en la Opera-Comique fue pospuesto por desacuerdos de Debussy con la concepción del director P-B. Gheusi. No fue hasta 1918 –después de la Primera Guerra Mundial– que el ballet subió a escena, utilizando la partitura para piano. Para entonces, ya Debussy había muerto y no pudo hacer objeciones al montaje con diseños de inspiración cubista presentado por el suizo Otto Morach en el Teatro de Figuras de Zurich. Pero su deseo de que los personajes de la pantomima fueran títeres se cumplió.

En 1919 se estrenó en París, interpretado por bailarines, en el Theatre-Lyrique de Vaudeville. Como el compositor nunca llegó a orquestar la obra, esa tarea fue encomendada a los músicos Charles Koechlin y André Caplet, quienes habían colaborado con Debussy en creaciones como Gigues y Le martyre de St. Sébastien. En 1964, el Teatro Nacional de Guiñol de Cuba estrenó su versión, dirigida por Carucha Camejo.

Aquí, algunas de las ilustraciones de Andrew Hellé para la edición príncipe de La caja de los juguetes.

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