Ojo avizor

Con el aliento de las viejas leyendas rusas, esta novela de Beatriz Giménez de Ory dirigida a los pequeños lectores narra la historia de siete hermanas, conocidas como las Matrioshkas, que viven en Barinia, un pueblito aislado por una avalancha de nieve. Para sobrevivir, y mientras esperan a sus padres que han partido para crear mejores condiciones de vida en otro sitio, las pequeñas solo cuentan con la leche y el queso obtenidos de una vaca, los huevos que pone una gallina y la lana de una oveja. 

Muchos peligros acechan a las niñas por doquier, desde el Jinete sin Alma hasta las malvadas ondinas de la Laguna Negra. Con el fin de sortearlos, deberán recurrir a su astucia y a la paupérrima herencia que les dejó su madre antes de partir. Se trata de objetos sin utilidad aparente o escasa, tales como una aguja con su dedal, una pulsera de hojalata, un collar de coral y una flor de diente de león, entre otros.

Aunque las hermanas cuentan con la ayuda y el consejo de la tía Vasilisa, una tejedora adivina que nació para ser maga, los imprevistos y la inexperiencia las exponen a situaciones muy difíciles. El argumento se desarrolla recurriendo a diversos procedimientos que van desde los conjuros en verso hasta el recurso de una narración dentro de otra narración.

Mención aparte merecen las ilustraciones de Verònica Aranda, con una atmósfera que, sea oscura o luminosa según la escena o el personaje, nos remonta a esa infancia diáfana e inocente que echamos de menos.

Estamos ante una obra de exquisita factura que aborda diferentes temas —el amor fraternal, la riqueza de la flora y la fauna, el engaño, las ventajas de la cooperación, y otros—, y propicia el encuentro de los niños con la imaginación, la poesía y la belleza de las palabras.